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“La creencia popular de que en la experimentación animal se maltrata es falsa”

Uno de los dos camaleones que se encuentran en el Campus de Medicina de la UC | RUBÉN ALONSO

Rubén Alonso

“Ahora mismo, la investigación con animales es algo necesario y no es prescindible, y la creencia popular de que se les maltrata es falsa”. Con esa rotundidad lo ha manifestado Miguel García, director técnico del Servicio de Estabulación y Experimentación Animal (SEEA) de la Universidad de Cantabria (UC), en una visita guiada por las instalaciones del Campus de la Facultad de Medicina destinada a los medios de comunicación.

El objetivo, según ha señalado Javier León, vicerrector de Investigación y Transferencia del Conocimiento, es “cambiar la manera en que se comunica social y mediáticamente” la labor que se realiza en los laboratorios de experimentación con animales.

Hasta el momento, tal y como ha explicado, se llevaba a cabo de manera “ocultista” y con “poca transparencia” por “temor” a las presiones de los grupos animalistas. Sin embargo, León relata que se han dado cuenta que esa política “no es eficaz” puesto que es mejor hacerlo de forma “más clara”.

La UC se ha adherido al Acuerdo de Transparencia sobre el Uso de Animales de Experimentación a propuesta de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE). Así pues, “reconoce y acepta” el uso reglado de modelos de animales en investigación científica con el objetivo de “continuar ampliando el conocimiento sobre los mecanismos que determinan nuestra salud o el desarrollo de enfermedades”, tal y como recoge la propia institución académica.

En un recorrido por las instalaciones, la prensa ha sido testigo de las condiciones en las que viven las distintas especies de animales que allí se encuentran. Concretamente, el Campus alberga alrededor de 3.900 ratones, 90 ratas, 13 gallinas y dos camaleones, uno macho y otro hembra de un año y que únicamente se experimenta con sus huevos.

Según ha expresado García, allí se lleva a cabo un proceso de “investigación básica”, es decir, la primera fase. “Todo está perfectamente regulado”, incide, ya que el objetivo es “minimizar al máximo las variables incontroladas”. Para ello, cada especie se encuentra en una habitación en la que controlan la luz, la humedad, la temperatura y el tipo de comida que ingieren.

Asimismo, cada una tiene un código genético tipificado y el objetivo es que no se modifique, a pesar de que después de 20 generaciones, no es el mismo desde el punto de vista científico. “Los animales se cuidan, no hay maltrato gratuito”, ha subrayado García.

Al mismo tiempo, ha querido resaltar que “cuanto mejor se trata a los animales, mejores resultados se obtiene de ellos, a todos los niveles”. “Si se puede hacer con cuatro ratones, no se hace con ocho, es economía”, ha argumentado. “El maltrato no lleva a nada bueno, infringir un dolor innecesario no es positivo ni para el animal, ni para la investigación”, ha sentenciado.

Laboratorios

El director del SEEA hace hincapié en que “no vale cualquier animal” y que toda persona que quiera acceder a las instalaciones “precisa de una autorización” de la Consejería de Educación. El Campus cuenta con siete laboratorios, tres quirófanos, un preoperatorio y un postoperatorio.

En algunos de ellos, se efectúan trasplantes en ovejas y cerdos. Tal y como ha relatado García, desde 2007 no se utilizan perros para ello por el “coste económico” y por el “impacto social” que provoca. “Ahora todo está más regulado”, ha insistido.

Por otra parte, ha puesto de manifiesto que la “falta de financiación” trae consigo que “solo se realicen cuatro o cinco trasplantes al año cuando en los 80 y los 90 había actividad todas las tardes”. Ha señalado que ha habido épocas en las que disponían de 6.000 animales, mientras que ahora, en los momentos más bajos, su reducción ha sido del 50%. “Estamos recuperando poco a poco, soy optimista”, ha apuntado.

Por otro lado, en diferentes laboratorios, se evalúan los efectos de los fármacos mediante el análisis de los comportamientos cognitivos de los animales. Para ello, cuentan con las llamadas 'jaulas de conducta' y con el conocido como 'campo abierto', entre otros. Se trata de instrumentos destinados a la observación y estudio de las diferentes reacciones de las especies ante los efectos de un fármaco determinado.

En definitiva, el vicerrector asegura que “la creencia popular” de que los animales de investigación son torturados “parte de la cultura anticientífica en que nos estamos moviendo”. “Lo pongo en el mismo paquete de que las vacunas de los niños provocan autismo, de que la gente se cura de una enfermedad genética con homeopatía o que los teléfonos móviles dan cáncer”, ha ejemplificado.

“Sin este tipo de investigación, la medicina estaría como estaba a principios del siglo XX y su beneficio es tan evidente que no hay necesidad de ocultarlo”, ha concluido. Por su parte, García, ha terminado su intervención haciendo hincapié en que “buena parte de quienes se oponen, lo hacen por ignorancia y desconocimiento”. “Los trasplantes que se hacen ahora a patadas en Valdecilla, se hicieron primero en estos quirófanos”, ha sentenciado.

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