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El pueblo de Cenizate (Albacete) nació junto al Arroyo de Ledaña, que aquí lo llaman la Cañada del Cardeal. Dicho arroyo, tras discurrir por los términos de Fuentealbilla y Abengibre, desagua en el río Júcar a la altura de Jorquera. De las 11 fuentes que manaban antaño en Cenizate, hoy todas están secas. No nos consta otro caso similar de municipio tan afectado por el expolio de sus manantiales. La sobreexplotación del acuífero de La Mancha Oriental con destino a regadíos intensivos hundió los niveles freáticos y se llevó por delante todas sus fuentes.
El 3 de marzo de 2011, junto a mi compañero Rafa Molina, visitamos el entorno de Cenizate para localizar lo que en su día fueron sus fuentes y manantiales. Nos acompañaron los dos mejores anfitriones: Santiago Cabañero (pastor) y Facundín García (campesino). Cariñosos y sabios, enamorados del campo y sus criaturas… risas por doquier.
Vamos a dar un repaso por todas las fuentes que fueron vida de este pueblo y que hoy son recuerdo para las personas mayores, y nada para las más jóvenes. Para que seamos conscientes de todo lo que sacrificamos al Dios del “progreso”. Para reflexionar sobre si puede haber futuro destruyendo la Naturaleza, en Cenizate, en La Manchuela y en todos los territorios mediterráneos donde el suelo y el agua son extremadamente frágiles.
A la poza de la Fuente del Frailote, en las afueras de la población, venía la gente del pueblo a tomar agua para beber. El ganado no abrevaba aquí, pues era muy poca el agua que manaba. En sus inmediaciones se hicieron cuevas de champiñón en la década de los años 60 del siglo XX, pero apenas funcionaron unos cuantos años. Se secó a finales de la década de los 70, tan pronto se comenzó la perforación de pozos en la llanura inmediata. Como vestigios, hoy sólo quedan unas matas de escaramujo y zumaque junto a una roca de toba calcárea porosa por donde en su día resudaba el agua.
La Fuente Lucía, en el paraje del Toril, siempre tuvo agua hasta que se secó en los años 80. Sus aguas servían para abrevar las caballerías que ayudaban en las tareas del campo. Los propietarios de las hazas de al lado, apodados los “Zorros”, ponían unas matas de tomates que regaban a cubos.
La Fuente del Cuervo recibía en una poceta calzada con piedras las aguas de dos nacimientos situados muy cerca reguero arriba. Al lado de esta fuente había un tornajo de madera realizado en medio tronco de pino donde Santiago abrevaba sus ovejas después de sacar el agua con un cubo. Igual que la anterior, se secó en los años 80.
El nacimiento de la Fuente de la Charca estaba situado en un resudadero de una pared caliza cuyas aguas se conducían unos 5 metros más abajo hasta una balsa que se utilizaba como lavadero, donde aún se aprecian las losas de lavar rústicas realizadas en piedra natural. Desde la balsa había un reguerón de tejas hasta al lado del camino, donde se plantaban lechugas en un celemín de tierra. Se secó a principios de los 80.
La Fuente de los Pocicos la conformaban un conjunto de al menos tres nacimientos en la ladera que desciende desde el llano a la Cañada. A partir de ellos se regaban una serie de huertas. El nacimiento mayor era el que estaba más Cañada abajo, otro había junto a unos pinos y el último donde aún hoy hay una gran piedra. Se secó a finales de los 90. El agua de esta fuente daba riego a una sola huerta de unos 2 almudes de superficie. Su propietario, Don Benito Villena, siempre la ha tenido arrendada. El ganado abrevaba en la misma fuente. La balsa de la fuente (de 2 por 4 metros de dimensión y 1,5 metros de profundidad) era utilizada en tiempos como lugar de baño de los chiquillos. El agua de esta fuente era buena para beber, pero la gente no venía a por ella para llevarla a sus casas porque está lejos del pueblo (a 3 km). Solamente la bebían los que pasaban por allí, sentándose a descansar a la sombra de unos olmos, hoy secos. Para el uso de boca, la población acudía con burros y cántaros a la fuente de la Huerta de Ramón y a la del Colmenar.
La Fuente del Colmenar consiste en una pequeña excavación de un metro de profundidad al pie de una gran visera de roca caliza. Siempre tenía agua, si bien en la actualidad se encuentra seca y lodada. Había una goma fina que conducía el agua desde la poceta hasta un abrevadero para los animales. Encima de la piedra que hay al lado también había un bebedero. Estaba cuidada por las gentes del campo ya que su agua era muy fina para beber, de las mejores del término junto con el Pozo Melchor. Hay una gran matarrubia o coscoja a su lado.
El Pozo de Melchor se encuentra en el barranco del mismo nombre. En el brocal del pozo había una higuera. Para sacar el agua, una persona se metía dentro con un cubo o bote y otra persona se quedaba fuera para coger el recipiente y echarlo a un pilón de piedra donde bebían las caballerías (Facundín abajo, Amado Cano arriba). El pozo tenía una profundidad de 1,5 metros, y sólo tenía unos 2 palmos de agua. Hoy se encuentra seco. Santiago recuerda que el agua de este pozo era muy fina para beber. Los labradores que se desplazaban hasta la casilla del Chuche, en verano bajaban aquí para que bebieran las mulas.
El Pozo Cebrián se sitúa en el reguero del que toma su nombre. Antes había un camino por donde pasaban los carros, pero ahora todo está perdido. Por aquí corría el agua permanentemente hacia la Cañada, hasta que a principios de los 90 se secó. Igualmente, en la actualidad se encuentra seco. Unos 30 metros más arriba del pozo había otro resudadero. Aunque se le llama pozo, realmente se trata de un manantial que nace entre grandes piedras.
La Fuente del Tollo del Buitrón y la Fuente del Tollejo del Buitrón nacían en el fondo de los tollos del mismo nombre. Antiguamente en este lugar se arrojaban los animales de gran tamaño cuando morían, tales como cerdos y mulas.
La Fuente de la Huerta de Santa Bárbara o de Ramón cuenta con dos grandísimos pinos y una encina en sus inmediaciones. El agua de la mina goteaba permanentemente y se almacenaba en la balsa. En la actualidad la mina está rehundida y la balsa abandonada, si bien es la única fuente del término que cuenta con algo de agua.