Catalunya puede ser decisiva en la legislatura que acaba de nacer en las urnas. Porque la mayoría de Gobierno que se conforme en el Congreso puede necesitar a fuerzas catalanas. Porque En Comú Podem tendrá un grupo propio que defenderá el derecho a decidir. Porque Ciudadanos, que tiene su génesis en un proyecto en contra de las aspiraciones catalanas, no tendrá la llave del futuro ejecutivo. Precisamente, uno de los grandes argumentos de Ciudadanos era que los partidos catalanes perderían, por fin, su condición de bisagra. No ha sido así. Catalunya seguirá siendo clave.
¿Pero qué Catalunya será clave en el Congreso? Una Catalunya progresista. La suma de partidos de izquierdas (ERC, En Comú Podem y PSC) es superior (29 diputados) al bloque conservador (DiL, Ciudadanos y PP), que se queda en 18 diputados. Una Catalunya con el eterno empate entre independentismo (17) y los partidos calificados de unionistas (18). La gran novedad es que la fuerza ganadora defiende el derecho a decidir, el proyecto que tenía el mayor consenso antes de la opción independentista de CDC. Gana un partido que no está en ninguno de estos bloques y que, en el fondo, recupera el espíritu de la tercera vía. El diálogo para encontrar un nuevo encaje de Catalunya en España. Y esta vez a través de las urnas.
Podemos, en su coalición con Iniciativa per Catalunya, EUiA y la formación de Ada Colau, ha logrado doce diputados en Catalunya por tener el coraje de defender el derecho a decidir ante los electores de toda España. Por defender a Catalunya como nación, por defender una reforma que alumbre un Estado plurinacional. Y de la misma forma, el Partido Popular ha pagado en las urnas su hostilidad respecto a Catalunya.
El resultado afianza el liderazgo político y social de Ada Colau en Catalunya. Una fortaleza que contrasta con la debilidad del otro gran liderazgo de la Plaza de Sant Jaume, el del President de la Generalitat. El ‘sorpasso’ de ERC a Democracia i Llibertat, la coalición de CDC, y la pérdida de la mitad de los diputados erosiona aún más la figura de Artur Mas, ya muy tocada por la interminable negociación de investidura con la CUP.
Ada Colau, seis meses después de ganar el Ayuntamiento de Barcelona, vuelve a tener un papel decisivo a la hora de explorar una salida al bloqueo de la política catalana. Tiene el aval para tomar la iniciativa y contribuir a regenerar la política catalana. Porque en estas elecciones estaba en juego la regeneración de las instituciones españolas, pero en Catalunya sigue pendiente, también, un cambio de las estructuras de poder. El Partido Popular y Ciudadanos habían soñado una mayoría en el Congreso que representara un ‘cordón sanitario’ respecto a Catalunya. No ha funcionado. Todo lo contrario. Podemos será decisivo en España, y puede obligar al PSOE a concretar su etérea oferta federal y a considerar, de una vez, a Catalunya como nación. Contra los pronósticos, Catalunya será decisiva.
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