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El ‘lifting’ del Hivernacle finalizará en verano de 2016

Edifici de l'Hivernacle, al parc de la Ciutadella / ENRIC CATALÀ

Cristina Palomar

El Hivernacle del Parque de la Ciudadela, cerrado a cal y canto desde el año 2009 y en un estado de degradación lamentable, recuperará su antiguo esplendor el verano del año que viene después de someterse a un nuevo lifting. Las esperadas obras de restauración del emblemático edificio modernista, construido con motivo de la Exposición Universal de 1888 y actualmente refugio provisional de personas sin techo, están presupuestadas en 802.871 millones de euros, comenzarán en octubre y se prevé que duren unos ocho meses.

Hasta trece ofertas se han presentado al concurso del Ayuntamiento de Barcelona. El anuncio de la licitación de las obras se publicó en el Boletín Oficial de la Provincia de Barcelona (BOPB) pocos días antes de las elecciones municipales del 24 de mayo y el plazo de presentación de los proyectos se cerró el 3 de julio pasado. El objetivo de la nueva reforma, anunciada y aplazada repetidamente por los diferentes gobiernos municipales y aprobada definitivamente a finales del mandato de Xavier Trias, es recuperar las estropeadas fachadas, con sus estructuras de hierro y vidrio muy deterioradas por el paso de tiempo, las gamberradas y los efectos del agua, y también el interior de los pabellones.

Su futuro uso ciudadano una vez restaurado continua siendo una incógnita. De momento, desde el consistorio no se ha aclarado si el Hivernacle se convertirá en un equipamiento de barrio y si se le dará un uso más restringido dado su gran valor patrimonial y su complejo mantenimiento. De hecho, durante la época del alcalde Pasqual Maragall, el edificio modernista se convirtió en un concurrido restaurante. Durante las noches de verano también se organizaban exitosos conciertos de pequeño formato a precios populares. Las reiteradas peticiones de las entidades vecinales para que fuera un equipamiento público siempre fueron ignoradas.

La concesión del restaurante se acabó en 2005 y desde entonces el Hivernacle estuvo cerrado hasta que se acometieron las primeras obras de reforma que superaron el millón de euros. La operación de rescate parcial se centró en reparar la cubierta de la nave principal y la que da al parque, y en recuperar las pinturas originales de las bellas decoraciones florales. También se instaló una barrera antihumedad. Una vez acabada la costosa remodelación en septiembre de 2009, el consistorio organizó una jornada de puertas abiertas, pero poco después cerró el edificio propiciando de nuevo su degradación.

El Hivernacle, situado en el bello Paseo de los Tilos del Parque de la Ciudadela, forma parte junto con el Castell dels Tres Dragons –antiguo Museo de Zoología obra de Domènech i Montaner, y actualmente en obras-, el Museo Martorell –de Geología- y el Umbracle, del circuito monumental de uno de los parques más queridos por los barceloneses a pesar de su siniestro origen como ciudadela militar. También es uno de los más visitados por los turistas por su estratégica ubicación a caballo de los distrito de Ciutat Vella y el Eixample. En un intento desesperado de revitalizar la zona del Fòrum, el año 2010 el entonces alcalde Jordi Hereu decidió trasladar las colecciones principales de los dos museos.

La controvertida decisión municipal condenó el conjunto monumental del parque al olvido ya que, de hecho, de los cuatro edificios sólo se puede visitar actualmente el Umbracle con un horario restringido. La reiterada promesa de diseñar un plan estratégico para definir sus usos definitivos nunca se ha hecho realidad y desde hace años toda la zona, incluidos los porches del Paseo Picasso situados a pocos metros del Born Centre Cultural y en una de las zonas de Barcelona más de moda, se ha convertido en un nido de suciedad y en refugio de personas sin techo.

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