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“El reciclado no puede basarse en criterios estrictamente económicos”

Foto: Ecoembes

Francisca Bravo Miranda

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¿Qué pasa con la economía circular en España? Las respuestas a una compleja situación se buscaron en la Jornada ECSB Policy Forum: Entrepreneurial activities in the Circular Economy celebrada en la Universidad de Castilla-La Mancha y que contó con la participación del consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, Álvaro Rodríguez, responsable del Climate Reality Project y Elena Pérez de la Asociación para la Sostenibilidad y el Progreso de las sociedades.

El director académico del Vicerrectorado de Investigación de la UCLM, Francisco Sáez Martínez, explicó que los distintos procesos de economía circular que se pueden observar actualmente en España, en sus distintos niveles, vienen impulsados principalmente desde la Unión Europea y se basan en modelos pioneros, como el impulsado por Tailandia hace ya una década. “La economía circular es un sistema basado en modelos que reemplazan el fin de la vida (útil) de un producto por su reuso”, explicó al iniciar la ponencia. Entre otros objetivos, está el de reducir los residuos, las emisiones y a la vez potenciar la economía de una manera más sostenible. “Las empresas ganan, los consumidores ganan y la sociedad también. Win-win-win”, afirmó.

En este nuevo paradigma se encuentra sumergido Castilla-La Mancha, tal como explicó Francisco Martínez Arroyo, encargado de presentar el proyecto de Ley de Economía Circular aludiendo a la situación actual en el territorio y la necesidad que existía de una legislación de este tipo. Entre otras razones, citó que Castilla-La Mancha tiene el número más grande de hectáreas y de agricultores ecológicos. “Estamos haciendo lo mejor que podemos en economía circular, promoviendo un cambio de modelo basado en los valores sociales de la ciudadanía en busca de un futuro sostenible”, aseguró.

Además, coincidió en que la economía circular es también un modelo competitivo convertimos una economía competitiva, y la iniciativa castellano-manchega se basa en el paquete de medidas “muy ambicioso” impulsado desde la Unión Europea. “Esta transición nos ofrece la oportunidad para generar ventajas competitivas nuevas”, recalcó. La Ley complementará medidas que ya se han tomado como el Plan de Gestión de Residuos, la estrategia de biomasa y la de lucha contra el cambio climático. “Regenerar, compartir, optimizar, llamar la atención”, resumió Martínez Arroyo, que recordó el proceso participativo que se está siguiendo. “El que contamina, paga”, concluyó.

Contra el infraciclado

Álvaro Rodríguez, responsable en España del Climate Reality Project, destacó que la economía circular es uno de los factores con los que se debe luchar contra la “mayor amenaza” a la que se enfrenta la humanidad. Por eso, explicó que los cambios deben ser “a mejor, y no a más grande”, y no seguir el modelo que existe de que mientra más rico es el país, más residuo genera. “Si queremos ser un modelo más desarrollado no podemos hacerlo creciendo. El planeta es limitado”, afirmó. Ahí entran los conceptos de suprareciclado (upcycling) e infraciclado (downcycling).

“Reciclamos en un sistema de infraciclado, y debe ser cada vez mejor y más claro. Esta es la clave de la economía circular”, explicó, argumentando que los ciclos de los residuos “no siempre funcionan como deben”, ya que no siempre es tiene en cuenta el valor económico de los bienes al final de su vida útil, algo que es un indicador “fundamental” a la hora de hablar de reciclaje. “Pensamos siempre en si los valores son positivos (económicamente), pero la eficiencia del reciclaje no puede basarse en criterios estrictamente económicos”, remató.

Principalmente, se debe pensar en los 'costes extra' que tienen los productos al final de su vida, es decir, cuánto cuesta su reciclaje no sólo en términos sólo de dinero, sino en el impacto que supone y si de verdad pueden volver a usarse. En ello cae la importancia del concepto usado por Martínez Arroyo: “el que contamina, paga”; a ello, añadió la “responsabilidad ampliada” del productor del bien en cuestión, que debe poner atención al envoltorio o al coste del fin de vida de cada producto.

En conclusión, señaló que el objetivo es el suprareciclaje, el 'upcycling'. “Tenemos que pensar que con una botella podemos hacer otra botella y si no somos capaces, debemos pensar en otro tipo de envases. Esto es lo que tenemos que buscar en la economía circular”, describió.

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