¿Por qué están desapareciendo los insectos?

Desde hace algunos años, los expertos lo están advirtiendo: desaparecen los insectos. La voz de alarma la dieron los apicultores, preocupados por el declive de las abejas domésticas. Pero diversos estudios han puesto de manifiesto que es una tendencia que afecta a todo el planeta, y a muchas más especies de insectos.

Estudios como el seguimiento llevado a cabo entre 1989 y 2014 en la Reserva Natural de Orbroicher Bruch, Alemania, donde la biomasa de insectos muestreados entre Mayo y Octubre de cada año ha disminuido de 1,6 kg en 1989 a sólo 300 gramos en 2014. O el estudio, también en Alemania, ejecutado por la Universidad Técnica de Munich y el Museo Seckenberg de Historia Natural en una reserva natural cerca de Ratisbona, donde se ha constatado que en 1840 se habían detectado 117 especies de Lepidópteros pero sólo 71 en 2013.

Generalizando, el ecólogo Rodolfo Dirzo, de la Universidad de Stanford, unificó los estudios disponibles de este tipo y, a partir de ellos, desarrolló el Índice Global de Abundancia de Invertebrados, que ha arrojado un fuerte declive del 45% en los últimos cuarenta años. ¿Qué está pasando?

Desaparición de hábitats

A los insectos les afecta la desaparición de hábitats igual que a cualquier grupo de animales. La deforestación y la expansión incontrolada de ciudades e infraestructuras humanas están haciendo pagar un alto precio a los animales que constituyen, por sí solos, el grueso de toda la biomasa animal de nuestro planeta.

La expansión de la llamada “agricultura industrial” está siendo otro factor muy importante en la desaparición tanto de los insectos como, en segunda instancia, de las aves ligadas a los cultivos de secano tradicionales. Mediante la previa destrucción de hábitats y el posterior establecimiento de monocultivos, existen ya por todo el mundo áreas agrícolas que sólo pueden denominarse “desiertos biológicos”. Este tipo de agricultura, además, se caracteriza por un uso abusivo de pesticidas, que constituyen la tercera causa de este declive de los insectos. Algunos de los cuales, como los famosos neonicotinoides, han sido prohibidos en la UE al demostrarse su papel nocivo en las abejas concretamente.

Por último, y no menos importante, los cultivos transgénicos también tienen su siniestro papel en este envenenamiento masivo de insectos. En efecto, entre las múltiples “ventajas” que nos venden estos cultivos milagrosos se encuentran las llamadas plantas “resistentes a insectos”. Lo cual esconde un eufemismo pues son plantas que, en realidad, generan su propio insecticida. No es que resistan las plagas. Es que las matan y, de rebote, matan más insectos como daño colateral.  Se trata de plantas a las que se han introducido genes derivados de la bacteria Bacillus thurigensis, que codifican para cristales de proteína tóxicos para los insectos. Por esta razón se llaman “genes Bt” que, a su vez, dan nombre a variedades transgénicas como el llamado “maíz Bt”.

Riesgos sobre insectos benéficos

Estas plantas matan un amplio rango de Coleópteros y Lepidópteros. Muchos de estos genes han sido seleccionados para codificar proteínas específicas para determinadas especies, consideradas plagas. Pero se han detectado ya riesgos sobre insectos benéficos, como parasitoides y depredadores de los insectos plaga, y también insectos a los cuales no van dirigidas estas toxinas.

Cuatro factores, pues, se han aliado: destrucción de hábitats naturales, expansión de la agricultura industrial, abuso de pesticidas y también la existencia de los supuestamente inocuos cultivos transgénicos que, como hemos visto, no son tan inocuos. No todos estos factores se dan a la vez en todo el planeta, y la importancia de cada uno de ellos varía en cada lugar pero nos da una foto de lo que está pasando.

¿Las consecuencias?, grave peligro para los insectos polinizadores de los que dependemos para muchísimos cultivos, y también para todos aquéllos animales que se alimentan de insectos, una vastísima base alimentaria especialmente importante para Aves y Murciélagos.