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Barcelona registra la llegada de más de 2.500 migrantes desde las costas andaluzas desde junio

Migrantes en el albergue municipal de Barcelona SANDRA VICENTE

Pau Rodríguez

Durante los meses de verano, Barcelona, como otras ciudades españolas, ha tenido que lidiar con la repentina y periódica llegada de autobuses con migrantes procedentes de las costas andaluzas. Al cerrar agosto, el Ayuntamiento de la capital catalana cifra el número de entradas en 2.568, parecida a la registrada en toda Euskadi en el mismo período. En su mayoría, un 60%, han optado por seguir su ruta migratoria hacia otros países, como Francia o Alemania.

“No nos han desbordado, hemos podido aguantar el verano”, ha valorado el cuarto teniente de alcalde de la ciudad, Jaume Asens, que sin embargo ha cargado con dureza contra el Gobierno central y la Generalitat por no haber contribuido económicamente al dispositivo de acogida de emergencia. En este tiempo, el consistorio ha alojado en centros habilitados para ello a unas 600 personas.

La llegada de estos migrantes cogió por sorpresa en junio al consistorio, cuando tuvo noticia de que la Cruz Roja enviaba en autobuses que estacionaban en la Estación del Norte a algunos de los rescatados en las costas andaluzas. Fue entonces cuando puso en marcha dos albergues temporales que sumaban 172 plazas, uno de ellos previsto para cobijar a los sintecho durante el invierno.

Las necesidades de asistencia de estas personas, según Asens, han variado desde que empezó el fenómeno. Al principio viajaban a la ciudad sin haber recibido apenas una primera atención, “con la misma ropa del trayecto migratorio y sin la primera atención médica”. Ahora, ha asegurado, la gran mayoría de los que recalan en Barcelona han pasado por puntos de asistencia intermedia.

Finalmente, de los 2.568 personas registradas sólo 600 han requerido de alojamiento. En este punto el consistorio asegura que nadie se ha quedado sin una cama de necesitarla, sino que la mayoría, un 60%, ha seguido su curso migratorio hacia otros países, principalmente Alemania o Francia. Otros se han recurrido a redes familiares y de amistades para quedarse en España, y sólo un número residual ha acabado agotando el plazo de quince días de estancia en estos alojamientos, aunque el Ayuntamiento no ha concretado la cifra de estos últimos.

Pese a sus críticas al Gobierno por no haber contribuido con fondos estatales a esta emergencia, Asens ha valorado como “positivas” sus conversaciones con la secretaria de Estado de Inmigración, que se comprometió a recuperar los fondos de acogida e integración que recortó el Ejecutivo de Mariano Rajoy. Asimismo, ha cargado con dureza contra la devolución a Marruecos de 116 migrantes que saltaron la valla de Ceuta. Ha acusado al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, de “con una mano” abrir los puertos para acoger a barcos de salvamento como Aquarius u Open Arms, y “con la otra” hacer “prácticas irregulares” como devoluciones en caliente.

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