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Una campaña muy excepcional

"La voluntat d'un poble", lema de la campanya de CiU

David Dusster

Barcelona —

La primera noche de campaña es una puesta de largo que dice mucho de cada partido. Ahora los carteles se desvelan de forma cibernética, con apariencia de neón, sin el engorro de la cola y el cepillo de no hace tantos años pero los candidatos se esfuerzan por enviar nítidamente los primeros mensajes. Y a medianoche, al inicio de la nueva carrera electoral, una sensación de excepcionalidad política intentaba ser transmitida a la ciudadanía.

CiU ha remitido a los tiempos excepcionales que han llevado a estas prematuras elecciones, dos años antes de lo previsto, ese tipo de tiempos que requieren medidas excepcionales y que se sobrellevan mejor, según la propuesta de CiU, con “una mayoría excepcional”, como proclamaba Artur Mas en el primer mitin, celebrado en Barcelona. Ese gran reclamo viene acompañado de un cartel de tintes mesiánicos que ya ha provocado la primera gran polémica de la campaña en las redes sociales.

El secretario general de CiU, Oriol Pujol, ya ha justificado que se pretende dar la imagen de que el president de la Generalitat abraza a todos los catalanes, pero en solo una mañana las críticas han superado con creces a los elogios de los twitteros. CiU incide en la idea del gran líder para un nuevo Estado que se inmolará cuando se consiga el objetivo –ya ha dicho que se retiraría tras el éxito de la consulta-, pero los comunicólogos entrevistados por las radios destacan que el cartel electoral, con el fondo de banderas difuminadas, tiene una estética antigua, como si fuera prestado de campañas de hace veinte años. Otra vez, como cuando fue al notario a levantar acta de que no pactaría con el PP, Mas tendrá que lidiar con controversias inesperadas de campaña.

Si los expertos pregonan que la política es comunicación, el PSC tiene bien aprendida la lección. Pere Navarro toma el mando del socialismo catalán en una contienda electoral con un cartel de primer plano, corte de imagen atrevido a la altura de la frente, y rictus serio y a la vez afable. La puesta en escena en Terrassa mantuvo la línea de modernidad y la foto de cartel surgió en la pantalla de un teléfono móvil gigante. Los socialistas saben vender el producto, pero el problema es que existen dudas sobre el producto o al menos eso se deduce de las encuestas que, indefectiblemente, marcan una caída vertiginosa del PSC. El eslogan, “Federalismo”, es la misma idea que defendía Zapatero y que había sido enterrada junto al proyecto de una España plural antes de que la crisis acallara en Madrid esos debates identitarios ahora resucitados por el órdago de CiU.

Pere Navarro dispone de quince días para resolver dudas sobre “la alternativa sensata” que propone el PSC, y que sitúa claramente en medio de la independencia y el centralismo. Y ha empezado definiendo la independencia “como cortina de humo”. Navarro compite estrechamente por la plaza de segunda fuerza política en el Parlament con el PP liderado por Alicia Sánchez-Camacho, que siempre rezuma juventud y franqueza en sus carteles.

Camacho recurrió al nuevo bastión popular de Castelldefels –mucho más presentable que el de Badalona- antes de recibir el apoyo personal de Rajoy hoy en Lleida. El PP no necesita demasiados recursos imaginativos en esta campaña: se basta con atribuirse la identificación con España y pide el voto útil para evitar la separación de Catalunya. De momento, todo queda supeditado a eso y no hace falta recordar la necesidad de ser más duros con la inmigración y otras radicalidades por las que transitó hace apenas dos años.

“Of course, we can”

Joan Herrera también apela a la excepcionalidad de los tiempos. Y en Cornellà, la tierra del expresident socialista Montilla, pidió “un voto excepcional” para ICV-EUiA. Los ecosocialistas esperan reunir a los votantes de izquierda que quieran ir más allá del federalismo del PSC y para ello han adaptado el mítico lema del Obama de hace cuatro años. El “Yes, we can” se ha transformado, en versión catalana, en un “I tant si podem!”, más o menos un “Of course, we can” más condicional, o un “Claro que podemos” que aúna el derecho a decidir con los derechos sociales. El lema de ICV-EUiA se beneficia, además, de la imagen más natural y menos rubicunda de Herrera para una campaña.

Pese a que se avecina una carrera electoral llena de dialéctica excepcional, y grandes proclamas, el líder de ERC, Oriol Junqueras, mostró calma en su casa de Sant Vicenç dels Horts, localidad de la que todavía es alcalde. “La aventura gigantesca y extraordinaria”, así define Junqueras la independencia. Los republicanos mantienen la serenidad que da querer “un nuevo país para todos”, que es su lema, y sobre todo, mantienen el porte de quien se siente convencido de que llevan reclamando el Estado propio hace lustros y seguirán sin apartarse de esa idea, haga lo que haga Mas.

Albert Rivera empezó haciendo campañas al desnudo y ahora emerge iluminado. No son solamente las encuestas que predicen que duplicará representación sino un cartel con su rostro resplandeciente, algo blanqueado. Ciutadans logra el difícil equilibrio de competir con el PP sin entrar a debatir con los populares y con serias aspiraciones de convencer a algún que otro socialista asustado por el Estado propio de Artur Mas.

Por eso Ciutadans representó en su primer acto en Barcelona el derribo de un muro. Sencillo y directo, como su cartel, como una campaña de ahorro, en la que todos los partidos gastarán poco más de ocho millones de euros, una reducción de más de un 20% respecto a hace dos años. La crisis manda aunque, de momento, casi nadie habla de ella en la campaña.

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