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Espacio de divulgación científica y tecnológica patrocinado por la Universidad de Alcalá (UAH), con el objetivo de acercar el conocimiento y la investigación a la ciudadanía y generar cultura de ciencia

Leer detenidamente los etiquetados y huir de las modas, claves para hacer una buena compra de productos envasados

Supermercado

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Leer detenidamente los etiquetados y no hacer caso de las modas en alimentación son dos de las claves que hay que tener en cuenta a la hora de hacer la compra de alimentos envasados. Son algunas de las recomendaciones que hace Carmen Berrocal, coordinadora del Área de Nutrición y Bromatología y Profesora Titular del departamento de Cuencas Biomédicas de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Alcalá (UAH).

Ella lo tiene muy claro, y asegura categóricamente que “desconfiaría de cualquier alimento que no está cumpliendo la legislación alimentaria o que no está cumpliendo con los puntos obligatorios en el etiquetado. Alimento que no los tiene, yo lo doy por alimento de riesgo. No es seguro y no lo compro”.

Por ello detalla los aspectos que tiene que tener en cuenta el consumidor a la hora de comprar productos envasados ya que, para los no envasados, es decir los productos frescos, estas reglas son distintas.

Toda la información que debe ofrecerse al consumidor está establecida en el Reglamento de la UE 1169/2011. La información que tiene que ofrecer un etiquetado es obligatoria por ley: la denominación, la cantidad neta, el país de origen, todos los datos de la empresa, el lote, los ingredientes, el modo de conservación, el modo de empleo, la fecha de consumo preferente y/o la de caducidad.

Entre estos datos están varios puntos que, para Carmen Berrocal, son fundamentales. Son aquellos a los que el consumidor debe prestar especial atención a la hora de comprar:

Lista de ingredientes: “Tienen que figurar todos los componentes que se han utilizado para la preparación del alimento, incluido el porcentaje. Además, tienen que incluirse los aditivos alimentarios si se utilizan. Los aditivos autorizados están en un listado controlado y aprobado y no se pueden utilizar otros distintos”.

Desconfiaría de cualquier alimento que no está cumpliendo la legislación alimentaria o que no está cumpliendo con los puntos obligatorios en el etiquetado

Alérgenos: “La lista de alérgenos es obligatoria desde que se conocen las reacciones adversas que pueden causar algunos ingredientes a determinadas personas. Incluso aunque la industria agroalimentaria sepa que su producto no lleva un alérgeno determinado, se puede haber producido una contaminación cruzada a la hora de preparar ese alimento. Por eso se deberá indicar al menos que ‘podría contener trazas’ para que el consumidor tenga esa información en cuenta”.

Fechas de consumo preferente o fecha de caducidad: “Son distintas. La fecha de consumo preferente supone que, hasta esa fecha, las características nutricionales, organolépticas del alimento son tal cual han salido de fábrica y hasta esa fecha el alimento sigue estando en buenas condiciones. Se puede seguir consumiendo, aunque se haya podido perder alguna de esas propiedades porque no afecta a la seguridad alimentaria. Mientras que la fecha de caducidad sí es la fecha a partir de la cual no podemos consumir ese alimento porque el fabricante sabe que el deterioro natural del alimento puede producir unas sustancias que puede producir una reacción tóxica en el organismo”.

Información nutricional: “Era voluntaria hasta hace no muchos años, pero ya es obligatorio que todos los alimentos lleven esta información nutricional, que se refiere exactamente al contenido en energía, proteína, hidratos de carbono metabolizables y el contenido en azúcares, las grasas, dentro de esas el contenido en grasas saturadas, y la sal”.

País de origen o lugar de procedencia del alimento: “Esto es sobre todo para los productos importados. El consumidor tiene derecho a saber de dónde procede el alimento”.

Datos de la empresa responsable del producto en la Unión Europea: “El etiquetado tiene que indicar el nombre de la empresa, un teléfono de contacto, una web, todos los datos para que en el caso de que el consumidor se quiera poner en contacto, sepa quién dirigirse. La empresa que pone en el mercado el producto a disposición del consumidor, no tiene por qué haberlo producido, pero es la responsable”.

Asimismo, hay otros datos que este etiquetado tiene que llevar, como el grado alcohólico en caso de bebidas alcohólicas, siempre que sea un grado superior a al 1,2% ya que, por debajo de ese porcentaje, no es obligatorio.

A su juicio, si faltan algunos de estos datos en el etiquetado, “nos debe alertar de que puede ser un alimento de riesgo y, en caso de duda, para mí no es seguro y no lo compro”.

