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Los alumnos de la Massana que fueron a clase: “Si 18 profesores tenían derecho a una evaluación a medida, ¿por qué los demás no?”

Escuela Massana de Barcelona, en la plaza Gardunya.

Pau Rodríguez

La prestigiosa escuela pública de arte Massana de Barcelona no decidió de un día para otro facilitar un grado oficial en Arte y Diseño a 18 de sus profesores. El atajo académico que se les ofreció, aunque va contra la normativa de la UAB –la universidad a la que está adscrito el centro–, tiene un origen y un contexto: los profesionales del sector veían cómo la llegada de un título universitario con el Plan Bolonia les dejaba a ellos, históricamente sin estudios superiores, sin posibilidad de impartir docencia en él.

Así consideró esta escuela que sus docentes se merecían, por la experiencia que tenían, una vía de graduación exprés, consistente en superar las asignaturas de cinco en cinco con un solo trabajo y sin ir a clase durante los cuatro cursos.

“Puedo entender la problemática, pero el fin no justifica los medios: en clase había una compañera, con mucha experiencia profesional, que como trabajaba no pudo seguir el ritmo. Si hubiera sabido que se podía graduar con un trabajo semestral, quizás hubiera llegado”, lamenta uno de los estudiantes que compartió promoción con los 18 docentes 'graduados exprés' sin coincidir nunca clase con ellos. Esa compañera abandonó los estudios después de haber pagado dos cursos enteros, es decir, más de 10.000 euros.

Este joven, que prefiere permanecer en el anonimato, considera que el procedimiento fue “injusto” desde el momento en que no se puso en conocimiento de ello a todos los estudiantes. En este punto, la dirección de la Massana argumenta que sí se hizo público porque se aprobó en un Consejo de Centro en 2010, aunque según la normativa de la universidad todo lo referente a las evaluaciones se debe publicar a través de las guías docentes, algo que nunca sucedió en este caso. “Si 18 profesores de la Massana tenían derecho a una evaluación a medida, ¿por qué los demás no?”, se pregunta.

Otro de los estudiantes con los que ha contactado eldiario.es, que no quieren desvelar su identidad porque trabajan en el sector de la artesanía y el diseño, cuestiona que estos 18 docentes se merecieran una vía extraordinaria por encima de otras personas. “Tu puedes ser un profesor experto en joyería, o en textil, de acuerdo, pero esto no justifica que tengas todos los conocimientos que se dan en un grado de Arte y Diseño”, argumenta. Y añade: “La prueba es que muchos otros diseñadores se encontraron en aquella época en la misma situación, e hicieron el procedimiento correcto; si alguien les exigía el grado para trabajar, lo hicieron de forma reglada como cualquier otro alumno”, zanja.

Así queda reflejado en el foro abierto por la revista 'Graffica' a raíz de la información desvelada por eldiario.es, donde varios profesores de diseño recuerdan las dificultades que sufrieron cuando se implantó el grado oficial, que les dejó sin posibilidad de dar docencia. Marc Salinas, que daba clase en Elisava (otra de los referentes del diseño barcelonés, en este caso privada), cuenta que preguntó en el centro si podría quedarse, pero no lo vieron claro. “Ya no continué como profesor allí, me tuve que ir. En la misma situación que yo estábamos todos los de mi promoción que decidimos dar clases”, comenta. “Casos como los del artículo”, continúa en referencia a la Massana, “no conozco ninguno”.

Este profesor de tipografía considera “muy triste” lo que se hizo, pero a la vez opina que “quizás no había otro remedio”. Mucho menos comprensivo se muestra Txus Marcano, también tipógrafo en su caso en la Escuela de Arte de San Telmo en Málaga, que pese a ser muy crítico con la implantación administrativa del Plan Bolonia, afirma: “Lo que ha hecho la Massana me parece una estafa. Ante la ley, todos tenemos que tener la misma igualdad de derechos: si nos presentamos a un examen, tenemos que hacerlo con el mismo temario, condiciones y criterios de evaluación, y no ha sido así”.

Sus quejas son sobre todo hacia la Administración universitaria, a la que acusan de implantar un grado oficial sin dar posibilidad a los profesionales del mismo sector de obtenerlo acreditando experiencia. Lo cierto es que sí hubo esta vía de acreditación, denominada retitulación, que se abrió para los que tenían el grado existente (y no oficial) antes del Plan Bolonia u otras diplomaturas, pero los demás artesanos y diseñadores sin titulación quedaron fuera. Este último fue el caso de los 18 profesores de la Massana.

La Generalitat guarda silencio

Desde la Secretaría de Universidades de la Generalitat, última responsable del sistema universitario en Catalunya, guardan silencio sobre el procedimiento de la Massana pese a los indicios de irregularidad. Preguntados por eldiario.es, se remiten a la respuesta ofrecida el pasado miércoles de acuerdo con la información que les facilitó la UAB, que se apoya en que el protocolo de evaluación paralela se lo aprobó el Consejo del Centro.

“La evaluación directa de los estudiantes correspondía a la Massana, en el marco de sus competencias, mientras que la UAB revisaba los procesos y las pautas de evaluación del centro y, si hacía falta, contaba con el asesoramiento del profesorado de los departamentos de la universidad”, valoraron fuentes de Universidades al ser preguntadas por este atajo académico. Desde la Administración se escudan también en que el grado cumplió todos los trámites previos a su implantación y los de acreditación posteriores.

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