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El 28A en Catalunya: el PSOE confía en recuperar un bastión y Junqueras en ganar la batalla en el independentismo

Oriol Junqueras y Carles Puigdemont.

Arturo Puente

48 escaños, hasta nueve aspirantes y un resultado más abierto que nunca. En este escenario se presentan las elecciones generales del 28A en Catalunya, convertidas en una batalla total de todos contra todos para ganar la hegemonía de sus bloques, mantenerse a flote o entrar por primera vez. En un mosaico de partidos que no ha dejado de cambiar desde 2014, nunca antes había habido tantos contendientes en la carrera catalana, y pocas veces se han visto vuelcos como los que pronostican las encuestas.

Algunas formaciones, como PSC o ERC, competirán por la victoria según los sondeos, pero ambos mirarán de reojo lo que hacen sus rivales directos, En Comú Podem y JxCat. Esos dos partidos esperan bajadas, aunque en las salas de máquinas de los dos encaran la fecha con optimismo asegurando que salvarán los muebles. Los 'comuns', que vienen de ganar en 2015 y 16, creen que la sensación de remontada que se ha instalado en las filas de Podemos tras la participación de Pablo Iglesias en los debates debería contagiarse en Catalunya, precisamente entre votantes indecisos con el PSC, su frontera más complicada.

Mientras, en JxCat son más prudentes respecto a las posibilidades que tienen de aguantar ante una ERC que viene ganando todas las encuestas. La candidatura del encarcelado Jordi Sànchez, sin embargo, se agarra a los precedentes. En diciembre de 2017, también los republicanos encabezaban las encuestas en el bloque independentista, algo que luego no se confirmó en las urnas. Tampoco los de Carles Puigdemont se dieron un batacazo tan grande como se esperaba en las pasadas generales, quedando terceros y con ocho escaños.

Son estos antecedentes los que hacen que ERC sea más cauta que nunca. Con los pronósticos inflamados, los republicanos son conscientes de que tienen más que perder que nadie, pues no es improbable que no ganen las elecciones, que no queden tan lejos de los 'comuns' y que no consigan atraer a tanto voto proveniente de JxCat. Pero también tienen al alcance de la mano la primera victoria en unas elecciones generales de su historia, algo que les daría por fin la hegemonía en el bloque independentista tras meses de encuestas y proyecciones optimistas.

Con diferente ánimo encara Ciudadanos la batalla de este domingo. El partido que ganó las elecciones catalanas hace solo un año y medio, ahora compite por salvar los muebles ante el PP y la posible irrupción de Vox. El giro que la formación naranja ha experimentado en la arena estatal ha dejado a Ciudadanos sin capacidad para competir de tú a tú contra un PSC que ondea la bandera del autogobierno dentro de la Constitución. En Catalunya nunca es fácil vender un gobierno de derechas en España, y este es el único menú que Inés Arrimadas puede cantar.

Con todo, la apuesta del partido por sacar a la líder catalana del Parlament y colocarla como puntal de Albert Rivera desde Barcelona debería servir, según los cálculos de la formación, para mantener la marca de 2016 ante un PP que hasta hace unas semanas estaba en caída libre en Catalunya. Con lo que la dirección de Ciudadanos no podía contar es con el desembarco de la marquesa Cayetana Álvarez de Toledo como número uno de los populares que, in crescendo durante la campaña, ha acabado sabiendo tocar el repertorio de Arrimadas con más virtuosismo que ella.

Álvarez de Toledo no aspira a llevar al PP a ninguna cima, pero sí al menos a retener a suficientes votantes para que los peores pronósticos no se cumplan. Pero la competición entre las dos candidatas por mantener sus marcas a flote podría estrellarse contra la irrupción de Vox, formación de extrema derecha que según todos los pronósticos entrará en el Congreso con fuerza y que podría hacerlo también con algún diputado catalán. Demasiados aspirantes para un espacio de derecha estatal que, en las generales, siempre se ha situado en Catalunya por debajo del 25% del voto.

Aunque es mucho más orondo, algo similar ocurre con el espacio independentista ante la posible irrupción de la candidatura del Front Republicà, desgajada en parte de la CUP y que asegura acudir al Congreso sin otro cometido que bloquearlo. Ninguna encuesta les da escaños con seguridad, pero la mayoría las deja en el límite entre conseguir un escaño o no hacerlo, por lo que podrían dar la sorpresa. También en el bloque de los que luchan por entrar, Barcelona es una de las circunscripciones por donde el PACMA podría obtener representación.

Moderados y radicales

Acostumbrados a leer la política con el eje entra la izquierda y la derecha, o el eje nacional entre independentismo catalán y centralismo español, la forma en la que se han colocado durante esta campaña las formaciones en Catalunya ha descolocado a muchos. En un sistema de partidos endogámicamente cambiante cuando no convulso, en estas elecciones el eje que ha emergido separa a los partidos moderados de los radicales en cualquiera de los campos.

El debate de TV3 fue una buena fotografía de esta realidad. Meritxell Batet (PSC), Gabriel Rufián (ERC) y Jaume Asens (ECP) compitieron por mostrar una cara responsable, abierta a los pactos y con capacidad para condicionarse unos a otros. En el extremo contrario se situaron Laura Borràs (JxCAT), Inés Arrimadas (Cs) y Cayetana Álvarez de Toledo (PP), que apostaron por tensionar el debate y asestar cuantos más golpes mejor a todos los contrincantes (incluido el moderador, en el caso de las dos últimas).

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