La segunda oportunidad

Pedro Sánchez es el hombre de las segundas oportunidades. Como El Cid, venció en la batalla por el partido después de que le mataran sus propios compañeros. Como El Renacido, ha vuelto de entre los muertos para ganarle a Rajoy la primera moción de censura que sale victoriosa en nuestra democracia. Para todo hay una primera vez y éste es el primer gobierno nacido del parlamentarismo extremo: del debate y el consenso entre muchos. No es menos democrático, como dice la derecha, lo es más, porque a la democracia de las urnas, hay que sumarle la democracia del Congreso.

También es el primer gobierno basado en el acuerdo de todas las izquierdas y las nacionalidades históricas, el primero con más mujeres que hombres, el más femenino del mundo, el primero presidido por la nueva generación política nacida después de Franco. Es el primero para casi todo y, por eso, una segunda oportunidad para casi todos. La oportunidad de ser otro país: más libre, igualitario, decente y plural. La oportunidad de corregir errores, de provocar cambios.

El primero ha sido quitarse de encima al PP de Rajoy y los corruptos, de la censura y el autoritarismo, del rescate a los de arriba y el ataque a los de abajo. Algunos más que la llegada de Pedro, hemos celebrado la marcha de Mariano. Siete años como siete vidas le hemos sufrido. Pero, por fin, lo que se plantó el 15M, se recogió el otro día en un ejercicio de democracia representativa. Por eso, la izquierda coreaba “sí se puede”. Se puede echar a los malos. La mano tendida puede a la mano dura.

Sánchez e Iglesias lo escenificaron en el Parlamento. Después de sus desencuentros, el abrazo que sella el acuerdo del centro izquierda. Después de que el régimen frustrara la posibilidad anterior de echar a la derecha, tienen una segunda chance de unirse para mejorar la vida de la gente. Es una ocasión única para la izquierda: del PSOE para volver a ella, de Unidos Podemos para no extraviarla, de ambos para cooperar.

Los socialistas tienen la ventaja del poder, que Sánchez ya está aprovechando. Su gobierno feminista y estelar -astronauta Pedro Duque incluido, con perfiles atractivos y diversos, para agradar a muchos, también al centro-derecha con Borrell o Marlaska-, es su primer acto de campaña. A Unidos Podemos le conviene apoyar con condiciones, sin dejarse arrinconar. A nosotros que el electoralismo no les lleve al frentismo, que permitan que sea la derecha la que esta vez se pase a sí misma a cuchillo. No esperemos el gran cambio, pero no nos conformemos con uno pequeño.

También es una ocasión para nosotros de ser una sociedad más abierta, dialogante y comprensiva con el otro. Menos los ultranacionalistas, creo que los demás vamos viendo que nuestra fuerza está en diversidad, no en la unidad a la fuerza. Por eso también es una nueva oportunidad, quizá la última, para Cataluña y España, ya sea a través del federalismo o de la consulta pactada. Empecemos por hablar.

Las segundas oportunidades nacen del fracaso de las primeras. Hay que afrontarlas con la cautela del que se ha caído y la ilusión del que se vuelve a levantar.

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