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“Si queremos tener servicios públicos de calidad y mantener nuestro estado de bienestar, tenemos que recaudar”

La consejera de Economía y Hacienda de Cantabria, María Sánchez. | JOAQUÍN GÓMEZ SASTRE

Laro García

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María Sánchez (Suances, 1978) pertenece al Cuerpo Superior de Inspectores de Finanzas del Gobierno de Cantabria desde 2006. Sin embargo, esta licenciada en Ciencias Empresariales y Economía no ocupa ahora un despacho de primer nivel únicamente por su condición de funcionaria, como técnico de la Administración, sino por su salto a la primera línea política como responsable de las cuentas públicas del bipartito PRC-PSOE. Esta legislatura, tras acompañar a Pablo Zuloaga en la candidatura de las pasadas elecciones autonómicas del mes de mayo, aceptó el reto y fue nombrada consejera de Economía y Hacienda en un departamento que conoce perfectamente desde dentro. Se siente satisfecha de los conseguido hasta ahora, con un presupuesto aprobado sin sobresaltos, y no rehuye el cara a cara con la oposición llegado el momento: “Esa trampa en la que nos quiere meter siempre la derecha de que los gobiernos progresistas suben los impuestos de manera generalizada, es eso, una trampa”, sentencia.

Un antecesor suyo en el cargo, exconsejero de Economía en una legislatura anterior, solía decir en privado que los presupuestos son eso: pre-supuestos. Es decir, una idea de partida sobre la que después se desarrolla la acción política. ¿Cree que deberíamos estar más pendientes de la ejecución final del gasto que de la propia aprobación de las cuentas en sí?

Sí que es verdad que los presupuestos son una previsión, pero también son la expresión cifrada del programa político de un Gobierno. Es precisamente ese programa político el que se tiene que desarrollar en los presupuestos. Es un documento vivo, y como tal sufre modificaciones a lo largo del año, porque lógicamente se adapta a las condiciones en las que nos encontramos en cada momento, pero el presupuesto tiene que reflejar esas políticas y esos objetivos que todo Gobierno se marca año a año.

Le ha tocado hacer unas cuentas sin la existencia de presupuestos a nivel nacional, con la dependencia en los ingresos que una comunidad autónoma como Cantabria tiene respecto a los ingresos del Estado. ¿Limita la capacidad de hacer previsiones a medio y largo plazo una circunstancia así?

Bueno, sí. Nosotros no teníamos la certeza de cuáles iban a ser las entregas a cuenta que nos iban a dar y hemos tenido que hacer una estimación. Hicimos un estudio tomando un crecimiento de las entregas a cuenta del 2,5, del 3,5, y del 4,5%, y hemos cogido la más prudente, que vistas las cifras que ahora ha publicado el Ministerio de crecimiento y demás, creo que nos hemos ajustado muy bien.

¿Confía en la aprobación de unos Presupuestos Generales del Estado a corto plazo que acaben con esa continua prórroga de las cuentas que diseñó el exministro Cristóbal Montoro hace ya unos cuántos ejercicios?

Yo creo que los Presupuestos Generales del Estado estarán disponibles en torno a septiembre o así. Es una sensación mía, pero creo que serán unos presupuestos pensando más ya en 2021 que en el propio 2020. Por lo que ha dicho la ministra, María Jesús Montero, que iban a esperar a renegociar los objetivos de déficit y estabilidad presupuestaria con la Unión Europea, y en función de eso marcarán las líneas de las cuentas. Por los propios tiempos de elaboración del presupuesto, así nos iríamos ya al verano. Y cuando estamos ya en verano, lo lógico es pensar en el siguiente ejercicio presupuestario, el de 2021.

¿Qué le parece que sea precisamente la ministra de Hacienda la portavoz del nuevo Ejecutivo de coalición y que una cartera tan importante como la del Ministerio de Economía lleve asociada también una vicepresidencia? ¿Cree que intenta trasladar la importancia de ese peso económico a las decisiones del Gobierno de coalición?

Yo estoy encantada. Lo que demuestra el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez es el gran peso económico que va a tener esta legislatura. Hay unas líneas muy importantes que se marcan: por un lado, mirando hacia Europa, hacia los objetivos de estabilidad presupuestaria y la negociación del próximo programa de financiación europea, donde Nadia Calviño tiene mucha experiencia, y por otro, cómo se traduce todo eso a lo autonómico y lo local, donde está haciendo un trabajo magnífico María Jesús Montero. Todas esas políticas que está desarrollando este nuevo Gobierno, como la subida del salario mínimo interprofesional, la subida de las pensiones o del sueldo de los funcionarios, tiene un reflejo económico, y eso hay que explicarlo muy bien a los ciudadanos, para que sepan de dónde va a salir el dinero para pagarlo y cómo además van a cuadrar las cuentas.

