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La comisión del Caso Pujol calienta motores a la espera de los pesos pesados

El fraude fiscal en Cataluña casi llega al 25 por ciento del PIB, según un técnico de Hacienda

Siscu Baiges

A las puertas del debate sobre los presupuestos de la Generalitat, la Comisión de Investigación sobre el Fraude y la Evasión Fiscal y las Prácticas de Corrupción Política ha celebrado este lunes día 15 una sesión de trámite, con la participación de dos catedráticos de Derecho Financiero y Tributario y un de Ciencia política y Administración, a la espera que la próxima semana comparezcan José María Mena y Carlos Jiménez Villarejo, los fiscales que elaboraron la querella del caso Banca Catalana.

Los portavoces de los grupos de la oposición querían hablar del motivo que provocó la creación de la comisión -la confesión del ex-presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, el pasado 25 de julio, de que había mantenido dinero escondido en el extranjero durante 34 años-, pero los ponentes se limitaron en su intervención inicial a explicar cómo funciona el mundo de la administración, los impuestos, las finanzas y la evasión fiscal.

Sólo se intuyó una alusión al expresidente cuando el catedrático de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de Barcelona Joan Francesc Pont afirmó que para luchar contra el fraude fiscal “es mejor la ejemplaridad que la represión”. Luis Manuel Alonso, también catedrático de Derecho Financiero y Tributario de la misma universidad, manifestó su convicción de que “el problema no es tanto de los defraudadores como del sistema”, ya que pasan los años y el problema se mantiene en las mismas dimensiones.

Después, cuando los políticos les formularon preguntas directas sobre el alcance del delito confesado por Pujol, manifestaron posturas no coincidentes. Mientras Joan Francesc Pont considera que ya ha prescrito, Manuel Alonso no lo tiene tan claro. El portavoz de ERC, Oriol Amorós, se quedó sin respuesta a su pregunta sobre qué prescripciones legales incumplió Jordi Pujol en esconder el dinero de una herencia en el extranjero. Y provocó el enojo del portavoz del PP, Sergio Santamaría, que no aceptó que el político de ERC pusiera al mismo nivel los comportamientos del ex-presidente de la Generalitat, la infanta Cristina y el expresidente de Bankia, Rodrigo Rato.

Santamaría cayó en la trampa tendida por quien hizo circular por Twitter, el jueves, una foto del matrimonio Pujol-Ferrusola, recogiendo llamadas en La Marató de TV3 haciendo creer que correspondía a la edición de este año, cuando fue tomada el año pasado. Mostró su indignación y ese resbalón fue aprovechado por la portavoz de CiU, Meritxell Borràs, para desautorizar la intervención del diputado popular. Seguramente, Borràs tampoco habría citado a Pujol si no hubiera sido por esta cuestión. Con todo, pidió a los ponentes si se puede considerar defraudador a un contribuyente que cumple la liquidación de impuestos que se le reclama, después de hacer aflorar dinero oculto.

El socialista Jordi Terrades lamentó que Pujol no cumpliera con sus deberes fiscales e hizo suya una frase de Joan Francesc Pont: “Los derechos pueden quedar en nada si no se cumplen los deberes”. Marc Vidal, de ICV, recordó que el ex-presidente dijo que no era un político corrupto, y preguntó si lo sería por tolerar la actitud irregular de sus hijos.

El representante de Ciudadanos, Carlos Carrizosa, se mostró sorprendido porque nadie detectara ni detuviera las operaciones económicas turbias de algunos hijos de Pujol, a pesar de sus exhibiciones de riqueza, y la portavoz de la CUP, Isabel Vallet, afirmó que, en la Comisión, “estamos analizando más que el caso Pujol, el caso de un sistema de poder”.

La intervención de Carles Ramió cerró la sesión, con una frase que impactó la sala: “Los políticos no pueden ser corruptos si no hay alguien que les ayuda, porque no saben mover los papeles”. Para el catedrático de Ciencia Política y Administración de la Universidad Pompeu Fabra, la mejor forma de combatir la corrupción es promoviendo la meritocracia, aprobando un Estatuto del directivo y evitando cambiar a todos los altos cargos y personas de libre designación cada vez que se forma un gobierno de color político diferente.

La próxima semana, la misma Comisión vivirá momentos más intensos. Esta vez, pocos periodistas se dejaron caer por la Sala de Grupos donde se desarrollaba la sesión.

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