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Eloi Nolla: “La ley prohíbe hacernos cargo de residuos de otras comunidades y debemos aceptar los de Siria”

Eloi Nolla, portavoz de Ecologistas en Acción de Tarragona y las Terres de l'Ebre.

Ramon Company

La empresa Gestió de Residus Especials de Catalunya SA, que gestiona la planta incineradora de Constantí (Tarragona) que trata residuos peligrosos, estudia asumir parte de los que se producirán en la destrucción del armamento químico de Siria. Grecat es la empresa concesionaria del servicio público de incineración de residuos peligrosos de Cataluña. Sus instalaciones son propiedad de la Generalitat, concretamente de la Agencia de Residuos de Cataluña, aunque su gestión es privada. El Organismo para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) ha preseleccionado 45 empresas europeas en el concurso para tratar los residuos procedentes de Siria, y Grecat forma parte de las empresas que han pasado esta primera selección. El sector ecologista catalán, sin embargo, teme las consecuencias de la posible elección de Constantí como destino de parte de estos residuos. Eloi Nolla, portavoz de Ecologistas en Acción de Tarragona y el Ebro, da voz a estos temores.

¿Qué residuos podrían ir a la incineradora de Constantino?

El gas sarin que proviene de la guerra siria y el armamento sobre todo de tipo nuclear que han utilizado, principalmente el gobierno sirio.

¿Qué consecuencias medioambientales y para la población puede tener su manipulación?

Una vez se ha neutralizado este armamento, si se hace correctamente con un tratamiento físico-químico, el residuo que queda es peligroso, y se puede tratar a cualquier planta, como la de Constantí. El problema es que quien ha generado esta situación ha sido sobre todo el gobierno de Siria y quién se beneficiará, en primer lugar, de su solución es el propio Gobierno y los países de la zona. Nos deben explicar muy bien por qué este desmantelamiento no se puede hacer en origen, en vez de transportarlo por mar, con los peligros que ello conlleva. Es lo que llamamos “principio de proximidad”. Si nos demuestran que, realmente, Siria no puede tratarlos, porque no están preparados o por las razones que sea, obviamente no vamos a dejar de desmantelar este armamento. Solidaridad la que sea necesario, pero tontos, tampoco.

En lugar de la neutralización físico-química de la que hablamos nosotros, se quiere llevar a cabo una incineración en alta mar, que está prohibida por todos los tratados internacionales. Los residuos de esta incineración son los que vendrán a Constantí para ser tratados y hay unas leyes que dicen que las comunidades deben hacerse cargo de los residuos que generan. Nosotros no nos podemos hacer cargo de los residuos provenientes de Valencia, que lo tenemos al lado, y no se entiende que nos tengamos que hacer cargo de los que vienen de Siria.

Le ha pedido explicaciones al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Le hemos enviado una carta en la que le pedimos, sobre todo, transparencia. Que nos explique por qué no se puede tratar en origen. El gas mostaza y el gas sarin, que son los que pueden conllevar más problemas a la hora de desactivarlos, no queremos de ninguna de las maneras. Nosotros, Cataluña, España no ha creado este conflicto. Falta mucha claridad y transparencia pero desde Ecologistas en Acción no queremos parecer insolidarios, ni dar la espalda a un problema real y que se debe resolver, pero tampoco queremos quedar como imbéciles.

Si llegan los residuos en Constantí, ¿qué consecuencias pueden tener una vez inutilizados?

Llueve sobre mojado. En Constantí se superan los niveles de contaminación ambiental del aire máximos que marca la Organización Mundial de la Salud y, en algunos casos, los que determina la legislación europea. Esto ocurre en varios puntos de la demarcación de Tarragona, pero Constantí es el peor. Lo hicimos público hace un mes y medio en un informe sobre la calidad del aire en todo el Estado español. Hay dos puntos en Cataluña que infringen la legislación europea: La Sènia y Constantí. Estos dos lugares y otros puntos de Tarragona también infringen las exigencias de la Organización Mundial de la Salud.

¿El sentimiento de agravio de las tierras tarraconenses porque recibe residuos e industrias contaminantes que otros no quieren es comprensible, entonces?

Los recibimos y generamos. Tenemos tres centrales nucleares, con residuos radiactivos que se quedarán aquí cientos de años y, algunos, hasta miles de años. Nosotros generamos esta electricidad pero la consume toda Cataluña. Cuando salen informaciones de este tipo la gente se indigna. Recientemente se ha sabido que los planes de cuenca del río Ebro nos dejan su caudal ecológico prácticamente seco, con las consecuencias que conlleva para la recesión del delta. Tenemos las nucleares. Hemos tenido los terremotos provocados por la empresa Castor, con sus operaciones gasísticas ante Alcanar. Ya tenemos suficientes problemas. Al margen de este agravio, es que infringen legislaciones, como la Ley de Residuos, con la obligación de que cada comunidad gestione los suyos o la incineración en alta mar. Buscando soluciones y opiniones para prevenir la posible llegada de los residuos sirios, constatamos una clara indignación entre los agentes sociales que hemos consultado.

¿Qué posibilidad real cree que hay que los residuos acaben yendo a Constantí?

Esperábamos que saliera alguna información de la reunión entre Rajoy y Obama, pero no ha trascendido. Consideramos que las posibilidades son verídicas. Sabemos que hay una gran empresa italiana, que tendrá la concesión para hacer desaparecer y gestionar estos residuos y es la que se ha encargado de buscar lugares a lo largo del Mediterráneo. En vez de elegir una sola planta, ha localizado quince. Entre estos quince está Tarragona pero también Rota. Hemos sabido que se ha mirado qué empresa debería trasladar los residuos desde el puerto de Tarragona hasta Constantí. En definitiva, es la iniciativa privada de una empresa y, por otro lado, está el interés del Gobierno de Estados Unidos que quiere solucionar este problema diplomáticamente.

Normalmente, cuando se hacen este tipo de operaciones se compensa económicamente las zonas afectadas. ¿Compensan estas ayudas los agravios que denunciéis desde Tarragona?

Si hemos de hablar por la experiencia, concretamente la zona de Ascó, Ribera de Ebro, donde están las centrales nucleares, en los últimos 10 años ha perdido el 20% de la población. En cambio, los baremos de renta per cápita salen muy elevados, pero suponemos que estos sueldos no son de la gente de Ascó sino que corresponden a los ingenieros y los cargos importantes de estas empresas, que tienen muy buenos salarios e incrementan esta media. Los trabajadores y los agricultores de Ascó cobran lo mismo o menos que hace 10 años, o que cuando se inició la construcción de las centrales, hace 30. Estas instalaciones no han llevado ni llevan tradicionalmente ningún tipo de compensación a la ciudadanía. Estas compensaciones las utilizan los ayuntamientos para hacer fiestas mayores más llucidas o para invertir en algunos caminos rurales que facilitan las conexiones de los campesinos que vive en la zona, pero el trabajador de a pie no le llega ni un euro. Obviamente, si estos residuos llegan a Constantí, conllevarán unos ingresos económicos a la empresa que ahora tiene la concesión de la Generalitat para gestionarlos pero no en el territorio.

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