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“Son los creadores y no la tecnología lo que revoluciona el arte”

Yeray S. Iborra

Douglas Eck fue cantautor antes de estudiar Literatura y después formarse en programación en Indiana. Eck fue, de hecho, un cantautor moñas. Así lo reconoce él mismo. En Albuquerque, Nuevo México, se dedicó a tocar en algunas cafeterías, con pose de maldito pero con esa cara de pillo que, años después, todavía conserva.

Eso fue mucho antes de capitanear el proyecto más potente lanzado por Google en relación a la creación, Magenta: una herramienta que, según Eck, será la nueva guitarra eléctrica, la nueva caja ritmos, el nuevo sintetizador. La siguiente revolución. Primero en el campo de la música y luego en el de la fotografía, la ilustración, etc.

Eck afirma que el aprendizaje automático lo zarandeará todo. Con el tiempo Magenta será capaz –sostiene Eck– de componer su propias creaciones (gracias a las aportaciones de los artistas) ya sea en forma de música, ilustración o vídeo; la idea es que, finalmente, el sistema sea casi autónomo a la hora de desarrollar piezas.

Eck, que ahora trabaja en California, en un lugar bastante opuesto a las cafeterías de mala muerte que frecuentaba de joven, es uno de los más de 1.000 investigadores que Google tiene al servicio de los datos. Forma parte del Google Brain Team. Su objetivo ya no pasa por construir bellas canciones, sino por ser el lumbreras que un día decidió amplificar una guitarra eléctrica: quiere proporcionar herramientas a los creadores. Aunque lo tiene claro: sin un Jimi Hendrix que haga suyo el invento, no habrá revolución posible.

¿Los ordenadores pueden crear arte y música por ellos mismos?

Sí. Bien, sí, pero con gente.

¿Entonces pueden o no pueden?

Eso es lo que investigamos en Magenta.

¿Qué es Magenta?

Estamos en medio de una maravillosa revolución del aprendizaje automático (machine learning), de la inteligencia artificial. Y mi idea es coger todas esas herramientas y aplicarlas al arte.

¿Tenemos el conocimiento para ello?

En parte.

¿Qué falta pues?

Las herramientas que utilizamos para traducir o para el reconocimiento de voz son espectaculares. Sabemos cómo traducir una frase de forma automática a la perfección del inglés al japonés; eso es gracias al aprendizaje profundo (deep learning), al conocimiento automático que nos proveen las máquinas.

Serán esas canciones generadas de forma automática por el programa Magenta... ¿buenas?

¿Es esa una buena pieza de arte? ¿Es esa una buena canción? No lo sé, eso lo decidirá la gente. Nosotros lo que queremos es proporcionarle a los creadores las herramientas. Además de entender más sobre la música; la maravillosa idea detrás de esto es que, si podemos entender más sobre la música, también podremos entender más sobre el lenguaje, la fotografía, el vídeo...

Disculpa la pregunta pero, ¿necesitamos más canciones?

[Ríe] El objetivo de Magenta es simplemente proporcionar herramientas a los artistas. Pienso, por ejemplo, en una caja de ritmos. Una herramienta fantástica. De alguna manera, tu haces que la caja de ritmos haga un sonido por ti, ¡y mira lo que ha hecho la caja de ritmos por la música! Pues ahora piensa en una caja de ritmos pero mucho más pequeña. Y a la que, además, tú le aportas, y ella te devuelve. En el futuro, gracias al aprendizaje automático, tú le darás conocimiento a la música y ella te lo devolverá.

¿Se puede entender esto como lo ocurrido con los sintetizadores en los 60?

Efectivamente. Si miras como pasaron las cosas en el pasado... Magenta sólo proveerá buen arte si hay una generación de artistas que la encuentra útil. No tengo ni idea de cómo saldrá esto, pero tampoco lo sabía quien inventó la guitarra eléctrica: él sólo quería amplificar su guitarra para competir con el resto de instrumentos más ruidosos.

Jamás hubiese imaginado lo que harían músicos como Jimi Hendrix con su instrumento. En la historia de la música, en la historia del arte... son los creadores y no la tecnología lo que revoluciona el arte. Nosotros creamos esta tecnología y será cosa de los artistas qué hacer con ella.

¿Qué uso le augura a Magenta?

Magenta debe ser la guitarra eléctrica o la caja de ritmos del futuro. La revolución para la próxima generación de músicos, en este caso.

No me negará que da algo de miedo que ahora las máquinas sepan crear solas. solas.

Bien, sí. Pero la tecnología y los creadores evolucionan juntos. Y eso ha pasado con todo: por ejemplo, con la fotografía. La fotografía necesitó a toda una generación para ser una revolución artística. Igual pasará con el aprendizaje automático.

Pensando en el ejemplo de la guitarra eléctrica, ese gran cambio en la historia de la música se dio de abajo hacia arriba: un tipo, una necesidad, un invento. En este caso, hay una gran compañía detrás pensando qué debe interesar en el futuro. ¿Cambia eso las cosas?

El proyecto que capitaneo sobre aprendizaje automático es algo que siempre deseé hacer. Podría haberlo hecho en un garaje, en mucho más tiempo, pero Google puso dinero. Aunque esto es mucho más pequeño de lo que parece: tenemos una pequeña infraestructura, al final somos pocos investigadores en esto.

¿Qué interés tiene Google en capitanear esto?

Google quiere organizar la información del mundo. Hacerla utilizable.

El proyecto usa código libre, ¿por qué?

Siempre quise que fuera así. Si vas a intentar hacer algo con arte o música, suena raro pensar que lo harán cinco ingenieros en una habitación. Queríamos contar con la comunidad de creadores, de músicos.

Una compañía privada abriendo su código.

Es una cosa que hace tiempo que aprendimos en Google. El código abierto nos ayuda a todos en este caso. No somos los únicos.

¿Esa relación con los desarrolladores o creadores puede resultar injusta?

El conocimiento automático es muy potente. Y elementos como el tensorflow [biblioteca de software de código abierto para la inteligencia artificial de Google], entregados a la comunidad, todavía permiten un conocimiento mayor. Cuando yo hacía mi doctorado, cuando estaba haciendo mis estudios, cada uno usaba su código. Elementos como el tensorflow permiten que pensemos a mucho más nivel. No es sólo una cuestión de estar trabajando en una compañía privada o no.

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