“Las marionetas no son sólo entretenimiento, son cultura y desarrollan una labor social básica”. Son palabras de la artista Eva Soriano, de la compañía La Canica de Madrid, participando en la Fira de Titelles de Lleida. Son estos colectivos los que crean personajes imaginarios que cuentan historias de sueño y trasladan los pequeños y los que no lo son tanto a un mundo de fantasía que ha contribuido a que la feria de títeres más importante de la península la de Lleida, llegue a sus 25 años.
La Fira de Titelles de Lleida está de cumpleaños. Hace 25 años, Julieta Agustí y Joan Andreu Vallvé ponían las bases de un proyecto que hoy celebra haberse convertido en referente. Como si de una coincidencia se tratara, la feria presenta este año 25 espectáculos de 21 compañías diferentes que realizarán 76 funciones ante 30.000 espectadores y 150 programadores que se podrán ver en Lleida entre el 2 y el 4 de mayo.
De estos espectáculos, 5 son estrenos mundiales y una decena más novedad en Cataluña o el estado. Oriol Ferre, co- director de la Fira de Titelles de Lleida, asegura que “después de 25 años la feria está plenamente consolidada y se ha convertido en un referente nacional e internacional”.
Buen momento del sector
La relevancia de la feria se debe, al mismo tiempo, al buen momento que vive el sector, palpable en certámenes como el Festival Mundial de Marionetas o la Feria de Teatro para Niños y Niñas de Gijón (FETEN). Ferre analiza que “hay un volumen de creación muy bueno porque se está trabajando en la investigación y en la combinación de disciplinas artísticas”, al mismo tiempo que “un importante número de compañías de teatro han intensificado su actividad en el mundo de los marionetas”.
La feria se ha convertido, también, “en un espacio de compra-venta de espectáculos”, explica Ferre, un hecho que explica “la importancia del certamen para el sector profesional, que sabe que los espectáculos que se presentan aquí han pasado un filtro”. Es por ello que cada año se juntan en Lleida artistas, público y programadores, una combinación perfecta para que estos últimos puedan diseñar sus programaciones con el sello de calidad implícito de la feria.
Oportunidad para las compañías
Es el caso, por ejemplo, de la compañía La Canica, de Madrid. La artista Eva Soriano reconoce que “hemos conseguido importantes contratos en esta feria porque es un oportunidad fantástica para mostrarte ante los programadores”. Y es, a la vez, un espacio donde los reconocimientos en forma de premio otorgan un prestigio notable para presentarse en cualquier parte. La Canica consiguió una gira en 2007 con el premio 'Ara Lleida, Ara Titelles' y entre el 2011 y el 2013, su director Pablo Vergne recibió dos premios Dragón de Oro a la mejor dramaturgia.
Pero este reconocimiento y prestigio no es casual. Veinte y cinco ediciones de feria también sirven para mirar atrás y analizar la situación del sector, así como los cambios que ha sufrido. Ferre remarca que “nos hemos hecho mayores”. Y lo han hecho en todos los sentidos porque nos hemos profesionalizado“. Ferre argumenta que ”hemos introducido espectáculos en recintos cerrados sin perder el carácter popular y festivo de los que se celebran en la calle, hemos hecho venir compañías internacionales y hemos educado a un público muy exigente a nivel de calidad y que nos proporciona un feedback muy importante“ .
Aún y la crisis que sufren en forma de recortes desde hace cinco o seis años, el futuro está garantizado. Hace un año se produjo un relevo en la dirección del certamen anual y según Ferre, “continuaremos apostando por mantener la calidad de la programación y la apuesta por la formación de profesionales”. Todo con la voluntad de que los artistas “se marchen de Lleida con contratos”, como marca Ferre y que a posteriori, “se pueda recuperar el cuarto día de Feria”.
Las marionetas, fuente de pedagogía
Sin embargo, la Fira de Titelles de Lleida no es importante, únicamente, por haberse convertido en un escaparate internacional del sector. También porque fomenta un ámbito, el de los títeres, poco conocido, poco mediatizado pero, sobre todo, muy vivo y pedagógico. Soriano puntualiza que “los espectáculos de marionetas desarrollan una labor social muy importante porque obligan a los niños a ver y sentir cosas más allá de lo cotidiano”. Ante los numerosos estímulos que reciben los niños en nuestra sociedad, para Soriano, “los títeres los estimulan el alma y el corazón”.
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