Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Una denuncia de la extrema derecha lleva al límite a Pedro Sánchez y amenaza el Gobierno
Crónica - El día que Sánchez se declaró humano. Por Esther Palomera
Opinión - El presidente Sánchez no puede ceder
Sobre este blog

Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.

Accede aquí a nuestra portada.

Y así acaba la segunda Transición

Javier Gallego

A lo que tiene miedo el rey es a que el proceso catalán desemboque en un proceso constituyente en toda España en el que acabemos votando hasta la forma de Estado, no vaya a ser que nos decidamos por la república. Lo temen el rey y su corte del 78. Cuando tocan a uno, les tocan a todos y si quitamos una pieza, saben que es posible que otras caigan detrás.

Por eso el monarca salió a dar un puñetazo en la mesa y a mostrar su apoyo a los españoles que le podrían votar, si algún día se somete a las urnas. Por eso Ciudadanos (un partido apoyado sin disimulo por la élite mediática y empresarial) tiene tanta prisa en que se aplique el 155. Vayamos cuanto antes a unas elecciones que muestren que el separatismo sigue sin mayoría suficiente para la declaración unilateral y eviten una negociación que lo ponga todo patas arriba.

Por eso también la vieja guardia socialista presiona al ausente Sánchez para que deje de hacerle ojitos al diálogo y cierre filas con el orden establecido, como ya ha hecho Susana Díaz. ¿Qué diálogo ni qué niño muerto? Aquí lo que hay que hacer es aplicar la ley con todo su peso sobre los “golpistas”, dice al unísono el régimen, que insiste en comparar el golpe militar de Tejero con una movilización social de más de dos millones de catalanes.

La comparación sirve a sus planes, el golpismo es el pegamento que utilizan de nuevo para restaurar los platos rotos. Cataluña es el remate final de la segunda Transición española, tan parecida a la primera que se completará también 40 años después del régimen anterior: 1978-2018. Ahora como entonces, la sucesión frena el cambio político y asegura la continuidad del sistema y el rey para un golpe y concentra al país en torno a la Corona y la Unidad de España. Como quería Franco. Todo atado y bien atado. El cambio lampedusiano está hecho.

En efecto, el rey aprovecha el 1-O, como su padre el 23-F, para erigirse en arcángel de la democracia. En esto aparecen también las élites empresariales, escondidas hasta la fecha, para salir al rescate de sí mismas. La operación es un éxito. Los independentistas dudan, el orden empieza a restablecerse. Las banderas españolas inundan las calles de Madrid y Barcelona y cuelgan de los balcones de todo el país. El nacionalismo español retoma la confianza y se concentra en torno a la derecha y a la monarquía, con la colaboración de un PSOE desnortado y no siempre consciente de su papel de marioneta en el tinglado.

Siempre hemos pensado que Rajoy era un pasivo espectador del avance del independentismo o que las cargas del referéndum fueron un ejemplo más de su torpeza, y de pronto nos encontramos que todo beneficia a sus intereses. La violencia policial que ordenaron para demostrar su fuerza ante el españolismo, jugó en su contra durante unos días, pero finalmente ha servido para unir a la gente en torno a las fuerzas de seguridad y al Estado frente al enemigo común secesionista. La derecha que se tambaleaba por la corrupción y la crisis recupera la mayoría indefinidamente gracias a la carta del patriotismo y a la entrega de las armas de los socialistas.

No es un plan maquiavélico, es el normal funcionamiento de un sistema que tiene los resortes para movilizar a la opinión pública y parar los desafíos cuando van demasiado lejos. La única oportunidad de evitar que la segunda Transición sea otro pacto entre las élites es forzar un diálogo en el que esté representada la pluralidad nacional frente al discurso único. Todo depende de la fuerza del independentismo para mantener el pulso sin suicidarse y de la izquierda española para canalizar el conflicto hacia la vía política. El régimen ya está haciendo todo lo que puede para demonizarla y mover a la masa en contra.

La “modélica” Transición del 78 quiere morir en la cama como el franquismo y seguir dirigiendo el país bajo las sábanas. Si dejamos que así sea, el pueblo español perderá otra vez la ocasión de acabar con lo que queda de Franco, que es mucho.

Si quienes disfrutáis de nuestros contenidos, hacéis una aportación al programa, la que sea, podremos seguir haciendo esta radio y este periodismo.

Sobre este blog

Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.

Accede aquí a nuestra portada.

Etiquetas
stats