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“Cuando digo fuera de la comunidad LGTBI que soy de género no binario me suelen preguntar por mis genitales”

Math.

Rubén Alonso

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Math, joven de 27 años que ha denunciado las dificultades que se ha encontrado en la Universidad de Cantabria para actualizar sus titulaciones con su nuevo nombre acorde a su identidad de género, lamenta “la falta de educación y la desinformación” que existe sobre las personas transgénero en la sociedad.

“Cuando digo fuera de la comunidad LGTBI que soy de género no binario me suelen preguntar por mis genitales”, asegura en conversación con eldiario.es. “Es la pregunta típica y no tengo por que ir diciendo cuáles son o exhibiéndolos”, subraya.

“Una persona puede descubrir que es trans a los veintitantos años porque antes no le han dicho que además de las personas cis también hay trans”, lamenta. La gente “no tiene clara ni la diferencia entre género y sexo, se piensa que las mujeres cis generan muchos estrógenos y los hombres cis mucha testosterona, cuando en realidad ambos cuerpos generan ambos tipos de hormonas”, ejemplifica Math.

Al mismo tiempo, hace hincapié en que “la poca representación” que consiguen tener en medios de comunicación, películas o series “suele dar una visión muy sesgada” de la realidad. “Como que las personas trans sufren, lo pasan mal y sus familias las odian”, señala. “Si vas a la calle, en la frutería o en el supermercado, igual la persona que está delante de ti es trans. No llevamos una etiqueta, da igual cómo se vista, si se maquilla o su corte de pelo”, sostiene pidiendo “respeto” y desterrando el estereotipo y esa visión distorsionada que se suele reproducir.

“Las personas de fuera de la comunidad LGTBI lo que hacen básicamente es 'asimilo, entre comillas, que seas trans, pero voy a intentar incorporarte en mis esquemas mentales', y en tus esquemas mentales nunca te han explicado que una persona puede hormonarse, decidir o no cambiar su género, y que existen las personas no binarias, que no se identifican ni como hombre ni como mujer”, subraya Math.

Así pues, pone el foco en que, a su juicio, “la gran diferencia entre las personas trans y las cis, una de tantas, es que las trans sí hemos pensado sobre nuestro género y hemos descubierto o decidido cuál es, mientras que a las personas cis cuando son bebés les dijeron que es un niño o una niña y crecen así toda su vida”. “Las personas trans tenemos un largo proceso de autorreflexión para llegar a descubrirnos”, destaca.

Precisamente por esa complejidad y el desconocimiento que existe, Math reconoce que a lo largo de su vida ha tenido y tiene “muchas complicaciones, en temas de trabajo, pero sobre todo en las relaciones sociales”. “Es muy complicado sentirte segure* con alguien que no te entiende, porque al no entenderte no te respeta”, explica.

No obstante, asegura que nunca se ha planteado tirar la toalla y resignarse frente a esos obstáculos que tiene que hacer frente. “Primero porque puedo, soy independiente -a diferencia de una persona menor que no recibe apoyo de casa- y porque tengo la nacionalidad, ya que para una persona migrante y sin documentación es todo más complicado”, apunta.

“Y segundo por las personas que vienen detrás, porque los avances que hemos conseguido hasta ahora han sido gracias a las revueltas de Stonewall, impulsadas básicamente por personas trans y racializadas”, resalta Math, haciendo énfasis en que “todo tiene consecuencias”. “Aportamos nuestro granito de arena y no me puedo quedar de brazos cruzados”, sentencia.

“Preocupación por Vox”

Respecto al nuevo Gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, que cuenta con una dirección específica LGTBI dentro del Ministerio de Igualdad que dirige Irene Montero, Math subraya que tiene “esperanzas en temas sociales y educativos, pero con un poco de recelo”. “Están condicionados de una manera u otra por una serie de poderes”, afirma. No obstante, tal y como reconoce, su “mayor preocupación” es la oposición.

“El día de las elecciones, cuando salió el resultado con el ascenso brutal de Vox, une amigue tuvo un ataque de ansiedad”, relata. “Detrás de esos 52 escaños con nombres y apellidos hay miles de personas que les apoyan”, concluye, escenificando lo extendido que está el discurso de odio de la extrema derecha.

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