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Un diputado cántabro de Podemos sobre la crisis del partido: “La gestión de Iglesias y Echenique es puramente estalinista”

Alberto Bolado durante una intervención en el Parlamento de Cantabria. | JOAQUÍN GÓMEZ SASTRE

Rubén Alonso

Podemos Cantabria representa uno de los focos de los múltiples incendios que esta padeciendo la formación morada en los diferentes territorios del país, desde el más mediático originado en Madrid en torno a los concejales de Carmena, hasta los de regiones como La Rioja o Castilla-La Mancha. El partido de Pablo Iglesias se encuentra con distintos frentes abiertos a pocos meses de las elecciones autonómicas y municipales, lo que ha llevado recientemente al propio secretario general a reforzar la figura de Pablo Echenique, responsable de Organización, para poner orden en estos territorios.

Ante este panorama, el diputado cántabro, Alberto Bolado, critica la gestión de Iglesias y Echenique sobre estas crisis, calificándola como de “puramente estalinista”. “Es vertical y centralista, y está basada en el macho alfa y en el 'o contigo o sin mí'”, sostiene, asegurando que los territorios “tienen que dar un golpe en la mesa y decir a la dirección que 'esto no puede ser, hasta aquí', porque el proyecto está comprometido”.

Sobre la situación convulsa que vive la formación en Cantabria, en la que uno de los tres diputados, José Ramón Blanco, está de baja tras haber anunciado su renuncia al acta después de las denuncias de acoso laboral por parte de tres miembros del partido y en la que la portavoz del grupo parlamentario, Verónica Ordóñez y la secretaria general, Rosana Alonso, están enfrentadas y con las primarias paralizadas por la Justicia, Bolado considera que Ordóñez “tiene que dimitir por sus artimañas”. “Si diese el paso íbamos a tardar bien poco en recomponernos”, asegura.

El consejero de Economía presentó esta semana los Presupuestos a los grupos parlamentarios en comisión y no hubo representación de Podemos. ¿A quién atribuye la responsabilidad de que no asistiera ninguno de los tres diputados?presentó esta semana los Presupuestos a los grupos parlamentarios en comisión

La responsabilidad es clarísimamente de la portavoz, Verónica Ordóñez. Al fin y al cabo, ella ostenta la dirección del grupo que, por cierto, no se reúne desde septiembre de 2017. No hay ningún tipo de coordinación interna y, entre otras cosas, las funciones de la portavocía no las está ejerciendo como tendría que hacerlas. Sobre todo, a raíz de que se produjo la salida de José Ramón Blanco porque ni tan si quiera plantea qué va a ocurrir con este tipo de asuntos que antes podía llegar a trabajar él. Blanco desempeñaba un papel relevante en los Presupuestos porque era el portavoz en la comisión de Economía y la otra persona miembro de esta comisión es ella. De cara a los Presupuestos siempre trabajábamos en función de las Consejerías a las que cada uno estaba adscrito a la comisión correspondiente. Cuando se hizo el reparto inicial dentro del grupo a mí me dejaron lo que nadie quería, Presidencia y Justicia, y las otras siete se las repartieron entre ellos. Ahora que no está Blanco, Ordóñez no comparece siendo la única persona que es miembro de esa comisión y no avisa absolutamente a nadie de que eso va a ser así. Yo me entero cuando me llama un periodista de El Diario Montañés para contármelo. Si hubiese sido de otra manera me lo hubiese preparado y no hubiese permitido que el partido hiciese el ridículo espantoso que hizo, al igual que ahora me he preparado Medio Rural e Industria, asuntos que jamás he trabajado pero que por responsabilidad lo tengo que hacer.

¿Cuál cree que deben ser los próximos pasos a seguir ante este panorama?

Esto requiere como mínimo de que la dirección del partido adopte algún tipo de decisión como el cese de la portavoz o que ella misma proceda a entregar el acta, teniendo en cuenta que es la artífice de que nos encontremos en una situación en la que se han paralizado las primarias por vulneración de derechos fundamentales. Tiene que hacerlo por sus manejos y por sus actividades que van en la línea de consolidarse en la política, porque es la única forma que tiene de ganarse la vida. Ha sido capaz con artimañas, no lo digo yo, lo dice un juzgado, de vulnerar los derechos fundamentales de la secretaria general y diputada en el Congreso. Y, además de llevar a cabo ese tipo de maniobras, en un asunto tan importante como el Presupuesto no se preocupa de si daña o no la imagen del partido. Tiene que dimitir.

