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El Diari de la Cultura forma parte de un proyecto de periodismo independiente y crítico comprometido con las expresions más avanzadas del teatro, la música, la literatura y el cine. Si quieres participar ponte en contacto con nosotros en  fundacio@catalunyaplural.cat.

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“Si fuese de derechas, mis películas serían diferentes”

El cineasta Konstantinos Costa-Gavras ha recogido el XXIX Premio Internacional Catalunya

Oriol Puig

Se reafirma como “un hombre de izquierdas pero sin adhesión a un partido político en particular” y “enemigo de todo lo que signifique el ejercicio arbitrario y opresivo del poder”. Konstantinos Costa-Gavras (Loutra-Iraias, Grecia, 1933) se consagró a finales de los 60 como uno de los mascarones de proa del por entonces muy en boga 'cine político', al que aportó éxitos como Z, una escalofriante sátira sobre la dictadura de los coroneles en Grecia.

Ganó el Oscar con Desaparecido, donde denunciaba la complicidad de EEUU en el golpe de Pinochet. Levantó ampollas con La confesión por tratar las torturas del estalinismo y con Amén, que señalaba la connivencia del Vaticano con los nazis. A lo largo de su filmografía ha rodado una de las crónicas más afiladas del siglo XX y sigue haciéndolo como demuestra su última película, El Capital, donde retrata a los magnates de la crisis financiera.

Este martes, el director recogió en el Palau de la Generalitat el XXIX Premio Internacional Catalunya por su mirada crítica sobre el mundo y su compromiso social. Costa-Gavras jamás ha dejado de estar comprometido con su tiempo ni ha perdido sus ganas de denunciar, de activar las conciencias y animar a la acción. Por desgracia, no hace falta acudir a sus últimas películas para ver un cine conectado, y mucho, con la realidad actual. Algunas cosas no han cambiado todo lo que deberían…

¿Le incomoda que siempre definan sus películas como políticas?

Con los años me he acostumbrado. Pienso que es algo que yo no puedo controlar y procuro respetar las opiniones que hacen de mi trabajo. Pero mi opinión es más sencilla: los espectadores van al cine para disfrutar y pasar un buen rato viendo un espectáculo. No creo que esperen recibir una lección política.

¿El cine es cada vez más espectáculo y menos todo lo demás?

Antes podías contar con productores que se jugaban su dinero para hacer películas que tuvieran un mensaje importante. Ahora sólo importan los beneficios económicos que una película pueda dar. El interés por el dinero lo buscaba principalmente Estados Unidos, en Europa siempre quedaba la esperanza de hacer películas por el arte. Pero Europa cada vez más está en la misma dinámica.

¿Cuál debe ser nuestra responsabilidad como espectadores?

El cine debe crear emociones y después el público puede hacer algo con ellas o no.

¿Si una palabra pudiera definir el cine de Costa-Gavras sería “resistencia”?

Yo siempre he procurado que mis películas traten los temas que le interesan a los seres humanos. Mis películas hablan de la sociedad, de los problemas y alegrías que vivimos. Y si luego llega la reflexión mucho mejor. El cine es un instrumento para transmitir emociones.

¿Cómo surgen sus películas?

Cada una de mis películas han surgido de una pasión aunque todos los filmes son políticos. Si fuese de derechas el resultado sería diferente. Las películas se hacen desde lo que uno piensa.

¿Por qué sigue buscando historias para contar sobre lo que está ocurriendo en Europa?

La economía acabó con el sueño europeo. Los bancos y una derecha agresiva y extrema llegaron al poder y hoy dirigen Europa. Es terrible. Todavía quedan muchas historias que contar.

Siendo usted griego de nacimiento, ¿cómo ve la situación de su país?

Es trágica, completamente trágica. Los dirigentes políticos griegos, tanto de derecha como de izquierda, tienen mucha responsabilidad, por supuesto, con lo que está pasando. Pero no se está diciendo lo suficiente, o de manera lo suficientemente fuerte, que países como Alemania, Francia y Gran Bretaña empujaron también a Grecia a esta crisis. Las responsabilidades, creo, son compartidas, por la clase dirigente griega que aceptó este camino, pero también por las potencias europeas que pensaron únicamente en sus beneficios.

Sus películas hablan de la realidad y de las dificultades sociales, de los abusos de poder. ¿Cómo ve la sociedad actual y sus derivas?

La sociedad tiene hoy una nueva religión que es el dinero. Tal cual. No se piensa más que en el dinero y en cómo conseguir más cosas. Cada vez pensamos menos en los demás. Estamos en una sociedad en la que hay cada vez más ricos y cada vez más pobres.

¿Podemos aceptar que esto siga así?

Yo creo que no podemos y menos aceptar situaciones que vulneran sistemáticamente los Derechos Humanos.

¿La situación de los refugiados?

Entiendo que quieran acceder a Europa, hay más calidad de vida. Nuestra sociedad debería aceptar a esa gente porque tiene una fuerza formidable. Esa energía podría ayudarnos mucho.

¿Cómo puede contribuir el cine a la comprensión de esta realidad?

Eso es responsabilidad de los dirigentes. Yo me limito a hacer comprender al espectador que esos inmigrantes son personas y no pueden ser tratados como animales.

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