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“Esto de la libertad es muy francés pero puede tener también la faz del rechazo a lo extranjero”

Rithée Cevasco en su consulta en Barcelona.

Blanca Blay

Rithée Cevasco es una psicoanalista y socióloga francesa que vive entre París y Barcelona. Se mueve en los campos del psicoanálisis y la sociología, intereses que la llevaron a fundar el Centro de Investigación Psicoanálisis & Sociedad, que trabaja diversas cuestiones de lo social en Barcelona. Reflexionamos con ella sobre la psicología del miedo y el terror, la paranoia y la sobrereacción tras los atentados de París.

Según Cevasco, existe una dialéctica entre la inseguridad por el atentado y la seguridad por el despliegue de fuerzas. La psicoanalista advierte también del riesgo de que aumente el racismo en Francia, por ello considera que es muy importante que frente a la radicalización la propia comunidad musulmana responda: “Si no, se exacerban los sentimientos antiislámicos”.

Tras los atentados de París, hemos visto cómo la gente que vivía relativamente tranquila ahora siente miedo. ¿Es inevitable sentir miedo?

Bueno en realidad ya desde los atentados de febrero a Charlie Hebdo la gente vive menos tranquila. Cada caso es singular pero sería una negación decir que no te causa miedo una situación de este tipo, cuanto más cercano estás. Los atentados fueron en el distrito 11, donde yo vivo cuando estoy en París, por eso me impresionó más porque es un escenario que me resulta cercano. Sería preocupante también que la gente no tuviera miedo porque es una amenaza real. No es lo mismo el miedo que la angustia.

¿Cuál es la diferencia?

Miedo es cuando sabes que tienes una amenaza. Es como cuando los animales se sienten amenazados y tienen una conducta de huida. Pero frente al imprevisto, anticipas, y puedes anticipar lo peor. Eso es la angustia. Se dispara la fantasía, las paranoias, y es más complicado que el miedo.

¿Estamos viviendo un miedo individual o colectivo?

Hablar de miedo colectivo es difícil, el miedo y la angustia son singulares a cada uno pero sí que se contamina y existe un temor colectivo que es como una epidemia. Toda Francia se siente amenazada, porque es un objetivo preciso.

El riesgo de atentado está llevando al extremo el despliegue en términos de seguridad y precaución.

El discurso dominante en los mass media es “quédense tranquilos”, “seguid con vuestras vidas”. En la mayor parte de las entrevistas la gente dice cosas como “no nos vamos a dejar atemorizar”, o sea que de momento no se siente una gran paranoia. Sí que hay un despliegue muy grande de fuerzas, pero la presencia de los militares y los policías no es lo que causa el temor, porque tranquilizan a la gente, sin embargo su presencia recuerda que existe la amenaza. Te impresiona pero al mismo tiempo sabes que los atentados pueden venir de cualquier parte. Existe una dialéctica entre la inseguridad por el atentado y la seguridad por las fuerzas.

También es un debate interno entre la inseguridad y la libertad de uno.

Bueno, en Francia eso funciona mucho. Solo hace falta ver a todo el mundo cantando La Marseillaise. El viernes pasado, cuando se cumplía una semana de los atentados, entre los jóvenes había una especie de consigna para llenar las terrazas de los bares y demostrar justamente que querían seguir con la misma vida de siempre. La reacción, es distinta, claro está, si una madre ha perdido un hijo o un marido ha perdido una esposa, evidentemente no va a ir a bailar o a tomar copas para demostrar que la vida sigue. Pero sí hay un discurso sobre todo entre la gente joven que está marcado en este punto porque el atentado se hizo en Bataclan, en un barrio que está muy de moda, con gente que viene de otros barrios, en un momento que se hacía un concierto de rock. Está muy presente la interpretación de que justamente los terroristas apuntan a algo que tiene que ver con la fiesta, con “la corrupción de la sociedad francesa”, o sea que se sienten atacados por el estilo de vida.

Antes comentaba que los franceses tienen muy arraigados valores como la libertad, ¿la reacción va ligada también a la cultura de una sociedad?

Sin lugar a dudas. Esto de la libertad, igualdad y fraternidad es muy francés. Tiene su doble faz, pero puede también tener la faz del rechazo a lo extranjero, que crea una polarización patriótica.

¿Cree que esa faz de rechazo al extranjero irá en aumento?

