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Sobre este blog

Este blog pretende servir de punto de encuentro entre el periodismo y los viajes. Diario de Viajes intenta enriquecer la visión del mundo a través de los periodistas que lo recorren y que trazan un relato vivo de gentes y territorios, alejado de los convencionalismos. El viaje como oportunidad, sensación y experiencia enlaza con la curiosidad y la voluntad de comprender y narrar la realidad innatas al periodismo.

El rey Arturo y el lujo artístico de Cornualles

La costa de Cornualles.

Alicia Fàbregas

Se dice que frente a los acantilados de la costa de Cornualles, donde rompen las olas del Atlántico, vivió un rey que con la ayuda de un mago, de una espada invencible y de un séquito de caballeros valientes y fieles pasó a la historia como un héroe. Quedó inmortalizado en poemas y sus hazañas pasaron de boca en boca como sucedía con las figuras mitológicas. Es la leyenda del rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda, que los escritos sitúan en el castillo de Tintagel.

Todavía no se ha podido confirmar de una forma irrefutable su existencia, pero en el 2016, unos hallazgos arqueológicos demostraban que muy cerca de Tintagel se había alzado durante lo que los ingleses llaman los años oscuros, en el siglo VI, una importante construcción y que es allí donde podría haber vivido ese héroe de leyenda. Las características de ese palacio encajan a la perfección con las que describía el clérigo galés Geoffrey de Monmouth en su Historia Regum Britanniae (Historia de los reyes de Bretaña), los primeros escritos donde se habla de las heroicas hazañas del rey, de su acompañante Merlín, de la poderosa Excalibur y del resto de personajes.

Sea cierto o sea mentira, Tintagel atrae cada año a miles de turistas espoleados por la magia del lugar, que no solo radica en la leyenda, también en lo inefable de sus paisajes.

Una colonia de artistas

Pero no todo es grandeza mística y natural en Cornualles, también hay lujo, arte y exclusividad. Si se sigue la ruta desde Tintagel hacia el sur, se llega a uno de los 10 destinos más caros de Europa: Saint Ives, el Saint-Tropez del Reino Unido.

En un rincón de ese pueblo, se esconde un jardín con una belleza inusual, porque no radica en lo natural sino en lo que la mano del hombre –de una mujer en este caso- creó. Es el jardín de Barbara Hepworth, una de las grandes escultoras de la historia británica, que compartió amistad con otro mítico artista, Henry Moore. En St. Ives dejó Hepworth su legado, para que los visitantes puedan saborearlo con la mirada, y fue ella quien contribuyó a que esa población de la costa oeste de Cornualles se convirtiera en la colonia de artistas que es hoy.

Pero no es el único templo del arte que se erige en ese lugar, hay decenas más –galerías-, y uno muy especial: la Tate St. Ives, que cobija, principalmente, obras de artistas locales. Está mirando al mar, sobre la playa de Porthmeor, en lo que antes era una fábrica de gas que fue remodelada y que ahora destaca con su blancura inmaculada y sus formas circulares.

Desde ese edificio se pueden contemplar, también, las decenas de surferos que aprovechan el oleaje de esa costa para practicar su deporte preferido.

Donde la tierra termina

Siguiendo hacia el sur, la ruta siempre encuentra lugares donde contemplar lo salvaje y lo estética que puede ser la naturaleza de Cornualles, y el recorrido puede acabar allí donde termina la tierra, en el Land’s End.

Asomarse a esos acantilados rocosos y mirar hacia abajo, donde el mar rompe, o perderse en el horizonte, donde solo hay agua y cielo, es como mínimo un deleite y, para las mentes creativas, una fuente de inspiración. Será por eso que cada año más de 400.000 visitantes de todas partes del mundo deciden acercarse hasta este lugar.

Vueling vuela de Barcelona a Cardiff.

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