Menciona algunas de las decisiones más importantes que se han tomado en estos primeros Consejos de Ministros. ¿Qué efectos directos e inmediatos tienen esas medidas para Cantabria?

Para nuestra comunidad autónoma, como para el resto, es muy positivo. La subida del salario mínimo interprofesional a 950 euros aumenta la demanda interna. Poco, pero la aumenta. Lo mismo pasa con los pensionistas o los funcionarios. Hay más margen para el consumo, y eso siempre es positivo para la economía.

Hay una serie de reivindicaciones en Cantabria que deberían verse resueltas en los próximos presupuestos para no desatar una nueva crisis interna en el bipartito que mantienen PRC y PSOE. ¿Confía en que sea así? ¿Tienen constancia de que esos compromisos estarán en las próximas cuentas?

Yo sí, por supuesto. Los Presupuestos Generales del Estado son muy importantes para Cantabria, porque hay que tener en cuenta que el 80% de nuestros ingresos provienen de ahí. Las reivindicaciones en aspectos como Valdecilla, o en otras partidas finalistas, tienen un compromiso explícito del presidente Pedro Sánchez que es incuestionable. No tengo ninguna duda de que esas cuentas van a recoger la deuda de Valdecilla, esos 22 millones, así como todas las infraestructuras pendientes. Esas inversiones en Cantabria están garantizadas.

Fue una de las personas que formó parte de la mesa que renegoció el pacto de Gobierno tras el cisma que se abrió por el voto en contra del diputado José María Mazón en la investidura de Pedro Sánchez. ¿Cómo lo vivió desde dentro? ¿Cómo fue esa negociación cara a cara después de unos días tan tensos?

[Ríe]. Bueno, sí, fueron días tensos, pero yo de las cosas del partido prefiero no hablar. Son cosas internas y creo que no merece la pena.

Pero también forma parte del propio Consejo de Gobierno. ¿Se puede trabajar con normalidad y recuperar un clima cordial después de lo que ha pasado y el duro enfrentamiento público que se ha vivido?

Sí, ya te digo que de las cosas del partido no creo que me corresponda a mí hablar, pero como miembro del Consejo de Gobierno te puedo decir que se sigue trabajando con normalidad. Creo que se puede hablar y colaborar como se venía haciendo hasta ahora.

Se suele decir, no sé si es un tópico, que todo Gobierno es una coalición entre el responsable de Economía y todos sus demás miembros… ¿Se siente así? ¿Le toca hacer de 'poli' malo y poner el pie en el freno en cuanto a las inversiones?

Te diría que no es un tópico: es así. [Ríe]. Pero también te digo otra cosa: todos los consejeros son muy generosos, todos los consejeros entienden perfectamente la situación económica o de tesorería que en algunos momentos se da. Somos dos partidos pero un solo Gobierno. Es lógico que cada uno tire para lo suyo, que quiera atender mejor su presupuesto, pero estamos todos a una y mirando por el futuro de Cantabria.

Y hablando de futuro, ¿qué previsiones económicas maneja ahora que se anuncian algunos nubarrones en el horizonte en cuestión de empleo?

Lo peor que le puede suceder a un Gobierno es la incertidumbre, que es muy mala para el crecimiento económico. Lo que sucede es que esa incertidumbre, poco a poco, se ha ido despejando. Nuestros datos de crecimiento económico no eran tan pesimistas como los que daban otros centros de estudio y organismos externos. Al formarse un Gobierno en España, que esperamos que dure mucho tiempo, esperamos también que esa incertidumbre se disipe. Va a tener un reflejo muy positivo en la economía.

La oposición ha criticado muy duramente en las últimas semanas al Ejecutivo central por el pago pendiente del IVA de 2017. ¿Hay solución a la vista?

Es curioso que sea el Partido Popular el que denuncie el tema del IVA, porque precisamente fue el ministro Cristóbal Montoro el que quitó esa partida, y no les vi en primera fila defendiendo su pago para Cantabria y para el resto de comunidades autónomas. Lo que hay es una cosa muy clara, y es que el propio Gobierno de España en estos momentos tiene un firme compromiso con todas las comunidades autónomas y confío mucho en la ministra María Jesús Montero, porque así me lo ha demostrado con las entregas a cuenta en el ejercicio 2019, que se vivieron situaciones complicadas. Confío en que en los próximos presupuestos del Estado esa mensualidad que se nos debe a las comunidades tenga una compensación, porque así lo ha manifestado la propia ministra.

