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Barcelona, un campo de batalla LGTBI

La marcha LGTBI en Barcelona al pasar junto a la protesta de los acomodadores del Liceo. / David Belzunce

Pau Rodríguez

Barcelona —

Si cada cuerpo es un campo de batalla, según el lema este año del movimiento de liberación LGTBI, el centro de Barcelona se convirtió este sábado en un terreno de combate a favor de este colectivo. Cientos de personas han protestado en la capital catalana al grito de “libertad sexual, derecho al propio cuerpo”, en una manifestación que, tras 38 años de tradición, ha contado por primera vez con la presencia del gobierno municipal, representado durante la marcha por la alcaldesa Ada Colau, que ha compaginado su asistencia a esta movilización con la del todopoderoso Pride Barcelona.

La manifestación ha recorrido desde plaza Universidad hasta Sant Jaume tras el lema “mi cuerpo, un campo de batalla”. Y es que si el año pasado la jornada centró su mensaje en combatir las discriminaciones que sufre el colectivo en el ámbito de la sanidad, sobre todo con quienes padecen el VIH, esta vez ha fijado la mirada en la propia diversidad LGTBI.

“Hay otros colectivos, además de gays y lesbianas, que a menudo quedan silenciados, como los bisexuales o transexuales, pero no solo eso: hay muchas formas de entender la sexualidad y la expresión del género”, comentaba Eugeni Rodríguez, conocido activista y portavoz del Observatorio contra la Homofobia. El rechazo a las identidades fijas, a las etiquetas de género y al binarismo que reduce la sexualidad a la dicotomía hombre-mujer han centrado el manifiesto que se ha leído al llegar frente al Ayuntamiento. “Somos las personas no binarias, las bolleras, los maricas, las bisexuales, los queers!”, ha proclamado la intervención más aclamada de todas las que han subido a leer una parte del manifiesto.

La lectura se ha realizado frente a un balcón consistorial adornado con la bandera arcoiris -en ese punto Ada Colau, que encabezaba con las entidades la marcha, ya se había ido- y junto a más de una docena de pancartas representando a diversos colectivos que integran el LGTBI. Entre ellos, sindicatos, la asociación Generem de transexuales, un grupo de migrantes LGTBI (ACATHI), la Asamblea Nacional Catalana, Jovenes contra la LGTBfobia o Sords Gais + Volem més comunicació. En el plano político, además de la alcaldesa han participado en la protesta Joan Herrera y David Companyon, ambos diputados de ICV-EUiA, y Maria José Lecha, concejal de la CUP en Barcelona.

La comitiva ha recorrido las Ramblas ante la mirada de los turistas, a los que en más de una ocasión les espetaban, para que se sumaran a la protesta: “¡Entre los mirones, también hay maricones! ¡Detrás de las ventanas, también hay lesbianas!” El carácter festivo ha marcado la marcha, que al pasar por el Liceo se ha solidarizado con la huelga indefinida que llevan a cabolos trabajadores del servicio de acomodación, empleados de Manpower Business Solutions.

Primera manifestación con la nueva ley

“Estamos contentos por su aprobación, porque es una ley pionera, pero ahora hay que presionar para que se haga una difusión adecuada, cosa que de momento no se está produciendo”, aseguraba Eugeni Rodríguez, resumiendo el sentir de un colectivo que valora el paso adelante hecho con la ley, aprobada por el Parlament en octubre, pero que critica su tímido despliegue.

“Uno de los ámbitos en los que todavía hay mucho trabajo por hacer es la educación”, constataba Rodríguez. La ley establece en este sentido que los centros deben contemplar la diversidad sexual y afectiva en todas sus acciones, entre ellas el material escolar o los planes de convivencia, algo que, según Rodríguez, todavía no sucede.

Entre los puntos más destacados de la ley están el régimen sancionador para casos de homofobia y el concepto de inversión de la prueba, que estipula que en algunos casos deben ser los presuntos agresores los que demuestren su inocencia, y no al revés, puesto que a menudo las denuncias de homofobia quedaban en nada por ser muy difíciles de probar. El Observatorio registró en 2014 hasta 394 ataques homófobos, un 2,5% más que el año anterior.

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