La Liga española se queda sin los pases imposibles del 'mago'

Juan Carlos Valerón (d) de la UD Las Palmas, junto al presidente de la entidad Miguel Ángel Ramírez (i), anuncia su retirada del fútbol (EFE/Quique Curbelo)

Efe

Las Palmas de Gran Canaria —

La Liga española despedirá a final de esta temporada a uno de sus jugadores con mayor talento, el grancanario Juan Carlos Valerón, quien este sábado ha anunciado su retirada del fútbol, a los 40 años, a dos jornadas de acabar la competición con la UD Las Palmas, el club en el que se formó.

El 'Mago' de Arguineguín se ganó ese apodo desde que comenzó a brillar en el panorama nacional. Capaz de encontrar un hueco y ejecutar un pase donde los demás solo veían un bosque de piernas, el futbolista isleño se convirtió en el jugador revelación en su primera temporada en la elite, con el RCD Mallorca.

Y es que en 1997 Valerón cambió de isla, pero no de fútbol, sin abandonar tampoco ese carácter sencillo y humilde que le ha acompañado siempre. Tras empezar a destacar en Las Palmas, en Segunda B y Segunda, dio el salto al Mallorca, que abonó su cláusula de rescisión de contrato. Con los bermellones completó un año espectacular, y el Atlético de Madrid apostó por él.

Su etapa en la capital de España no fue fructífera, hasta el punto de consumar el descenso con los rojiblancos en su segunda temporada. Fue entonces cuando Augusto César Lendoiro pescó en el Manzanares y reclutó a Valerón para el Deportivo. El 'Flaco' nunca imaginó que aquel cambio de rumbo iba a marcar su vida.

En Coruña vivió sus mejores momentos deportivos. Estuvo trece temporadas en Riazor, y con aquel Superdépor levantó trofeos -una Copa del Rey y dos Supercopas-, peleó por el título de Liga y disputó la máxima competición europea.

Todo ello le llevó a consolidarse en la selección absoluta, con la que había debutado durante su etapa en el Atlético de la mano de José Antonio Camacho. Con España jugó en 46 ocasiones, disputó el Mundial de Corea y Japón, y estuvo presente en dos Eurocopas. Antes, con la sub'21, se había proclamado campeón continental.

Sus últimos años de albiazul estuvieron salpicados por varios descensos del equipo gallego, así como graves lesiones de rodilla que le hicieron pasar tres veces por el quirófano y plantearse de forma seria la retirada.

Su relación con Lendoiro sufrió un distanciamiento cuando parecía destinado a ser el asesor del presidente, y decidió regresar a Gran Canaria, pero para seguir sobre el verde y brindarle a Las Palmas sus últimos años de fútbol.

Su presentación, hace tres veranos, fue emitida por la megafonía del estadio para los miles de aficionados que llenaron la tribuna. Y Valerón, siempre esquivo a ser el foco de atención, hasta se llegó a preguntar en voz alta si realmente le querían con 38 años recién cumplidos.

En su última etapa con la Unión Deportiva ha vivido el histórico retorno de los amarillos a Primera, competición que los canarios no jugaban desde hacía más de una década. Su aportación sobre el campo en los tres años que ha vuelto a vestir de amarillo ha ido decreciendo. Ley de vida, y del fútbol también.

Esta última temporada solo ha participado en una docena de partidos ligueros, pero la ha coronado con la permanencia del equipo isleño y superando la cifra de 400 encuentros disputados en la máxima categoría, por delante de nombres como el de Luis Enrique, actual entrenador del FC Barcelona, o de jugadores en activo como Andrés Iniesta o Sergio Ramos.

Valerón no solo es admirado por su currículum deportivo, brillante de por sí, sino por ese carácter afable que le ha hecho granjearse toda la simpatía del fútbol español, y la de sus compañeros de vestuario, para los que es algo más que un gran jugador. No se conoce estadio de este país donde no haya sido aplaudido al abandonar o saltar al césped, algo al alcance de pocos jugadores en el mundo en el deporte actual.

El futbolista de los pases imposibles, a poco más de un mes de cumplir 41 años, deja la Liga española, pero su sonrisa eterna, su mítico dorsal 21 y su elegante figura nos acompañarán siempre, ahora fuera del campo, como capitán de honor, su nuevo cargo.

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