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Plátanos con inesperado polvo blanco

Mercado de la Abacería, en el barrio barcelonés de Gracia. Las personas de la imagen NO están relacionadas con la información ofrecida en el texto. (Edu Bayer)

Noelia Román

Barcelona —

Ciento veinte años de trajinar, de compras y de ventas, contemplan al Mercado de la Abacería, el más popular de la villa de Gracia. En más de un siglo de vida, sin embargo, las gentes del mercado no se habían topado nunca con una mercancía tan singular y valiosa como la que halló hace un par de semanas uno de los fruteros que venden su género allí desde hace décadas: polvo blanco. Unos 20 kilos de cocaína, camuflados en cajas de plátanos procedentes de Colombia. O lo que es lo mismo: alrededor de un millón de euros, si la droga hubiera llegado a la calle.

Aquel mediodía de jueves, el frutero había comprado siete cajas de plátanos en Mercabarna y, cuando fue a exponerlos para la venta de la tarde, se encontró con el percal. Entre el fondo de las cajas de cartón y el papel de estraza que recubre la bolsa plástica que contiene los bananos, tres de las cajas escondían varios paquetes de algo más de un kilo de cocaína cada uno. “Cuando lo descubrió se quedó blanco, le temblaban las piernas; se llevó un susto de muerte”, cuenta una de las fruteras del mercado. “Es normal; yo sentiría lo mismo. Esas cosas son muy serias y aquí nunca había pasado nada así”, prosigue la mujer. “Sí, sí, el susto fue tremendo”, confirma otro verdulero de la Abacería.

El protagonista en cuestión prefiere no hablar del asunto. “Aunque ya soy mayor, a mí estas cosas me dan miedo”, se excusa, mientras repone género en su parada, con la mirada baja. Aquel día, cuando recuperó el aliento, marcó el teléfono de su cuñado, responsable de Eurobanan Morales e hijos, el mayorista que compró y distribuyó el cargamento de plátanos que escondían la droga, y le contó el suceso. Luego, avisaron a los Mossos.

El mayorista también opta por guardar silencio. Pero el despliegue policial en Mercabarna, dicen algunos testigos, fue de los que no pasan desapercibidos. Los Mossos intuyeron que la operación era de las gordas. El cargamento de plátanos Fyffes de Colombia había llegado al mercado central barcelonés en un tráiler procedente de Tarragona. Durante días -en torno a una semana-, los bananos y la cocaína habían madurado en las cámaras de gas. Y luego, se habían distribuido por toda la ciudad sin que, aparentemente, nadie se percatara de que algunas de las cajas con un número de referencia determinado, y de un palé en concreto, contenían droga.

Rastreo por toda la ciudad

La tarea era ardua. La mercancía había ido a parar a pequeñas fruterías barcelonesas, al mercado de la Abacería y al de Sarrià y, en una buena parte, a los supermercados de la cadena Sorly Discau. Aquella misma tarde, los Mossos recorrieron la mayoría de establecimientos y, en cuestión de horas, recuperaron casi un centenar de kilos de cocaína, uno de los mayores alijos de droga jamás apresado por la policía catalana. “Sí, aquí también vinieron, pero nosotros no teníamos nada; no compramos esa marca”, asegura un frutero cuya tienda está situada justo enfrente de la Abacería.

“Según a qué manos hubiera ido a parar, no estoy yo muy seguro de que hubiera avisado a la policía; estamos hablando de mucho dinero”, apunta el verdulero de la Abacería, aún sorprendido por la historia. Ciertamente, según apuntan fuentes policiales, no toda la droga ha podido ser recuperada. Los Mossos desconocen el número exacto de cajas de plátanos que contenían cocaína. Pero lo recobrado podría rondar en el mercado los seis millones de euros.

“Hace unos años, sucedió una cosa similar con un cargamento de piñas, que también contenía droga. Pero entonces se sabía y no hubo tanto revuelo”, recuerda el verdulero de la Abacería. Aquello sucedió en 2007 y el mayorista afectado fue Frutas Diego Martínez e Hijos. Los Mossos estaban al corriente de que aquella droga aterrizaría en Mercabarna y nunca llegó a salir de allí. Fueron “entre 150 y 200 kilos”, éste sí, el mayor alijo apresado por la policía catalana, según confirma la Oficina del Portaveu.

Si la tienen, los Mossos no desvelan la teoría que manejan para intentar identificar a los narcos. Un fallo en la cadena de entrega por parte de los traficantes parece plausible. De momento, la policía catalana asegura no haber realizado ninguna detención relacionada con este caso. “Yo no querría estar en el pellejo de quien la ha pifiado”, concluye el verdulero de la Abacería, ahora que las especulaciones y los chismes en el mercado se han ido apagando y los testigos ya pueden tomarse el susto con cierto humor.

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