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Piranesi para modernos

Capricho grotesco. La tumba de Nerón. Opere varie. 1750./Fondazione-Giorgio-Cini-Venecia

Sergio Collado

Barcelona —

En esta vasta y completa exposición sobre Piranesi en el CaixaFòrum de Barcelona se descubren aspectos del artista italiano (Venecia, 1720 - Roma, 1778) que conectan con la sensibilidad más contemporánea, casi juvenil, y que configura parte del imaginario pop. Se acaba el 20 de enero, esto es la última llamada.

Espacios inexistentes, indeterminados, metafísicos.

En la sección que reúne los grabados Prima parte di Architetture, e Prospettive encontramos láminas que representan vistas de ciudades y arquitecturas con personajes medio perdidos en sus grandes espacios. Urbes ideales, cuasifuturistas por sus amplias, limpias escalas; deshumanizadas por su tamaño y que llenan el alma de “una soledad inquietante”.

Estas enormidades, de edificios y espacios públicos, recuerdan las megaconstrucciones de estado realizadas por los regímenes dictatoriales nazi, bolchevique... Muy matemáticas, puro orden y al estilo monumental de la Roma imperial. Desde su perfección de formas ya se intuyen proyecciones a escenarios como los de la película Metrópolis, del expresionista alemán Fritz Lang, y las ciudades de otros planetas por las que andaría el Flash Gordon de Alex Raymond y que Mike Hodges llevó a la gran pantalla. Y sin saber a ciencia cierta bien bien por qué, creemos verlas materializadas con más caos y algo de colapso en los cómics de Moebius o en las vistas de la megaurbe del film Blade Runner de Ridley Scott...

Para los más “clásicos”, hay un paso intermedio pensando en código de primeras vanguardias, ahí están incubándose los paisajes surrealistas de De Chirico, de Max Ernest, de Dalí... Como una metafísica de la mente, un lugar imaginario y en ninguna parte.

‘Carceri d’invenzione’ o imaginar la sombra

Diametralmente opuesta es su serie Carceri d’invenzione. Se trata de un camino hacia el lado oscuro de la fantasía. En estos grabados vemos espacios carcelarios salidos de la imaginación de Piranesi. Presidios lúgubres, subterráneos, que rezuman el horror de la tortura y el aislamiento. Parecen ser lugares olvidados en el tiempo, abandonados, sombra en la sombra, un eco.

Ahora el trazo del buril sobre la cera de la planchas es grueso, casi como si hubiera sido un esbozo garabateado sobre un papel cualquiera: un descuido nada casual, orgánico, que le otorga un contraste enorme con sus otros trabajos cuidados, académicos e hipertécnicos.

Hay una soltura que prefigura estilos de la modernidad. Igual que Goya, también es un protoexpresionista, un expresionista primitivo, originario. E igual que Goya en sus grabados negros, aquellos de El sueño de la razón produce monstruos, muestra la otra cara de la impoluta Ilustración. La oscuridad en el Siglo de las Luces.

Aparecerá en el siglo XX el dibujante M.C. Escher como un deudor con sus puzzles e imposibles infinitos. Este ciudadano de los Países Bajos que ha fascinado jugando con las paradojas visuales y sus trompe l’oeil: cintas de Moebius recorridas por hormigas, dibujos que se autodibujan... y laberintos tridimensionales donde no hay ni arriba ni abajo, ni derecha ni izquierda. Tan parecidos a estas Carceri d’invenzione. Y la línea genealógica conduce invariablemente al largometraje The Laberynth de Jim Henson con un David Bowie haciendo de malvado mago carcelero de aquellos “maravillosos” años 80 que se están reviviendo de nuevo.

Las ruina final de todo acto humano

En las secciones de la exposición dedicadas a las Vedute di Roma (Vistas de Roma) asistimos al postapocalipsis, a los restos civilizatorios. A través del estudio de diferentes ruinas de la Roma antigua, Piranesi nos acerca a ese estado mental del “vanidad de vanidades y todo vanidad”, del destino perecedero de cuanto existe. Teniendo en cuenta la cantidad de películas y obras que están teniendo de una u otra manera en el punto de mira el finismundismo, es terroríficamente actual... Es el miedo al año 2012 maya, es escenario plausible para Walking Dead y Revolution, series recientes que hablan del colapso.

En las láminas vemos a humanos diminutos deambulando a través de las ruinas de una civilización extinta; o como en Frontespizio con veduta di fantasia della Via Appia e della Via Ardentina, hay avenidas inmensas convertidas en lapidariums, restos hacinados heterogéneamente y sin orden, como un catálogo arqueológico sin archivo, cementerios de obras del pasado que se intuye esplendoroso y caído y soberbio como una Torre de Babel. Un horror vacui que podríamos pensar muy Felliniano por su Satiricón, la locura de un recolector en su amontonamiento.

Una imaginación aberrante y sincrética

Si sumamos a lo anterior las láminas de los Grotteschi, los grabados grotescos, otra ventana genealógica se abre a nuestra imaginación. A través de los vestigios ruinosos, la vegetación que irrumpe, las calaveras, las serpientes, los faunos y piedras amontonadas de antiguos pueblos yertos llegamos a los mundos de J.R.R. Tolkien, cuya trilogía El Senyor de Los Anillos ha sido estupendamente rodada por Peter Jackson (ahora con The Hobbit en proceso).

Paisajes míticos que hablan de pueblos ancestrales en un fantástico pastiche que mezcla momentos históricos y culturas de diferentes épocas sin que importe demasiado. Conan el Bárbaro, de Robert E. Howard, es un ejemplo muy plástico sobre todo cuando John Milius lo llevó a la gran pantalla con el musculoso Schwarzenegger haciendo de prota a través de mundos bizarros y con el toque kitsch conveniente a las tierras desaparecidas en los albores del tiempo.

Y es que Piranesi es “eclecticismo y excéntrica vena creativa”, lo que en definitiva resulta en un estimulante sincretismo barroco nacido de una estupenda imaginación nutrida del estudio y la observación. Lo que en código postmoderno sería hipertextualidad, multidisciplinaridad, mash up, copy/paste... una ensalada en un sentido absolutamente positivo.

En una Barcelona made in FAD

Un último apunte. En una Barcelona donde el diseño es dogma de fe, Piranesi se muestra con todo un catálogo de piezas diseñadas por él para decorar interiores y exteriores. Un amplio muestrario de ejecución minuciosa, ecléctico, con sillas, capiteles, jarrones, molduras... Láminas y más láminas que además de explicar servían al grabador de convincente publicitación marketinera de los productos que recreaba en su taller.

Y no es menos interesante para arquitectos (Piranesi era arquitecto) e historiadores su estudio de detalles constructivos y decorativos de la antigüedad etrusca y romana. Unos estudios que siguen a otro estudioso como Andrea Palladio, con sus volumétricos tratados sobre Roma y Grecia. Asimismo como sus propuestas como arquitecto “de verdad”.

Y en el tintero quedan muchos aspectos interesantes de la exposición como el vídeo 3D recreando las cárceles o las fotos tomadas por Gabriele Basilico en los lugares dibujados por el grabador... Y nos quedamos cortos, pero hasta el 20 de enero aún hay tiempo, poco, para asistir a la exposición.

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