Un paseo por Le Marais, el barrio aristocrático del viejo París

El Pabellón de Real desde la Rue de Saint Antoine, una de las estampas más bonitas del barrio parisino de Le Marais. Viajar Ahora

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La pequeña Rues des Barres sube desde la orilla del Sena y se pega a la imponente girola de Saint Gervais, una de las grandes iglesias góticas de París –pese a su imponente fachada barroca- que en cualquier otra ciudad europea sería catedral, como poco, mientras busca acercarse a Rivoli, una de esas calles parisinas que todos conocemos aunque nunca hayamos pisado la Ciudad de la Luz. A espaldas del Hotel da Ville (el fantástico edificio que acoge al Ayuntamiento de la capital francesa) y hasta la plaza de La Bastilla (dónde se alzaba la temible fortaleza del siglo XIV que sirvió de cárcel hasta que fue destruía como símbolo de los nuevos tiempos) se extiende otro de los barrios señeros de la vieja París. Rivoli y Saint Antoine sirven de eje longitudinal de una zona que, hasta la gran expansión urbanística de la capital –siglo XIX- fue el barrio top de la capital. Antes de que Luis XIV obligara a los nobles a vivir en Versalles –una estrategia que buscaba atar en corto a la nobleza- aquí se alzaban los palacetes de las grandes familias: después llegaron los grandes comerciantes y burgueses.

De aquel pasado señorial quedan un puñado bastante importante de hôtels, esos palacetes parisinos elegantes con enormes patios escondidos y habitaciones para parar un tren (de ahí el nombre de los modernos hoteles) que sirvieron de escenario de grandes negocios y no menores intrigas a lo largo de los siglos. Uno de los que se pueden visitar es el Hôtel Salé, una construcción palaciega de inicios del XVIII que fue residencia de un importante empresario del negocio de la sal y que desde hace algunas décadas es sede del Museo Picasso de París (Rue de Thorigny, 5; Tel: (+33) 1 8556 0036). O el Museo Carnavalet (Rue des Francs Bourgeois, 16; Tel: (+33) 1 4459 5858), que más allá de sus colecciones artísticas e históricas centradas en la historia parisina es uno de los mejores ejemplos de residencia privada de aquellos tiempos. Pero volvamos a la Rue des Barres.

Le Marais también fue ‘víctima’ del Plan Haussmann, la inmensa remodelación urbana que creó la París moderna a costa de destruir la París antigua. Del antiguo barrio residencial se decía que “hedía como el infierno mismo” a mediados del siglo XIX. Como en otras partes de la ciudad, se derribaron manzanas enteras, se trazaron nuevas calles (como las propias Rivoli y Saint Antoine) y se abrieron nuevas plazas arboladas e imponentes boulevares (como el de Richard Lenoir). Pero también sobrevivieron algunos restos de la ciudad antigua. Ya hablamos de los palacios, pero también se salvaron de la piqueta algunos supervivientes más modestos. En el número 11 de Rue François Miron aún siguen en pie algunas casas medievales con sus particulares fachadas de mortero y vigas de madera.

El otro gran conjunto arquitectónico anterior al barón Haussmann es la maravillosa Plaza de los Vosgos, la más antigua y una de las más bonitas de toda la ciudad. Este espacio se construyó a principios del siglo XVII y fue revolucionaria: fue la primera vez, desde tiempos de Roma, que un espacio se planificó con tanto detalle y uniendo espacios públicos y residencias privadas como el imponente Hôtel Sully –sede del servicio nacional de Patrimonio Histórico francés- o el Pabellón del Rey. En un piso de esta plaza vivió el novelista Víctor Hugo durante varios años – su casa se puede visitar -. Como otros lugares de la ciudad, el nombre de la plaza tiene su aquel simbólico y tiene mucho que ver con la Revolución Francesa. Este lugar se llamaba Plaza Real y recibió el nombre de Plaza de Los Vosgos porque fue este departamento francés el primero en pagar los impuestos de la nueva república. Todo un gesto. A apenas un par de centenar de metros nos topamos con la Plaza de La Bastilla; de la antigua fortaleza no queda ni rastro, pero estamos en uno de los lugares históricos más importantes de Francia.

EL BARRIO JUDÍO .- Le Marais tiene una importante vinculación con la comunidad judía. Muy cerca de Saint Gervais se encuentra el Memorial de la Soah -el desastre- (Rue Geoffroy l'Asnier, 17) un centro museístico que recuerda el padecimiento de los judíos franceses durante la Segunda Guerra Mundial –con especial énfasis en la ocupación alemana- y en plena Plaza de los Vosgos está la Sinagoga de Tournelles (Rue des Tournelles, 21; Tel: (+33) 1 4274 3280) un imponente edificio que, ya en el siglo XIX, se convirtió en todo un símbolo de afirmación de relaciones entre Francia y una comunidad que, pese a que sufrió persecución y expulsión (inicios del siglo XIV) nunca se fue del todo –como en España-. El corazón del barrio judío de París se encuentra en torno a las calles Rue des Rosiers y Rue Malher; ahí hay un pequeño jardín escondido entre los edificios que se conoce como el ‘Pletzl’ (la pequeña plaza). A la vuelta de la esquina (en el número 10 de Rue Paveé) se levanta la preciosa Agoudas Hakehilo, una sinagoga de estilo art nouveau diseñada por Héctor Guimard, el creador de las famosas paradas de metro de la ciudad. SI aún te quedan ganas el Museo de Historia del Judaísmo (Rue du Temple, 71) en uno de los famosos hôtels del barrio.

PERÉ LACHAISE .- El vecindario tiene unos 80.000 vecinos; muchos de ellos célebres artistas: Moliere; Balzac; Chopin; Edith Piaf; Modigliani; Gertrude Stein… Peré lachaise es el cementerio más visitado del mundo: un verdadero centro de peregrinación para mitómanos de todo el mundo que buscan la última morada de algunos de los artistas y literatos más grandes de todos los tiempos. Un ejemplo paradigmático de lo que decimos son las tumbas de Jim Morrison y Oscar Wilde, dos de las más demandadas por los fanáticos. También hay un pequeño monumento funerario que rinde homenaje a los españoles que murieron por la libertad de Europa durante la Segunda Guerra Mundial.

Fotos bajo Licencia CC: Viajar AhoraDavid BaronSam Litvin

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