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Móvil antidesahucios: vecinos del Raval crean un teléfono comunitario para anticipar desalojos

El cartel con el teléfono de emergenia para anticiparse a los desahucios

Yeray S. Iborra

Las paredes del barrio del Raval escupen restos de cola. Antes de que las primeras gotas lleguen al suelo, un nuevo escobazo reactiva la catarata de pegamento: 2.000 carteles lucen en las paredes del barrio, gracias siete grupos pegando de forma simultánea. Unas 40 personas rebozan el Raval de carteles. En un abrir y cerrar de ojos, el barrio está empapelado gracias a la colaboración de vecinos, miembros de Raval Resistim y otras entidades. Los vecinos, curiosos, se acercan a los grupos. “Mi contrato está a punto de acabarse y me quieren subir el alquiler, ¿qué puedo hacer?”.

Para Iñaki García, con más de 30 años en el barrio, y miembro de la Asamblea del Raval e uno de los impulsores de la pegada de carteles, la primera victoria de la iniciativa ha llegado sin haber recibido siquiera una llamada al teléfono de emergencia antidesahucios que publicitan los pósteres. “La emergencia en el barrio por los desahucios es tanta que, sólo mientras pegábamos carteles, nos llegaron 25 o 30 casos de situaciones de revisión abusiva de alquileres y demás. Que los vecinos se acerquen ya es una victoria”, expone.

Y es que, por mucho que la vida se suceda cada vez más tras las pantallas, la calle sigue siendo un escaparate que todo el mundo puede mirar. Precisamente por eso la plataforma Raval Resistim vio necesario –más allá de la difusión en redes– organizar una pegada masiva de carteles el pasado jueves para anunciar su última estrategia para anticipar y frenar desahucios: un número de teléfono de emergencia, para uso comunitario, que sirva para –comentan los impulsores de la iniciativa– “activar las redes de solidaridad de forma más rápida y eficaz”.

Cuando se recibe una llamada o un mensaje de Whatsapp, al momento la información se comparte en otros grupos con diferentes vecinos del barrio –personas pertenecientes a movimientos como el que lucha contra el Hotel Praktik o el que está en contra del cierre del Gimnàs de Sant Pau– para dar apoyo al desahuciado. “Un desahucio siempre es tiempo”, comentan desde Raval Resistim. A partir de aquí, el protocolo habitual: una vez se llega a la zona de desahucio, se llama a los responsables del distrito para activar la mediación.

El Raval sigue siendo uno de los barrios con mayor número de desahucios: la plataforma Stop Desahucios Raval cuenta una media de 4 por semana (el Ayuntamiento situó la cifra en 250 al mes). Por ese motivo, según comenta García, se hace necesario “dotarse de todas las herramientas para llegar al máximo de gente”.

“Muchas veces la gente no sabe que hay quien le puede ayudar. No es necesario que nadie pertenezca a ninguna asamblea ni movimiento para recibir el apoyo de la gente. Con este teléfono hemos querido ponérselo fácil a todo el mundo”, explica García desde el local de la Asamblea del Raval. “Hay mucha gente del barrio que no conoce la PAH o demás, por lo que el cartel les permite ver un número de teléfono para contactar fácilmente”. Raval Resistim espera, en los próximos días, repartir también octavillas en tiendas y buzones, como complemento a los pósteres.

La realidad de los desahucios en el barrio del Raval, lejos de solucionarse, se transforma. “Y empeora”, cita García. Si bien los desahucios con orden judicial han sido parados los últimos meses con mayoría de éxito por los vecinos “gracias a que las órdenes llegan un día antes”, nuevas amenazas ocupan al barrio.

García enumera dos. Por un lado, los desahucios ilegales practicados por empresas como Desokupa, que esta semana era citada por el juzgado 31 de Barcelona por “allanamiento de morada, coacciones y amenazas” en sus acciones. Por otro, los “desahucios invisibles”: personas a las se les acaba el contrato y no se les renueva o se les sube 300 o 400 euros más. “Esto es masivo... y no hay juicio ni nada. El propietario tiene legitimidad, pero hay que presionar igualmente, ¡o nos acabara echando a todos del barrio!”, dice el miembro de la Asamblea del Raval.

De momento, la recepción –más allá de las decenas de testimonios a los que asistieron durante la pegada de carteles– ha sido buena. Los vecinos se paran por la calle y prestan atención a los carteles. “El barrio está tan castigado que, por suerte, la gente se une y lucha”, comenta Iñaki, que el próximo domingo asistirá a la presentación pública del móvil antidesahucios, junto a plataformas como Resistim al Gòtic o Fem Sant Antoni (barrios, el Gótic, Sant Antoni o el Poble Sec que también estudian adaptar la iniciativa). Hasta entonces, esperan no tener que usar el teléfono. “Ojalá”.

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