Gran Canaria tierra adentro: tres excursiones para descansar de la playa

Palmerales en las inmediaciones de La Sorrueda, en la Caldera de Tirajana.

Viajar Ahora

Gran Canaria es famosa por sus playas. Pero más allá de las costas la isla se transforma en un laberinto de valles, montañas y riscos. Una buena red de carreteras comunica los principales puntos de la isla facilitando la visita y la aventura de internarse por lugares fuera de ruta. Te mostramos tres excursiones por el interior de la isla en la que vas a descubrir que la cultura insular es mucho más compleja de lo que te muestran las urbanizaciones turísticas o las grandes ciudades. Tres paseos que te ayudaran a comprender la historia local y la especial relación que los hombres y mujeres de Gran Canaria tuvieron con su entorno. Tres recorridos abiertos que puedes incluir en tus planes de viaje.

VALLE DE AGAETE

Situado en el extremo noroccidental de la isla, Agaete es uno de los municipios más apreciados por la población local para pasar sus momentos de ocio. El objeto de este post es explorar la isla más allá del litoral, pero obviar la costa agaetense es un verdadero pecado. Junto al Puerto de Las Nieves hay un par de buenas playas que alternan bolos medianos y arena negra y un complejo de piscinas naturales (Las Salinas) que son una auténtica gozada –ideal para ir con niños-. También hay una pequeña ermita en la que se guarda uno de los retablos flamencos más hermosos y antiguos de Canarias . Pero lo que nos importa está más allá del mar y del coqueto casco histórico de Agaete, que bien merece un paseo detenido y un par de cervezas en El Perola , uno de los mejores bares de la isla y toda una experiencia en sí mismo. En el Huerto de Las Flores, un delicioso jardín botánico en miniatura, hay una cafetería en la que puedes probar el delicioso Café de Agaete, una exquisitez digna de paladares exigentes.

La GC-231 conecta los diferentes puntos de interés del Valle, una de las comarcas más fértiles y panorámicas de la isla. Para los amantes de la arqueología, la primera parada está a apenas unos metros de las últimas casas del casco de Agaete. El Maipés de Arriba (Dirección: C/Chapín sn, Agaete; Tel: (+34) 928 171 177; Mail: museosyarqueologia@arqueocanarias.com ) es un extenso campo de piedra volcánica que los antiguos canarios –los pobladores de la isla antes de la conquista española- convirtieron en un enorme cementerio. Hoy se pueden ver gran cantidad de túmulos y cistas que revelan complicadas relaciones de parentesco y jerarquía (se han localizado más de 700 tumbas-. En el centro de interpretación hay abundante y buena información sobre el lugar y las costumbres funerarias de los antiguos isleños. Carretera arriba el verde toma protagonismo y se convierte en omnipresente en las inmediaciones de San Pedro. Es aquí dónde se localizan las grandes fincas dedicadas a los frutales, la vid y el café. La Bodega Los Berrazales Bodega Los Berrazales se puede visitar.

Más allá de San Pedro las alturas ganan protagonismo y el Valle se estrecha hasta buscar su encuentro con las cumbres de la isla a través de los riscos de El Hornillo, una pared casi vertical de varios cientos de metros de altura cuajada de casas cueva muchas de las cuáles aún están habitadas. Una compleja red de andenes, escaleras y pasadizos comunica este barrio vertical que toda una joya de la antropología y la historia. Eso sí, visitarlo requiere dejar el coche y caminar. Otro lugar fuera de asfalto que bien merece una visita es el Yacimiento Arqueológico de Bervique –Visvique o Birvique también la llaman-, un antiguo poblado de cuevas artificiales que se encuentra en el camino que sube a las alturas de Tamadaba.

LA CUENCA DE TEJEDA

Hace poco, el pueblo de Tejeda fue incluido en la lista de los más bonitos de España . Y un paseo por sus calles cuajadas de casitas de arquitectura tradicional canaria. Pero el entorno ayuda mucho a crear esa imagen de lugar idílico. El pueblo está situado en un profundo socavón que pone de manifiesto que, en algún momento, una enorme masa de tierra y rocas que debía ascender por encima de los 3.000 metros desapareció dejando este magnífico hueco que es la Caldera de Tejeda. Los caminos van de aquí para allá conectandopequeños caseríos con casitas blancas ytejas rojas, bancales de cultivo,almendros y, en las alturas, el verde del pinar.

Y qué hay que ver. Pues mucho. Tejeda es un pueblo bonito y bien merece una parada detenida. Otros lugar imprescindibles son Artenara y Acusa Seca Artenara y Acusa Seca , un impresionante pueblo excavado en la pared de una meseta en la que perviven casas cueva que han sido habitadas sin interrupción desde hace milenios. Aquí podremos encontrarnos con las huellas de la isla anterior a la llegada de los europeos . Rastros que también perviven en lugares como el Almogarén del Bentaiga, un calendario excavado en la roca por los antiguos canarios para determinar el paso de las estaciones –se puede visitar el yacimiento y un interesante centro de interpretación-, o las Cuevas del Rey, un antiguo poblado donde aún persisten antiguas pinturas y rastros evidentes del día a día de aquellas gentes.