¿Hasta cuando puede sostenerse esta situación?

Esta situación es absolutamente insostenible. El gran problema está en que las ambiciones de algunos hacen que quienes lo acaben pagando sean los ciudadanos de Cantabria que nos votaron, que son los que nos otorgaron su confianza. Por culpa de los egos y las ganas de perpetuarse en la política de Ordóñez nos encontramos en la situación en la que estamos. Lo digo de verdad. Probablemente, si diese el paso de irse, íbamos a tardar bien poco en recomponernos.

¿Qué papel debe desempeñar la secretaria general del partido en esta crisis?

Rosana Alonso está en una situación complicada porque los comisarios políticos de Madrid tienen que respaldar a quien pueden manejar de forma sencilla a través de un sueldo. Alonso es maestra y cuando deje de dedicarse a la política va a volver a su puesto de trabajo. Yo soy abogado, sigo compatibilizándolo con mi trabajo y cuando en mayo acabe en política volveré a mi puesto. Quien no tiene trabajo está dispuesta a lo que sea necesario para seguir viviendo de la política, por lo que es perfectamente manejable. Así que se ha convertido en la comisaria política de la dirección estatal en Cantabria.

Si Ordóñez no se aparta, ¿cree que Alonso, como máxima responsable de la formación en Cantabria, debe tomar alguna medida al respecto?

Está claro que a Rosana no le voy a decir lo que tiene que hacer porque lo sabe perfectamente. Además, creo que está incluso por encima de las expectativas que podíamos llegar a tener con todas las dificultades que se está encontrando en el camino. Está gestionándolo prácticamente bien y contra todo pronóstico ha sido capaz conseguir que un juzgado paralice unas primarias. Con lo cual, en ese sentido creo que su gestión está siendo positiva teniendo en cuenta que quien está poniéndole trabas es el propio aparato de la dirección estatal. Si este tipo de decisiones, de cesar a la portavoz, no se toman donde se tienen que tomar, igual el grupo parlamentario tiene que adoptarlas.

¿Cuestiona, por tanto, la forma de gestionar esta crisis por parte de la dirección estatal y, en concreto, del secretario de Organización, Pablo Echenique?

Por supuesto, pero no solo de Echenique, sino del propio secretario general, Pablo Iglesias, que está informado de todo esto, y los fuegos no están solo en Cantabria. Es una manera de gestionar puramente estalinista. Lo hemos visto en el Ayuntamiento de Madrid, cuando se han cargado a los concejales que quería Carmena y que forman parte del equipo de Gobierno, luego lo hemos visto en La Rioja con la paralización de las primarias al igual que en Cantabria, nos encontramos con que de 17 comunidades autónomas se celebran primarias en 10 en estos momentos, tienen follón en Cuenca… es una gestión basada en el 'o conmigo o contra mí', en el macho alfa. Esa es la gestión que se está haciendo desde Madrid de este tipo de asuntos y se están encontrando con la oposición férrea de las personas que estamos aquí pensando en un proyecto completamente distinto. Estos señores lo único que han hecho ha sido engañar a las personas que nos votaron en 2015.

¿A qué queda abocado Podemos de cara a 2019?

Espero que se recupere la esencia de lo que fue: una herramienta de cambio político bastante importante. Pero esto pasa necesariamente porque todos los lugares en los que se han producido este tipo de situaciones absolutamente kafkianas den un golpe en la mesa y digan a la dirección 'esto no puede ser, hasta aquí', porque si no el futuro del proyecto está comprometido de una manera muy seria. Y todo eso pasa por algunos reemplazos importantes dentro de la dirección estatal. La gestión puramente centralista, -se empezó con un centralismo vallecano que ahora ya es galapagueño, es una broma que yo hago mucho (ríe)-, nos ha llevado a que los territorios no tengan ningún tipo de contacto entre ellos porque no se establecen mecanismos de participación federal como en otros partidos políticos. Todo es vertical y absolutamente centralista. O somos los territorios los que de alguna manera, ante este tipo de atropellos con prácticas puramente mafiosas, decimos 'hasta aquí', o esto tiene muy mal futuro.

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