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La memoria de la iglesia antifranquista

De izquierda a derecha:La misionera secular Montserrat Solà, el cura Joan Soler, el realizador Miguel Mellado,el cura Josep Bigordà, el cura Jaume Patrici Sayrach, la periodista Llúcia Oliva, el exsacerdote Eduard Fornés y la monja benedictina Catalina Tarrats.

Xavier Puig i Sedano

La resistencia antifranquista catalana no se entiende sin el amparo de parte de la comunidad religiosa. Poner nombres y apellidos a este hecho, dibujar las historias que le acompañan y tejer un hilo conductor entre diferentes momentos históricos que construyeron la oposición a la dictadura bajo el cobijo de la iglesia es la voluntad del documental Santuarios del antifranquismo.

El documental, promovido por la Fundació Periodisme Plural bajo la dirección de Llúcia Oliva y la realización de Miguel Mellado, ha estrenado este martes en el Cine Girona de Barcelona. Entre las cerca de 300 personas que asistieron a la presentación se podían contar numerosos protagonistas que al terminar la proyección comentaron su testimonio vital.

“La idea inicial era hacer un documental sobre la teología de la liberación, pero hablando con el teólogo González Faus nos hizo ver que, en paralelo, una generación de sacerdotes vieron que la dictadura franquista era antievangélica y anticristiana y, en consecuencia, ellos tenían la responsabilidad de luchar contra”, explica Lucía Oliva. Bajo este precepto sacaron adelante el documental que retrata once escenarios claves del tardofranquismo en Cataluña.

Escenarios en los que sacerdotes y monjas se acogieron al espíritu del Concilio Vaticano II para apoyar a los movimientos antifranquistas que germinaban a mediados de los sesenta y principios de los 70 's. El documental recoge desde la Fundación de CCOO en la parroquia de Sant Medir, en el barrio de la Bordeta de Barcelona, hasta la creación de la Asamblea de Cataluña en la parroquia de Sant Agustí, en el Raval, y el encarcelamiento de Mossèn Joan Solé en la Modelo para acoger miembros de ETA.

En medio se desgranan historias como las de Mossèn Jaume Sayrach y Lluís Hernández, implicados en las luchas vecinales en Santa Coloma de Gramenet. El primero, en el barrio de Fondo y Hernández como rector de la Parroquia de los Olivos. El sacerdote se afilió al PSUC y fue el primer alcalde democrático de la población. Ignacio Botem recuerda su papel como monje responsable de los Capuchinos de Sarrià durante el cierre de estudiantes e intelectuales conocido como la Caputxinada. La manifestación de curas en la Via Laietana en 1966, duramente reprimida por la policía y que tuvo repercusión mundial es explicada por uno de los promotores, Ricard Pedrals. Aquel movimiento que sorprendió a todos se inició por las torturas que la policía había infligido al estudiante Joaquín Boix, organizador de la Caputxinada, que es también uno de los testigos del documental. Catalina Azoteas hace memoria de cómo las autoridades franquistas trataban de averiguar dónde estaba el cuerpo del abad de Montserrat, Aureli Maria Escarré, un símbolo del catalanismo que fue velado en el monasterio de San Pedro de las Puelas de Sarrià. El documental recoge igualmente el papel que jugaron los monjes de Montserrat durante el encierro de intelectuales que se hizo en el monasterio en 1970 coincidiendo con el Proceso de Burgos.

“Mucha gente se ha emocionado al ver estos testimonios tan importantes todo juntos”, comentaba Mellado, quien valora que se trata de un documental “de memoria obligatoria y que tenía una cuenta atrás, porque muchos de estos testigos se están muriendo ”, como es el caso de Luis Hernández que murió poco después de ser entrevistado. Sin embargo, Mellado lamentaba que cuando fueron a visitar la parroquia donde había sido cura Sayrach, en el barrio de Fondo, comprobaron que se volvía a hacer misa en latín y de espaldas a los feligreses: “Hay un retroceso en la iglesia después de estos años con el Papa Benedicto, ahora está cambiando muy lentamente”.

Llúcia Oliva destaca la sintonía que hay entre los protagonistas del documental y el papado actual: “Francisco liga mucho con el espíritu de los sacerdotes y monjas que aparecen en el documental, liga mucho con el Concilio Vaticano II y los cambios que no se llegaron a llevar a la práctica porque la curia lo impidió”. La directora subraya la paradoja que supone la situación de estos sacerdotes ante la jerarquía, “que no les ha reconocido nunca y los tiene marginados de la iglesia oficial”. En esta línea, Jaime P. Sayrach intervino al terminar la proyección para expresar la necesidad de que el documental lo viera “la iglesia actual, porque la represión no es tan dura como en aquellos tiempos, pero si asfixiante”.

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