Algunas comunidades han amenazado incluso con llegar a los tribunales…

Cantabria no se lo plantea.

En la Ley de Medidas Fiscales y Administrativas que acompaña a los presupuestos de Cantabria se han incluido algunas deducciones y modificaciones en el sistema tributario autonómico. ¿Qué planes de futuro tiene en este sentido? ¿Se podrá seguir incidiendo en esta senda o las condiciones económicas no aconsejan llegar más allá?

Por primera vez en la historia de Cantabria se incluye en la Ley de Medidas Fiscales y Administrativas que acompaña a los presupuestos esta batería de medidas para la lucha contra el despoblamiento en las zonas rurales. Se trata de una iniciativa pionera que ahora están replicando otras comunidades autónomas como Asturias, que lo ha incluido también recientemente. Vamos a ver cómo funcionan estas medidas durante este año. A partir de ahí sabremos si hay que mantenerlas, incrementarlas o adaptarlas si no son efectivas. Yo estoy muy confiada en que den su fruto.

En muchos casos, el debate parlamentario parece centrarse en la necesidad de subir o bajar impuestos, dando por bueno la tesis de la derecha de que cualquier bajada de impuestos es buena de por sí, sin valorar a quién afecta o cómo. ¿Se puede salir de esa trampa argumental o estamos condenados a caer en ella una y otra vez?

Las tres derechas coinciden siempre en ese discurso de la bajada de impuestos generalizada, pero lo que vemos es que siempre bajan los impuestos a quien menos lo necesita. Tenemos que tener clara una cosa: si queremos tener servicios públicos de calidad y mantener nuestro estado de bienestar, tenemos que recaudar. Sé que no es popular hablar de impuestos, pero la gente se tiene que concienciar que los servicios públicos cuestan dinero. Y en Cantabria, los servicios públicos que se prestan en Sanidad, por ejemplo, son estupendos. Eso, lógicamente, tenemos que pagarlo con impuestos. Esa trampa en la que nos quiere meter siempre la derecha de que los gobiernos progresistas suben los impuestos de manera generalizada, es eso, una trampa. No es así. Los gobiernos progresistas lo que hacen es subir los impuestos de forma que se produzca una redistribución de la riqueza, que exista justicia social. A eso vamos, a que el que más lo necesita pague menos impuestos y quien tenga mayor capacidad económica contribuya más.

Reconocía que hablar de impuestos en España no es popular. ¿No falta pedagogía para aumentar la concienciación de los ciudadanos?

Sí, sí, está claro. Lo que tenemos que hacer precisamente es esa labor de comunicación para hacer ver a los ciudadanos que con sus impuestos se paga la sanidad, se paga la educación, se paga la dependencia, que son servicios públicos esenciales que todos queremos tener. Son caros de mantener y eso hay que explicarlo mejor.

Más caro sería pagarse todos esos servicios por uno mismo…

¡Eso es lo que no cuenta la derecha! Cuando hablan de bajar impuestos no explican cómo vamos a mantener esos servicios públicos si no hay recaudación que los sostenga. Estaríamos hablando de que esos servicios los presten empresas privadas, de forma más cara, y dejando a mucha gente que no lo puede pagar fuera del sistema. Los servicios públicos se prestan para todos, eso es el estado de bienestar.

Para finalizar, me gustaría saber cómo ha sido el aterrizaje al frente de la Consejería. Aunque es una trabajadora de la casa que ya había formado parte del anterior equipo directivo, ¿cómo ha sido la adaptación a la primera línea política?

A nivel personal, el aterrizaje ha sido de vértigo. [Ríe]. Es cierto que la Consejería la conocía ya, todos los funcionarios son compañeros míos y me conocen a mí, y me he sentido muy respaldada por todos. Es un cambio pasar del nivel técnico a primera línea de la política, pero un cambio del que me siento orgullosa. Entramos en julio y en septiembre ya teníamos hecho prácticamente el presupuesto. La elaboración en tan poco tiempo ha supuesto muchas horas de trabajo, pero me siento muy cómoda con mis compañeros. En lo que se refiere a la defensa de las políticas de este Gobierno, tengo que decir que yo formo parte de este proyecto, del proyecto del Partido Socialista, que creo firmemente en él, y me encuentro a gusto desarrollando estas políticas.

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