Un estudio realizado en Segovia muestra las trabas de superar la violencia machista en los pueblos
Un estudio realizado en Segovia ha puesto en evidencia la especial dificultad a la que se enfrentan las mujeres víctimas de violencia machista en el medio rural debido a factores como la falta de acceso a los recursos para denunciar y ser tratadas o la represión de entornos a menudo más conservadores.
La abogada Amalia Gozálvez ha presentado este martes en Segovia algunas de las conclusiones de su estudio “Violencia de Género en la zona rural de Segovia: Impacto en las víctimas y en sus hijas e hijos”, en el que concluye que la violencia machista que se ejerce en los pueblos “tiene una mayor carga”, es “más dificultosa” y “se sufre más” que la que se puede vivir en entornos urbanos.
Después de entrevistar a casi cien mujeres víctimas de violencia de género residentes en pueblos de menos de 10.000 habitantes, Gozálvez ha señalado que, en muchas ocasiones, se tiene una “idea idílica” del medio rural como entornos en los que los vecinos están muy unidos y siempre surge una “espontánea solidaridad”.
Sin embargo, ha puesto el ejemplo concreto de muchas mujeres que viven en pueblos de 500 habitantes donde todo el mundo se conoce, y donde, cuando van a poner una denuncia, el guardia civil del puesto conoce a su marido y “se está tomando cañas” con él.
“Eso no es una facilidad para poner una denuncia, eso es una dificultad, porque puede pasar el caso de que este guardia civil, con su mejor intención, le diga 'dale otra oportunidad'”, ha relatado la especialista. De hecho, el 55 % de las mujeres entrevistadas para este estudio indicaron que no pusieron en conocimiento de las autoridades los hechos que sufrieron y, de ellas, un 45 % indicaron que no lo hicieron porque la Guardia Civil de su pueblo conocía a su pareja.
Amalia Gozálvez ha presentado este martes su estudio, realizado gracias a una beca financiada por la Diputación Provincial de Segovia dotada con 8.000 euros, en una comparecencia a la que ha asistido la consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León, Isabel Blanco.
Ha llamado la atención sobre la falta de una red de apoyo real en las víctimas: “Las mujeres, cuando les hemos preguntado, en los pueblos pequeñitos, '¿Tienes con quién hablar de tus problemas?' dicen que no. O, '¿Tienes algún sitio al que ir en caso de extrema necesidad?' Dicen que no”, ha asegurado la autora del trabajo.
La abogada ha apuntado además un gran desconocimiento sobre lo que es la violencia machista en los pueblos pequeños, que se agudiza según la lejanía a la que estos núcleos se encuentran de los municipios más grandes.
Los mayores problemas que ha detectado en este sentido están en las mujeres de más de 60 años, ya que muchas de ellas reconocen los hechos particulares que han sufrido pero no se ven a sí mismas como víctimas de este tipo de violencia.
Esto ocurre, según la investigadora, porque para ellas la violencia de género es “que les metan una paliza que las dejen destrozadas” y el resto de agresiones físicas y psicológicas es algo “muy asumido”, que entra dentro de la “normalidad” de la convivencia en pareja. Pero esta jurista también ha llamado la atención sobre un claro “retroceso” en la gente más joven, entre los que ha detectado a “chicos mucho más controladores” que antes respecto a los teléfonos móviles o la vida social de su pareja. Otro problema que ha subrayado Gozálvez durante su presentación está relacionado con las mujeres extranjeras que residen en las zonas rurales, especialmente con las de origen marroquí, ya que, según ella, muchas pasan largos periodos de tiempo en los pueblos sin aprender español ni relacionarse con el resto de vecinos. Esto le preocupa “muchísimo” porque cuando estas mujeres han denunciado haber sufrido violencia de género ha sido porque han llegado a unos extremos “excesivamente dolorosos”.
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