Pequeña guía de Symi; la sorpresa del Dodecaneso

la Torre del Reloj es uno de los símbolos del puerto de Symi. Al fondo puede verse la preciosa Iglesia de la Anunciación. unicellular.

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De las más de 2.000 islas que forman el mosaico de los mares griegos, poco más de una veintena son frecuentadas por los viajeros. La inmensa mayoría quedan fuera de los circuitos mayoritarias y permanecen casi como cápsulas en el tiempo. Casi guardadas como un tesoro y a resguardo de las hordas de turistas que bajan y suben de los cruceros para consumir un poco del paraíso griego. El Dodecaneso es un archipiélago formado por 163 islas que se extienden frente a las costas de Turquía en el Egeo Sur. Su nombre alude a sus doce islas principales, entre las que se encuentran ‘peñascos célebres como Rodas (que ejerce de capital) y Patmos. Symi es una de esas doce islas en las que hay mucho que ver; una pequeña islita de apenas 58 kilómetros cuadrados que, pese a estar junto a las costas turcas, quedó incorporada a Grecia en la ‘énosis’ (unión) después de una azarosa historia que incluye, griegos, romanos, bizantinos, cruzados de la Orden Hospitalaria, otomanos, italianos e, incluso, judíos sefardíes.

La complicada mitología griega sitúa aquí el nacimiento de las tres gracias (Aglaya –Belleza, Eufrósine –Alegría- y Talia –Riqueza-) y también asegura que recibió su nombre de la ninfa Sime, una de las esposas de Poseidón, que se asentó aquí con su hijo Ctonio. También se dice que la isla participó en el asedio de Troya con tres barcos. Los datos históricos más fiables hablan de un proceso de colonización desde Rodas y su inclusión en la Liga de Delos, la alianza de polis y estados griegos liderada por Atenas. Como suele ser habitual por estos vecindarios del Mediterráneo, cada uno de los pueblos que pasaron por aquí dejó su huella creando un mosaico cultural único.

En apariencia, la isla no da para mucho. La única manera de llegar es por barco. La empresa Anes la une con el puerto de Rodas; Blue Star hace lo propio con Kos y Tilos –con conexión en el puerto del Pireo –Atenas-. En Symi no hay aeropuerto (menos mal) y son pocos los que hacen excursiones de un día desde la vecina Rodas por lo que este es territorio para viajeros. Y aunque la primera impresión, aún desde el barco, podría indicar lo contrario, este pequeño peñasco tiene mucho que ofrecer. Cuando el ferry dobla el pequeño cabo que guarda el puerto, ya nos llevamos la primera sorpresa. Una ciudad multicolor que contrasta con el níveo omnipresente que suele protagonizar en solitario los pueblos y ciudades de las islas.

Ano Simi ocupa las cuestas de una ladera en forma de U cerrada que emerge del mar y gana una altura considerable altura en apenas un centenar de metros. Las casas de porte clásico (herencia de los años de presencia otomana) se agarran a la pendiente y se comunican a través de escaleras, cuestas y andenes que forman un abigarrado y pintoresco casco urbano que culmina en los muros del Castillo de los Caballeros de San Juan, huella del paso de los cruzados por la isla. Sólo en los alrededores del puerto, la pendiente nos da un respiro. Aquí están la Iglesia de San Juan y el Museo Arqueológico (Tel: (+30) 2241 071 114) que ocupa una mansión del siglo XIX y cuenta con colecciones centradas en los periodos clásico, romano y bizantino. Otro imprescindible, que es a la vez un reto, es subir los más de 500 escalones de la Kali Strata hasta el barrio de Chora. Allí te encontrarás con preciosas ermitas e iglesias (algunas soberbias como la de La Asunción), restos del castillo cruzado y molinos que miran hacia el mar esperando su viento. Una maravilla.

