Nico García: “El deporte de alto nivel se acaba cuando el cuerpo dice basta”

Fotografía facilitada por el Consejo Superior de Deportes de su presidente, Miguel Cardenal (i) que aplaude la intervención del taekwondista español Nicolás García Hemme

Efe

Madrid —

El taekwondista Nicolás García Hemme asegura que el deporte de alto nivel se acaba cuando el cuerpo dice basta. El suyo empezó a anunciar la despedida tras entregarle la mayor conquista de su carrera, la plata olímpica de los Juegos de Londres 2012 en la categoría de menos de 80 kilos.

Desde entonces se sucedieron dos intervenciones quirúrgicas, en un tobillo y un hombro, y un grave accidente de tráfico que en julio de 2014 le produjo fracturas múltiples en costillas y vértebras y un hematoma pulmonar. Incapaz de recuperar su nivel competitivo y perdida la motivación, el grancanario este martes anunció su retirada.

¿Es difícil aceptar que ha llegado el momento de alejarse de manera definitiva de la alta competición?

En otros casos creo que es más difícil. Yo tengo un trabajo y estoy terminando mis estudios de arquitectura. Ha sido bastante más sencillo porque el cuerpo no acompañaba, por las lesiones y por el accidente de tráfico. La decisión no cuesta tanto como cuando estás arriba y te tienes que retirar.

¿Diría que su carrera deportiva terminó hace dos años, con el grave accidente de moto que sufrió?

Es verdad que el accidente supuso un parón pero las cosas no estaban viniendo muy bien. El último Europeo no salió bien, vengo de una operación de tobillo y después del Mundial de Puebla (México) me tengo que operar el hombro.

El deporte de alto nivel se acaba en el momento en el que el cuerpo empieza a decir basta, pero creo que un deportista de alto nivel lo es toda la vida. Yo siempre me sentiré deportista.

¿Haber tenido en el horizonte los Juegos de Río le ayudó a seguir adelante estos dos últimos años?

Sí, porque implicaba tener el objetivo de volver a un tatami y entrenar con el equipo. Fueron seis meses de muchísimo trabajo en los que conseguí volver a formar parte del equipo. El problema es cuando la motivación no está. Volví pero estaba pensando en mis estudios, preocupado por cómo iba a enfocar todo después.

El accidente fue un parón pero no un punto de inflexión. Creo que ha habido otros motivos más importantes.

¿Qué le hizo perder la motivación?

Cuando subes la montaña la primera vez aguantas porque no sabes lo que te queda. Cuando vuelves a bajar y tienes que volver a subirla, en cambio, ya sabes todo lo que te queda y lo que tienes que sacrificar para volver a estar allí. Tienes que tener muy claro qué es lo que quieres hacer. Si no lo tienes claro, dudas. Si quieres hacerlo a medias, al final no lo haces.

¿Qué siente al ver hacia atrás?

Mucha alegría. Me llevo mucha gente que de una forma u otra se sienten parte de mis éxitos, de mis medallas. Siempre digo que las medallas se quedan colgadas en un cajón y lo que quedan son los amigos, las experiencias, los países que has visitado, los valores que aprendes para el día después.

¿El adiós es más fácil cuando uno ha cumplido su sueño?

El sueño más grande para mí era estar en unos Juegos Olímpicos y conseguí una medalla. No sé si podría haberme exprimido más en algunos campeonatos pero eso es pasado, no se puede cambiar. Me siento totalmente satisfecho.

¿La plata de Londres 2012 es la niña bonita de todas las medallas que ha conseguido?

Me quedo con la primera y con la última. La primera fue en el Europeo júnior de 2005, un oro. Supuso que yo entrara en el Centro de Alto Rendimiento bajo las órdenes de Marco Carreira. La plata en los Juegos de Londres fue la guinda, algo por lo que se trabajó muchísimo. Sirvió para decir: aquí estoy, lo he conseguido.

Ahora es cuando empiezo a ver que cada medalla tenía un porqué y que cada derrota me ha hecho aprender mucho. Cada medalla, al igual que cada momento, tenía su importancia.

¿Entendería su carrera sin Marco?

Él ha sido un guía, un padre dentro del CAR. En la preparación para los Juegos Olímpicos de Londres fue fundamental, pasábamos ocho horas al día juntos. Si no llega a saber gestionar bien mis emociones hubiera sido imposible que yo consiguiera la medalla.

¿El futuro le da miedo?

Me siento bastante seguro y feliz con la vida que tengo aunque echo un poco de menos los picos de estrés que tenía cuando competía. Lo solucionaré tirándome de un paracaídas si hace falta.

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