Palabras atrayentes para el consumidor como ‘light’

Hay ciertas palabras que incluyen los productos envasados que pueden resultar atrayentes para el consumidor, como ‘light’, ‘casero’ o ‘saludable’ que las empresas utilizan para acercarse a las preferencias del usuario. Esta experta asegura que actualmente todo esto está ya delimitado por la normativa. “La información al consumidor, también en cuanto a los eslóganes que se pueden utilizar, también está muy regulada. Hay otro tipo de información que es voluntaria para el fabricante, por supuesto sometiéndose a una reglamentación en la Unión Europea sobre alimentos que lleven lo que se denomina ‘alegaciones nutricionales’ porque las alegaciones saludables que son distintas. Es ahí donde entrarían términos como ‘light’. Ahora para que un alimento pueda llevar ese término tiene que cumplir con unas exigencias europeas”.

No obstante, y aunque hay un reglamento férreo la especialista advierte que sigue habiendo “mucho fraude en el etiquetado de los alimentos. El fraude tiene un porcentaje altísimo en alimentos en la Unión Europea”.

Sigue habiendo mucho fraude en el etiquetado de los alimentos. El fraude tiene un porcentaje altísimo en alimentos en la Unión Europea

Así, según el ‘Informe sobre fraude agro-alimentario en Europa 2020’, la mayoría están relacionados con el etiquetado incorrecto, es decir, cuando la información de la etiqueta induce a error a las personas consumidoras (por ejemplo; cuando el aceite de oliva se presenta como de categoría superior - virgen extra-). De hecho, asegura, “la categoría con más casos notificados es la de ‘Grasas y aceites’, donde la mayoría de los casos se refieren al aceite de oliva (al igual que en 2019)”. Le siguen la categoría de ‘Pescado y sus derivados’. En este caso, la mayoría de estas notificaciones están relacionadas con el uso de atún congelado destinado a conserveras, su tratamiento con nitratos y nitritos e incluso con extractos vegetales ricos en nitritos, generalmente declarados como aromas.

Aditivos y modas

A su juicio, hay que prestar atención a la información nutricional de los alimentos para saber qué cantidad diaria ingerimos de azúcares, grasas o sal. “El azúcar, la energía, la grasa o la sal son unos componentes que están científicamente contrastado que la relación con la salud es negativa y por tanto hay que tener cuidado. La forma de controlarlo es sabiendo la cantidad total que consumes a día”.

En el caso de las grasas, es obligatorio que se señale en el etiquetado la cantidad de grasas saturadas como medida de control. Es “otro de los elementos que tiene el alimento y está comprobado que hay que prestarle atención porque provoca ateromas o accidentes cardiovasculares”.

Carmen Berrocal recomienda también atender a los aditivos que llevan los alimentos procesados. “Son sustancias químicas ajenas al alimento que se adicionan y que están permitidos, pero al final vamos sumando al día muchos de estos aditivos y podrían, no a corto plazo, pero sí a largo plazo, producir efectos secundarios. Por eso yo tengo cuidado con este tipo de elementos en los alimentos procesados”, señala.

Respecto a modas como la de consumir alimentos muy ricos en proteínas, considera que con “las modas siempre hay que tener cuidado y no me dejo llevar por ellas. Están apareciendo proteínas en formulaciones muy variadas, pero están más destinadas a personas que realizan una actividad física alta. En condiciones normales una persona normal que no tenga un desgaste muscular alto, no lo necesita para nada. Por el contrario, en casos en los que cargas mucho de proteína, el organismo puede reaccionar, los riñones fundamentalmente. Es un nutriente del que no hay que abusar”, asegura.

Sistema Nutriscore

Sobre el sistema de etiquetado Nutriscore, cuya clasificación se basa en cinco letras y colores, en el que la A de color verde oscuro es la opción más saludable y la E roja la peor, Carmen Berrocal considera que “todas las iniciativas con la finalidad de ayudar al consumidor a hacer una buena elección desde el punto de vista de salud son bienvenidas”.

Considera el sistema interesante, aunque “aun da lugar a equivocación para el consumidor porque solo funciona cuando comparas ese etiquetado entre alimentos que pertenecen a la misma familia o el mismo alimento con distintas marcas; pero si intentas comparar un alimento con otro totalmente distintos en cuanto a composición, el resultado es equívoco. No está del todo perfilado y aún no ha salido como obligatorio, hay empresas que ya lo ha adoptado, pero no creo que hayan conseguido aun lo que pretenden”.

No obstante, sí cree que puede hacer que las marcas intenten mejorar su composición para lograr una mejor calificación. “El sistema consiste en coger un alimento y buscar puntos desfavorables como contenido en azúcar, grasa, energía y sal; los favorables, se busca proteína fibras, productos frescos, y dan una puntuación. Se calcula la diferencia entre favorable y desfavorable y en función de lo que sale deriva en una letra de la A la D, las empresas saben que ahí se juegan mucho, todo quieren estar en A”.

También esto ha dado lugar, por ejemplo, a los problemas con los productores de aceite de oliva porque considera que este alimento no está bien tratado dentro del sistema Nutriscore. “El aceite de oliva es grasa pura y el sistema estaría penalizando mucho al virgen extra, cuando es un alimentos propio de la dieta mediterránea que se sabe que por su contenido en ácido oleico está demostrado que es favorable”. 

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