VISITAR LA ISLA .- En los alrededores de la capital de la isla hay algunos atractivos que se pueden visitar a pie. Un corto paseo desde el centro hacia el norte nos conduce a la Bahía de Emporios (bordeando la costa y visitando La Anunciación o subiendo hasta la Capilla de San Pedro –hay más iglesias que gente acá-). En el lugar hay dos pequeñas playas separadas por la antigua aldea de pescadores de Nimborios reconvertida en centro turístico (hay varios alojamientos y restaurantes) y un entorno de rocas desoladas en las que sólo ‘crecen’ las pequeñas ermitas que se encuentran diseminadas por toda la isla. En sentido contrario, también se puede caminar hacia la espectacular bahía de Pedi después de visitar los muros del antiguo castillo cruzado que domina las alturas de la ciudad.

Para visitar otras partes de la isla hay que optar por la moto de alquiler, la bicicleta de montaña, o ir de cala en cala en los numerosos barquitos que parten desde el puerto. Las distancias no son largas. La excursión paradigmática de Symi es la visita al Monasterio de San Miguel Arcángel Panormitis. Este viejo monasterio está situado en una preciosa bahía en el extremo sur de la isla y es una de las grandes joyas de la arquitectura religiosa de todo el Dodecaneso y apenas dista 18 kilómetros del puerto. Se puede ir por carretera, pero lo habitual es ir en barco (la travesía dura unos 45 minutos) en una excursión que incluye algunas playas. Según las guías, la mejor playa de la isla está en la Bahía de San Jorge, a la que sólo se puede acceder por mar o a pie –una breve caminata de tres kilómetros que se bajan fácil pero se suben con algún apuro-. A nosotros nos gustó más Toli (cerca de Nimborios –ver mapa-) a la que se puede llegar fácilmente en bicicleta desde Symi y puedes aprovechar el viaje para detenerte un rato en el Monasterio de de San Miguel Arcángel Roukouniotis.

A diferencia de otras islas griegas, en Symi no hay otras poblaciones de entidad más allá de la capital. No hay un transporte público que recorra la isla de punta a punta (sólo hay un servicio de conexión desde Yolios a Pedi que pasa por Chorio) y las opciones para moverse de un lado a otro se limitan a los taxis acuáticos (cobran entre 4 y 8 euros por trayecto para ir a las playas) o alquilar tu propio vehículo. El alquiler de un coche básico media los 30 euros al día y puedes alquilar una moto tipo scooter (para nosotros la mejor opción) por 15 euros. La única manera de llegar por tu cuenta a los lugares más alejados es combinar vehículo de alquiler y la patilla. Un camino no muy complicado y que ofrece recompensa doble (una playa estupenda y una de las hermosas ermitas ortodoxas griegas) es el Camino de San Basilio.

COMER EN SYMI

To Steno (Protou Lochou; Tel: (+30) 2246 072 767) Una de las mejores trabernas tradicionales de la capital a dos pasos del puerto. Cocina griega sin artíficos y a muy buen precio. Y con un servicio de primera. El precio medio por persona ronda los 15 euros.

Traditional Kafeneio Lyris (Gialos; Tel: (+30) 2246 071 346) Cocina tradicional con especial acento en los productos frescos del mar. Dentro de los restaurantes de precio bajo es la mejor opción para comer pescados y mariscos frescos –espectacular la langosta- y otras especialidades locales –como las deliciosas tripas de cordero-. El precio medio por persona es de unos 18 euros.

Taberna Dafne (Bahía de Toli; Tel: (+30) 6974 430 138) El mejor pulpo de la isla, según nos comentaron varios locales. Un lugar ideal para combinar una buena comilona de pescados y mariscos fresquísimos y un par de chapuzones en la que, también para nosotros, es la mejor playa de Symi. El precio medio ronda los 16 euros.

Neraida (Gialos; Tel: (+30) 2246 071 841). Cocina griega tradicional. Como sucede en la mayoría de los restaurantes de la isla, la carta da un protagonismo importante a los frutos del mar (pescados y mariscos) pero el plato más famoso de Neraida es el Kleftiko, un delicioso tesoro gastronómico a base de cordero y verduras que se hacen de manera muy lenta en grandes cuencos de barro. Las berenjenas del lugar y los pinchitos de pez espada también son platos legendarios del lugar. Los precios rondan los 20 euros por persona.

Fotos bajo Licencia CC: unicellular; BIG ALBERT; Luigi Rosa; charley1965; Nikolay Gromin; stephen frith; Katrin LorenzenKatrin Lorenzen

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