Y después está la naturaleza. Imponente en esta parte de la isla. Desde la Cruz de Tejeda, un lugar ideal para tomar un café mirando uno de los paisajes más impresionantes de la isla, parte la carretera GC-150 que se interna en los pinares hacia lugares imperdibles como el Pico de las Nieves (máxima altura de la isla) –dónde a parte de vistas increíbles hay varios pozos de nieve del siglo XVII-, Los Llanos de la Pez (dónde el pinar se convierte en un verdadero bosque) y el sendero de ascenso al Roque Nublo, una de las experiencias que no deben faltar en una visita a Gran Canaria. Abundan los miradores, los rincones mágicos y los caminos. No dejes de darle la vuelta al Nublo y pasar por Ayacata, un lugar marcado por las paredes verticales y los paisajes atormentados. Y para valientes del volante quedan lugares como

LAS TIRAJANAS

Las Tirajanas son otro mundo. Dos valles que forman un ángulo recto que conecta la costa sur de la isla y el litoral este y que sirven para descubrir algunos de los enclaves más intensos y auténticos de esa Gran Canaria que persiste más allá de las grandes ciudades o las urbanizaciones turísticas. Una isla que se empieza a descubrir, por ejemplo, a pocos kilómetros de los últimos hoteles de Maspalomas o Playa del Inglés. Si te alojas ahí, una excursión obligada es subir por Fataga hasta San Bartolomé de Tirajana . La GC-60 es una de las vías más espectaculares. Sube abruptamente hasta la Degollada de las Yeguas (dónde hay un mirador) para descender otra vez hacia el cauce del Barranco de Fataga. Por el camino varias recompensas: la primera es la Necrópolis de Arteara Necrópolis de Arteara (Dirección: Arteara sn –Acceso desde GC-60-; Tel: (+34) 638 810 591; Horario: MD 10.00 – 17.00; E-mail: museosyarqueologia@arqueocanaria.com ), otro de esos lugares dónde se nota la presencia de esa isla ancestral y pre europea. Un impresionante cementerio construido en una zona de derrubios dónde, además, hay impresionantes palmerales. A un par de kilómetros está el pueblo de Fataga, uno de los más bonitos de Canarias.

Antes de llegar al casco de San Bartolomé de Tirajana podemos parar un momento a ver el Molino de los Cazorla, molienda hidráulica de varios siglos de antigüedad que ha sido recientemente restaurado. Ya en Tunte, como se conoce a San Bartolomé de Tirajana, podremos ver que este fue lugar de importancia con una trama urbana dónde destacangrandes caserones de aspecto nobiliario como la Casa Yánez (Dirección: C/ Antonio Yánez, 1; Tel: (+34) 928 127 120; Horario: LV 9.00 – 14.30; E-mail: museocasayanez@gmail.com), que hoy es un interesante museo histórico y antropológico y permite ver uno de estos caserones por dentro. La Iglesia de San Bartolomé es interesante y en el casco hay muy buenas muestras de arquitectura tradicional y algún resto de la aldea prehispánica que estaba aquí antes de la llegada de los españoles.

La GC-65 nos permite conectar Tunte y Santa Lucía de Tirajana. Pasamos por un paisaje marcado por las tierras de cultivo y los enorme palmerales. Una tierra de verdes pardos y grandes riscos que contrasta con las laderas verdes y suaves del norte. Santa Lucía de Tirajana ocupa su lugar aprisionado entre los riscos que suben hacia las alturas de la isla y los palmerales que cubren todo el valle. Un paseo por sus calles es una buena oportunidad para estirar las piernas y descubrir casitas encantadoras y rincones pintorescos. Desde aquí podemos bajar hacia La Sorrueda y La Fortaleza, un impresionante cuchillo de piedra que fue usado por los aborígenes como residencia, necrópolis y, según parece por las últimas investigaciones, lugar sagrado. Hay un interesantísimo Centro de Interpretación (Dirección: G-651 –La Sorrueda-; Tel: (+34) 928 798 580; Horario: MD 10.00 – 17.00; E-mail: info@lafortaleza.es) desde dónde parten visitas guiadas y dónde hay muy buena información.

Más allá de las restricciones que imponen los barrancos esta el pequeño pago de Temisas (que ya queda fuera de la comarca de Las Tirajanas) en el que arquitectura tradicional y paisaje forman un conjunto digno de ver. Ya hacia la costa, los interesados en la historia pueden darse una vuelta por el Barranco de Balos, dónde los antiguos canarios dejaron interesantes grabados rupestres (hay que caminar unos dos kilómetros). Más allá quedan lugares como Agüimes, Ingenio, Guayadeque o Telde. Pero hay nos iremos de visita en otra ocasión.

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