Sí, el problema es que el racismo pueda aumentar. En Francia hay un partido de extrema derecha que aprovecha la situación al máximo con su discurso racista, que propone que todos los musulmanes sospechosos sean puestos en un campo de internamiento. Lo importante ahora es que la comunidad musulmana esté respondiendo en Francia.

¿Lo están haciendo ya?

Claro, hasta ahora había un discurso de no pronunciarse demasiado. Ahora inmediatamente el mayor responsable del mundo islámico se pronunció contra los atentados y este viernes en la Grande Mosquée, en la mezquita más importante de París, cantarán La Marseillaise. Esto es absolutamente inédito y es un paso muy importante. Frente a la radicalización, la propia comunidad musulmana debe responder, si no, se exacerban los sentimientos antiislámicos.

¿Cúal es la responsabilidad de los medios de comunicación en todo esto?

Los medios tienen mucha responsabilidad. La información sobre los atentados fue muy discreta, la cuestión viene después porque en el momento del acto los medios no indujeron a la situación de pánico y la policía fue bastante eficaz. El problema viene con la utilización política del asunto. Ahí es muy variable según las ideologías de los distintos medios también.

En Bélgica se pidió, por ejemplo, un apagón informativo temporal este domingo sobre las operaciones de la policía.

En Bélgica es distinto pero, porque en este caso es una situación de previsión, no es una situación que están ya en el acto del atentado, llevan desde dl sábado con el estado de sitio decretado [esta entrevista se hizo el lunes día 23]. Aunque no es responsabilidad directa de los mass media, sí que se me ocurre un ejemplo de irresponsabilidad. El primer ministro Manuel Valls anunció en un momento que había la posibilidad del uso de armas químicas, eso sí que causó mucha angustia. Es algo que no está ubicado, que puede afectar a todo un sector geográfico... no tienes respuesta frente a eso. Habría que analizar todos los medios... En mi caso yo no me informé por la televisión, nunca la miro, sino por France Info, una radio de información.

Hay países donde la gente vive con esta situación a diario.

Uno no puede vivir con la angustia constante, hay que detenerla de alguna manera, y eso es muy variable en cada persona. Nosotros somos una generación que no ha conocido la guerra, esto hay que preguntárselo a los que si la están viviendo. Hay muchos países que viven constantemente bajo la guerra y hay algo que se hace para seguir viviendo, si no es imposible.

¿Se está sobrereaccionando?

Yo soy francesa, y los atentados se produjeron en un lugar que me resulta familiar. Con lo cual te puedo decir que estuve cuatro o cinco días en sobrereacción, estaba de acuerdo con que se tomen medidas de seguridad fuera de lo normal...pero cuando pasa el tiempo hay que bajar la sobrereacción y empezar a calcular las consecuencias también de lo que supone un estado de excepción y los ataques a los derechos humanos que puede haber, así como también plantearse si bombardear es lo mejor o no. Vale la pena comparar la situación con la de Charlie Hebdo, porque en ese caso no fue reivindicado por Estado Islámico. Estado Islámico o Daesh, como lo llamamos nosotros, está territorializado, entonces hay objetivos más precisos.

El yihadismo juega con el terror psicológico y en parte está ganando ese juego.

Sí, eso sin duda, el objetivo es crear pánico. Está claro que hacen una política de terror indeterminado, porque el objetivo al que apunta es toda Europa y también Estados Unidos y es población civil. No es una guerra de un ejército contra otro, aunque debemos recordar que en las guerras modernas siempre hay lo que llaman “daños colaterales”, civiles.

Algunos autores se han atrevido a hablar de la psicología del terrorista.

Es difícil saber lo que le pasa por la cabeza a alguien así. Se pueden establecer una serie de causas, se puede hacer un perfil, es una generación muy sufrida socialmente pero habría que pasar por la cabeza uno por uno. Además, uno nunca tiene la oportunidad de hablar con un terrorista. Ya hay muchas hipótesis que toman el odio y la frustración como base. No son soldados cualquiera, están dispuestos a perder la vida y eso es una causa muy fuerte, porque aparentemente no le tienen miedo a la muerte. La posición es sacrificial y de esto sí que se puede decir mucho, está sostenido en la creencia que ser mártir es ganarse el cielo. Paradójicamente es morir para gozar más, cambiar el malestar de la vida por un disfrutar después de la muerte. Si crees que hay una vida más allá esta la puedes sacrificar, es así de sencillo.

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