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Apicultores de la Cornisa Cantábrica alertan en Bruselas de los peligros de la avispa asiática

Miembros de CODACC muestran carteles reivindicativos a la puerta del Parlamento Europeo.

Rubén Vivar

Para el común de los mortales es muy probable que haya pasado desapercibido pero, desde hace unos años, en los ecosistemas europeos convive una nueva especie: la Vespa velutina, comúnmente conocida como avispón o avispa asiática. Al parecer, este insecto llegó a Europa por accidente en un contenedor con productos hortícolas procedente de China y se está propagando rápidamente por todo el continente, lo que ha puesto en jaque a los apicultores europeos, que alertan del grave riesgo que la colonización de la especie supone para la biodiversidad y la producción agraria de Europa.

“El principal problema de la avispa asiática es que se alimenta de especies autóctonas de insectos, especialmente de abejas melíferas, por lo que, al acabar con ellos, disminuye la polinización y, por tanto, la producción de fruto, por lo que nos deja sin comida, produciendo además graves daños económicos en el sector apícola, frutícola y agrícola”, tal y como explicó Lucía López Marcos en un artículo publicado recientemente en este diario

Para continuar concienciando sobre la magnitud del problema y exigir a los dirigentes europeos que se lo tomen “en serio” y adopten medidas, una delegación de la Confederación en Defensa de la Abeja en la Cornisa Cantábrica (CODACC) acudió el pasado 3 de marzo hasta Bruselas, donde participaron en la jornada 'Afrontando retos para la supervivencia de las abejas en Europa', organizada por el Grupo de la Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL).

En su intervención, el presidente de CODACC, Carlos Valcuende, reclamó al Parlamento Europeo la creación de una mesa sectorial o grupo de trabajo con el fin de desarrollar y poner en marcha “ya” una estrategia común de gestión y control de la especie. En esta línea, defendió la necesidad de reunir recursos económicos y experiencias para investigar de manera global y exigió a los estados miembros de la UE afectados que colaboren y apliquen conjuntamente los protocolos de control.

Desde CODACC creen que la mejor solución pasa por invertir en investigación y desarrollar métodos de control poblacional, “como una feromona específica que permita una captura dirigida y masiva de reinas fundadoras de Vespa velutina y la lucha biológica mediante cebos u otros sistemas que produzcan la autodestrucción de los nidos, sin que supongan perjuicio alguno para otras especies”.

Igualmente, Valcuende demandó ayudas a los apicultores para paliar los daños ocasionados, que se declare la invasión de esta especie alóctona como plaga y que se realicen campañas de divulgación y concienciación.

“Sabor agridulce”

CODACC hace una valoración “muy positiva” del encuentro pero “con un sabor agridulce”, apostillan. Por un lado, la federación, que integra a 56 organizaciones de toda España, está satisfecha por haber podido “alzar la voz en Europa” y reivindicar las propuestas de manera unida de apicultores gallegos, asturianos, cántabros y vascos -las comunidades más afectadas-.

Y, por otro, “agrio” porque temen que sus peticiones “se puedan diluir en la complicada y lenta maquinaria de la Unión Europea y de los intereses económicos de las grandes multinacionales”. No obstante, subrayan que van a estar “vigilantes” para que esto no ocurra y seguirán “peleando” para que se lleven a cabo sus reivindicaciones.

Pesticidas y cambio de modelo

Por otro lado, aunque bajo la misma premisa de la necesidad de proteger a las abejas y al medio ambiente, distintos expertos expusieron el impacto de los pesticidas neonicotinoides e incidieron en la necesidad de abordar unas políticas comunes en la UE.

“Si queremos seguir teniendo alimentos sanos en nuestra mesa, flores en los campos y animales en los montes, debemos preservar a las abejas y demás insectos polinizadores y, para ello, tenemos que cambiar nuestro modelo productivo actual”, concluyen.

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