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Diferentes experiencias europeas reflexionan sobre la pobreza energética

Falta de bombilla en una vivienda de Madrid

Blanca Blay

En el Estado español, la gestión de los servicios de agua y energía está principalmente en manos privadas y se estima que se producen alrededor de 2 millones de cortes de suministro al año (agua, luz y gas). Así lo recoge la Aliança contra la pobresa energètica, que ha celebrado una jornada sobre pobreza energética y acceso a suministros básicos para conocer experiencias en países vecinos.

Según un estudio publicado el año pasado, se calcula que una de cada diez personas en la Unión Europea sufre pobreza energética y ésta afecta especialmente a países del centro y el sur de Europa. Uno de estos países es Grecia. Saska Petrova es una de las investigadoras que participó en el proyecto británico EVENT, que estudió la vulnerabilidad de la población en el norte de Grecia para acceder a suministros básicos.

“La situación ha sido muy difícil [en Grecia] desde la crisis económica. Como resultado del régimen de austeridad hubo un colapso total del sistema de suministro de energía y las ayudas. Las solicitudes se han tenido que controlar y los procesos burocráticos han complicado mucho los procesos, y esto hace que muchos ni lo intenten”, ha explicado este sábado en la jornada sobre pobreza energética.

Según su investigación, las instalaciones en las viviendas son muy defectuosas y las casas no son eficientes energéticamente. -“Como consecuencia del boom de la construcción en los noventa -como sucedió en España- muchas familias viven en viviendas que no están bien aisladas”, cuenta. Otro problema que detectaron a través del proyecto EVENT es que las ayudas estatales para las personas que tienen problemas para hacer frente al pago de suministros - que pueda llegar a suponer un 40% de descuento- es insuficiente. “Las ayudas están calculadas basándose en precios estimados por debajo del precio de mercado”, asegura.

Ante la subida de precios y la incapacidad de las personas de utilizar la energía que necesitan, cuenta, muchos han empezado a buscar fórmulas alternativas como el uso de quemadores de leña.

15.000 muertes por pobreza energética en Reino Unido

Donde también se ha detectado un estado muy defectuoso de las viviendas es en el Reino Unido, donde se calcula que sólo el invierno pasado hubo 15.000 muertes asociadas a situación de pobreza energética y donde al menos 9 millones de personas la padecen.

“En el Reino Unido la crisis también ha incrementado los niveles de precariedad de muchas personas, ni siquiera puedes pagar un alquiler en Londres con el salario mínimo porque el precio del alquiler es desorbitado”, ha explicado James Angel, de Switched on London. Según este joven, el parque de vivienda es muy problemático, la eficiencia es muy baja y los propietarios no se hacen cargos de problemas como humedades. Angel ha explicado que en el Reino Unido las ‘big six’ -como se conoce a las seis grandes empresas privadas que controlan los suministros básicos- se alían para sacar el máximo beneficio.

Desde iniciativas como Switched on London luchan para concienciar sobre los derechos energéticos y hacen campaña para que se cree una compañía energética pública que pueda ser una alternativa al oligopolio privado que corta suministros. Su lema es ‘Energy for people, not for profit’ (energía para al gente, no para beneficio).

Sancionar a empresas por cortar suministros

En Francia, la inseguridad energética fue un concepto que se introdujo ya en la ley que reconocía el derecho a la vivienda, en 1990. Años más tarde, en 2007, se dio un paso más y se prohibió los cortes de suministro de electricidad y gas a personas vulnerables entre noviembre y marzo, cuando el frío aprieta más. Esta prohibición se extendió más tarde a otro servicio básico, el agua, caso en que se prohibía su corte durante todo el año.

“Aunque los cálculos oficiales dicen que un 14% de las viviendas francesas están en situación de inseguridad energética la precariedad afecta más gente que vive en edificios con una mala eficiencia energética”, ha explicado en el seminario Natalia Dejean, de Coordination Eau Bien Commune. Según ha compartido, uno de los motivos es que los edificios antiguos consumen hasta cinco veces más energía en comparación con las viviendas de nueva construcción.

Hace dos años, en setiembre de 2014, se organizó una campaña para garantizar que las empresas que no cumplían con la ley y que hacían cortes de suministro de modo ilegal no quedaban impunes. “Hasta hoy hemos conseguido llevar 15 casos a los tribunales en Francia”, resume.

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