Un enorme Oliver guía al Gran Canaria para hacer historia

El base catalán del Herbalife Gran Canaria, Albert Oliver, durante el encuentro ante el Bilbao Basket en la seminifinal de Copa del Rey en La Coruña.

Canarias Ahora Deportes

Las Palmas de Gran Canaria —

El Herbalife Gran Canaria gana 81 a 71 al Bilbao Basket y se mete en la primera final de su historia apelando a la heroica en un partidazo donde fueron de menos a más y reaccionando al final del tercer cuarto para tocar el cielo y hacer historia.

Albert Oliver, el de las 1.500 asistencias en la ACB, el de la experiencia, el enorme jugador del Herbalife Gran Canaria tiró de galones y a sus 37 años se echó el equipo a la espalda cuando más lo necesitaban, cuando ya parecía que el partido tenía dueño y dominador absoluto, cuando iban perdiendo hasta de 20 puntos en el tercer cuarto (36-55 en el minuto 27).

El conjunto claretiano había salido al encuentro muy nerviosos chocando una vez contra el muro defensivo del Bilbao Basket, muy fuertes e intensos, se comían a los amarillos, que veían impotentes y frustrados cómo los vascos se alejaban cada vez más en el marcador y les superaban en todos los ámbitos del juego.

Hasta el final del tercer cuarto sólo había un equipo en la semifinal de Copa del Rey. Pero Albert Oliver se negó a dar por perdida la eliminatoria sin luchar hasta el final ante las miradas atónitas de sus compañeros que veían cómo no entraba ni una y con el 36 a 55 en contra a 4 minutos del final del tercer cuarto en contra el base catalán comenzó a coger la batuta con mano firme para hacer ver a los suyos que aún habían posibilidades.

Una vez creyeron en sí mismos, el equipo comenzó a darle la vuelta al partido, yendo de menos a más y creyeron que sí se podía. Y se pudo, Y fue épico. Y los amarillos llegan a su primera final de la historia.

La victoria cobra una dimensión especial no sólo por ser la primera vez del Granca en una final de Copa del Rey, sino por cómo transcurrió el encuentro. Desde el mismo salto inicial, los hombres de negro dieron la sensación de tener más preparado el partido, de ser más incisivos, de tener más hambre de triunfo y un 5-0 en poco más de un minuto fue la consecuencia.

Pero la experiencia de Albert Oliver no estaba dispuesta para poner la alfombra roja al rival y con su dirección y su finalización, consiguió aupar a su equipo en el marcador, 8-9 (min.3.30).

Pero fue el canto del cisne, porque el Bilbao, más acertado desde el triple y con Bogris capturando rebotes en ataque, volvió a marcar pequeñas ventajas, 13-9 (min.4.45).

Hubo un gran duelo de bases con Clevin Hannah y Oliver, pero en el cómputo global salió vencedor el equipo vizcaíno que pareció tener mucho más clara la forma de jugar un partido de estas características. Al final del primer cuarto, 22-15.

Los hombres de negro siguieron con su misión, porque fueron más agresivos, directos y efectivos, estaban, por decirlo de alguna manera, en modo final, desechando todo lo superfluo y buscando hacer el máximo daño al rival, tanto en defensa como en ataque.

Y rápidamente instalaron la decena de puntos de ventaja a su favo, 28-18 (min.13.30). Llegados a esta tesitura, los canarios comenzaron a preguntarse por qué no conseguían reducir distancias pese a que estaban elaborando bien las jugadas y se empleaban a fondo en defensa. Crecía la impotencia y la frustración.

La inquietud de intentar volver al partido cuanto antes, atenazó a los de Aíto, lo que se reflejó a la hora de anotar desde el perímetro y del rendimiento en general.

Bilbao anotó 7 de los 15 triples que intentó, incluidos los 3 de 4 de Hannah y de Dairis Bertrans, y el Granca se quedó en 2 de 11 hasta el descanso, al que se llegó con un 46-34, aunque pudo haber sido peor ya que los vascos llegaron a ir ganando por 16 puntos (36-20. min.15.30).

En la continuación no cambiaron demasiado las cosas, el Bilbao siguió con su táctica de guerrillas, con un juego muy abierto en ataque para lanzar después a cualquier jugador en un corte vertical al aro rápido y letal.

La ventaja siguió creciendo hasta un 55-36 (min. 27 de partido), momento en el que los canarios, tirando de orgullo y de una defensa más agresiva, consiguieron frenar en seco a sus rivales, cerrando el tercer cuarto con un 55-48 tras un parcial de 0-12 en esos poco más de cuatro minutos finales.

De nuevo con opciones para ambos equipos y en los minutos de la verdad hicieron aparición los nervios, la tensión y el miedo a ganar, pero esta vez se trasladaron a los hombres de negro, que veían cómo se derrumbaba poco a poco su ventaja.

Con Sitapha Savané y Oliver, es decir, con toda la experiencia del mundo, el Herbalife se acercó a 4 puntos, 57-53 (min.32) y a 3 59-56 un minuto después. Un triple de Sasu Salin significó el empate a 62 (min.35) y dos tiros libres de Rabaseda, culminar la remontada, 62-64 (min.35.20).

La diferencia fue que en los 30 primeros minutos el Granca anotó 2 de 17 triples y hasta el 63-67 (min.35.35) anotó 5 de los 6 que lanzó.

Volver a estar arriba en el marcador dio alas a los de Aíto García Reneses, mientras que lastró a los hombres de negro, luego cada balón, cada punto, cada personal fue un mundo y el triple de Eulis Báez en el límite de la posesión, el universo. A falta de 1.43 minutos los canarios dominaban por 69-75.

Los hombres de negro lo intentaron, pero la experiencia isleña repelió cualquier intento de soltar la victoria y el pasaporte a la final por 71 a 81.

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