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Barcelona contará con las trabajadoras sexuales para dar respuestas a la prostitución en la calle

Manifestación de Putas Indignadas en febrero de 2014

João França

La prostitución en las calles de Barcelona vuelve a centrar el debate público. No es que se haya acentuado la presencia de trabajadoras sexuales en zonas como las Ramblas o la calle Robadors del Raval, pero desde la llegada del gobierno de Ada Colau y la creación de la concejalía de Ciclo de Vida, Feminismos y LGTBI se ha vuelto a abrir el debate sobre cómo abordarlo entre los grupos municipales. Además, las últimas semanas alcadesas del PSC y Convergència en el Área Metropolitana han expresado su preocupación por lo que pueda decidir la capital catalana. Si una cosa está clara por una mayoría del consistorio es que en este debate se incorporarán las trabajadoras sexuales.

Actualmente, según explican desde el consistorio, hay entre 450 y 500 mujeres que ejercen la prostitución en la calle en Barcelona, una cifra que se ha mantenido estable en los últimos años, y que se acentúa habitualmente entre los meses de mayo y julio. Un 65% ejercen en el distrito de Ciutat Vella, según los datos de la agencia ABITS del Ayuntamiento.

Desde noviembre hay un acuerdo mayoritario en el consistorio, impulsado por Ciutadans con el apoyo de Barcelona en Comú, ERC y la CUP, para regular la prostitución para garantizar los derechos sociales de las trabajadoras sexuales. “Hay que luchar contra las redes criminales de tráfico de personas, pero también reclamamos un marco normativo para el ejercicio de la prostitución voluntaria velando por los derechos de las trabajadoras y sus condiciones de seguridad e higiene”, explica la concejala de Ciutadans autora la propuesta, Marilén Barceló.

Conflicto político

Hace dos semanas la presidenta de la Diputación de Barcelona, la convergente Mercè Conesa, y las alcaldesas socialistas de Santa Coloma, Núria Parlon, y Sant Boi, Luisa Moret, comparecieron con el Movimiento Democrático de Mujeres para cuestionar la decisión tomada en Barcelona. Conesa pidió a la alcaldesa Ada Colau que “reconsidere la regulación que quiere hacer” y Parlon advirtió del impacto que podría tener para el resto de municipios que Barcelona “se convierta en el burdel del sur de Europa”.

La concejala de Ciclo de Vida, Feminismos y LGTBI de la capital catalana, Laura Pérez, no entiende estas críticas. Pérez asegura que no hay ni un plan ni una regulación definida en el Ayuntamiento de Barcelona. “Lo que ha habido es un posicionamiento por no multar a las mujeres que ejercen la prostitución, porque con la persecución al final estás atentando contra ellas, no contra el sistema patriarcal”, explica. Y sobre los planes de futuro, la concejala apunta que se deberán definir por consenso con los grupos que se han puesto de acuerdo para trabajar: el gobierno de BComú, Ciutadans, ERC y la CUP.

El viernes la vicepresidenta del Movimiento Democrático de Mujeres, Cristina Simón, aseguraba en un artículo en Catalunya Plural en respuesta a la concejala que “las tediosas discusiones sobre la 'prostitución libre' o la 'forzada', o las elaboradas diferenciaciones entre trata y prostitución no tienen sentido ”. Pérez lamenta que se ponga todo en el mismo saco porque, explica, las realidades son diferentes: “Lo encontramos en la calle en Barcelona, en pisos en el Eixample, en locales en toda Catalunya, en carreteras, y si no nos ponemos serios en definir estrategias para cada caso no avanzaremos”. La concejala también remarca que el Ayuntamiento no tiene capacidad legislativa sobre el ejercicio de la prostitución, y asegura que lo que puede y debe hacer es garantizar derechos.

Las trabajadoras quieren voz

Quien reclama voz en este debate son las trabajadoras sexuales. “Los movimientos abolicionistas [de la prostitución] están en una zona de confort en la que creen tener la razón absoluta y sólo ven su razón académica, no las razones humanas detrás del trabajo sexual”, asegura Janet, de la plataforma Putas Indignadas. “Estamos reivindicando el derecho como ciudadanas de decidir con qué parte de nuestro cuerpo podemos trabajar, y yo decido que el trabajo sexual es lo que me da más rentabilidad”, aunque también se ha visto muy resentida con la crisis económica, explica esta prostituta que ejerce en la calle en el barrio del Raval.

La concejala de Ciutadans explica que el consenso en el Ayuntamiento es amplio para incluir las trabajadoras en el debate sobre la prostitución, y destaca una enmienda de ERC al respecto en una propuesta del PSC. En donde también hay consenso en todos los ámbitos es en la lucha contra el tráfico de mujeres con fines de explotación sexual. La concejala de Feminismos considera que las prostitutas que ejercen voluntariamente son aliadas firmes en la lucha contra el tráfico de personas.

Lucha contra el tráfico de personas

En 2014 la agencia ABITS identificó a 87 mujeres que podrían ser víctimas del tráfico de personas con fines de explotación sexual, un 50,5% nigerianas y un 13,8% rumanas, “lo que confirma la presencia en Barcelona de redes principalmente de estos países tal y como corroboran los cuerpos de seguridad”, explica la agencia. La mayor parte de las mujeres atendidas por este motivo tenían entre 18 y 25 años. Pérez considera que hay “una estrategia contundente” al respecto y que están trabajando para mejorar la detección de estos casos y los procesos judiciales contra las redes de tráfico.

Janet asegura que donde más casos se dan de trata de personas y prostitución forzosa es en espacios cerrados. “Cuando empezaron a llegar compañeros de Nigeria o del este de Europa sí se podían encontrar más casos de trata en la calle, pero desde que Barcelona está en ruina se han ido a otros países, porque las mafias lo que buscan son rentabilidad”, asegura.

Presencia en la calle

El mismo 2014 ABITS detectó 113 espacios cerrados en los que se ejercía la prostitución en el distrito del Eixample, 48 en Les Corts y 41 en Sants-Montjuïc. La franja de edad más numerosa en los 87 espacios visitados fue la de los 26 a los 35 años y la mayoría de mujeres eran de origen latinoamericano. ¿Y cuál es la diferencia entre ejercer en la calle o en espacios cerrados? “El trabajo en la calle se hace por una sencilla razón”, explica Janet, “estamos porque no queremos seguir los cánones que nos impone la industria, tener unos horarios o una ropa determinada, o unas prácticas que no nos interesan”.

Sobre su presencia en la calle las Putas Indignadas no encuentran el mismo consenso político que con el hecho de que no sean multadas. Marilén Barceló asegura que lo que buscan es un consenso amplio, pero desde Ciutadans consideran que “no tienen que estar en la calle porque ponen en riesgo su seguridad e higiene”. Janet, en cambio, aunque espera un cambio de normativa para que puedan volver a tener un 'meublé' donde atender a los clientes, insiste en que no dejarán la calle: “Sobre todo en la zona de la calle Robadors, que por arraigo histórico es un terreno nuestro, que tenemos ganado, no vamos a ceder a los que han querido hacer una Barcelona bonita para los intereses económicos”.

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