Soraya se pasa de la raya

Estos días hemos aprendido que no conviene dejarse grabar ante las cámaras después de una comida de Navidad. No sé qué les echan a esos menús de empresa, pero hay quien sale de ahí como de un after. Es el caso de la tal Silvia Charro, consultora inmobiliaria que ha saltado a la fama por un vídeo sobre el mercado hipotecario en el que le bailaban los ojos y la boca al ritmo de las Grecas. Alegre y contenta estaba la vicepresidenta del gobierno, Sáenz de Santamaría, en un almuerzo con simpatizantes en el que se vino tan arriba que presumió de que Rajoy había descabezado al independentismo él solito. No los jueces, no el Estado y la Constitución, no: Mariano y cierra España.

La que no cerró el pico a tiempo fue la vice (pronúnciese en inglés y castellano) que se fue de la lengua cuando atribuyó al presidente del gobierno la responsabilidad en la liquidación del independentismo y el descabezamiento de sus líderes. Y nosotros que creíamos que era cosa de un poder judicial autónomo que se limitaba a cumplir la ley sin que el Ejecutivo le dicte sus acciones. Qué sorpresa más grande. Quién nos lo iba a decir de un gobierno que utiliza a tribunales, fiscales, policías y periodistas para imputar a adversarios, fabricar informes falsos y perseguir a la oposición, mientras consigue inmunidad.

Se dirá que es una forma de hablar, que si la independencia de los jueces y los delitos de los indepes, pero el canto de Soraya suena a que la judicatura afín le afina a Rajoy en tribunales lo que se le desafina en las urnas. Ya lo dijo la ministra en diferido, Dolores de Cospedal, que han aplicado el 155 y convocado elecciones para que gane el unionismo. Y nosotros que creíamos que los resultados no están decididos hasta que la gente vota y que se convoca al pueblo para que exprese su voluntad. Menos mal que ha venido la ministra de simulaciones para contarnos que la democracia y la separación de poderes también lo son: simulacros.

Y si no ganan las elecciones ni se lo afinan los fiscales, te lo arregla Montoro, que lo mismo le hace una amnistía fiscal inconstitucional a los amiguetes evasores, que le interviene las cuentas al enemigo. Al ayuntamiento de Carmena le ha hecho un 155 por haber reducido la deuda en más 2000 millones y haber aumentado la inversión pública un 150%. En lugar de censurar al agresor, se critica a la víctima que ha hecho lo único que podía hacer (Manuela, acatar la ley, y su concejal de economía, Sánchez Mato, asumir su gestión, rebelarse y forzar su cese). El PP consigue en los despachos y en los sótanos lo que no consigue en los comicios.

Ya ni lo ocultan. Los populares son como los borrachos, que van tan a tope, que no tienen ni que mentir. Por eso Soraya se pasa de la raya, porque para el PP no hay límite ético ni legal que no puedan traspasar.

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