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Alberto Garzón: “Pablo Iglesias persigue una unidad popular selectiva por tacticismo político”

Alberto Garzón, candidato de Izquierda Unida a la presidencia del Gobierno / ENRIC CATALÀ

Jordi Molina

Barcelona —

Alberto Garzón (Logroño, 1985) no dice una palabra más alta que la otra y, a ratos, se muerde la lengua. Incluso cuando se le pregunta si Podemos les ha pasado por delante a la hora de tejer alianzas con sus tradicionales socios catalanes: ICV-EUiA, con quien Pablo Iglesias ha sellado un acuerdo para las elecciones catalanas del 27-S. Para el candidato de IU a la presidencia del Gobierno, lo primordial es dejar a un lado los cálculos tacticistas que, según él, persigue Podemos y construir una candidatura de unidad popular de cara las generales donde “no sobra nadie”. En pleno proceso soberanista, pide un referéndum que acabe con “la tensión” entre pueblos y recuerda que más allá del PP y del PSOE hay un partido, el suyo, que ha apoyado en el Congreso el derecho a decidir.

El que fuera eurodiputado por ICV-EUiA, Raül Romeva, se ha puesto al frente de la lista unitaria que avala el presidente Mas.

Ha sido sorprendente. No es de recibo que una persona que se dice de izquierdas apoye la lista de Artur Mas, o lo que es lo mismo: su máscara para enfrentarse a la candidatura de unidad popular que se está intentando constituir por la izquierda. La lista independentista que lidera Romera es, en realidad, un difraz que busca situar a Mas, de nuevo, como presidente.

¿No cree que esa es una lista transversal?

En IU diferenciamos entre el nacionalismo de izquierdas y el de derechas. Y el de izquierdas tiene una base popular, un arraigo territorial en las clases populares. Es una tradición republicana, capaz de conectar con el deseo de la gente. En cambio, el nacionalismo de derechas es profundamente elitista. Eso es lo que veo en esta lista.

¿Vendrá a dar a apoyo a la candidatura de Catalunya, sí que es pot, aunque no haya acuerdo entre IU y Podemos para las generales?Catalunya, sí que es pot, ?

Cataluña sí que es pot es un ejemplo de cara a todo el Estado, así que lo apoyaremos. Y si en septiembre sale todo lo bien que esperamos, será un ejemplo para construir una alianza similar en las elecciones generales. Sería un grave gesto de torpeza que lo que funciona en Barcelona y Catalunya no se haga en el Estado.

Escoja entre Albano Dante, Teresa Forcades y Joan Coscubiela.

Solo conozco a Coscubiela, a quién le tengo mucho cariño porque he aprendido mucho de él. Su perfil como un dirigente sindical aporta muchas herramientas en una sola persona, como la suma de una tradición obrerista a la nueva política. Con Teresa únicamente he hablado en una ocasión y al compañero de Podemos no le conozco. Es necesario que el líder sea una persona con compromiso social, y lo importante es que las tres personas que ha mencionado lo son.

Las CUP, una vez más, ve a ICV como un obstáculo para confluir. ¿Le hubiera gustado sumarles en la candidatura del 27-S?

Hubiera sido una posibilidad. Creo que es un tiempo histórico en el que tenemos que estar por encima de muchos de los hechos del pasado reciente. El independentismo de izquierdas tiene unos códigos muy diferentes al nacionalismo burgués. Así que no veo por qué no compartir espacio con la CUP, donde hay compañeros como David Fernández, un ejemplo en su compromiso político y su integridad moral.

En abril de 2014 tres diputados catalanes, Jordi Turull (CiU), Marta Rovira (ERC) y Joan Herrera (ICV-EUiA) fueron a Madrid para defender en el Congreso el derecho a decidir. Izquierda Plural fue el único grupo de raíz estatal que dio apoyo a la propuesta. ¿Se les ha valorado lo suficiente ese gesto?

No, lo cierto es que todavía hoy es ampliamente desconocido. Hay una simplificación perversa cuando se dice que todos los partidos fuera de Cataluña son como el PP. Nosotros reivindicamos el derecho a decidir y la consulta en Cataluña. Es un compromiso democrático. Y no lo decimos por decir, ni por cálculos de ningún tipo: somos la única fuerza de carácter estatal que votó a favor del derecho a decidir. Nuestro modelo es el de una República Federal donde no solo se respeten las identidades nacionales, sino que cada pueblo tenga derecho a poder decidir su futuro. La izquierda, al menos en IU, siempre ha tenido como principio fundamental el derecho de autodeterminación.

¿Qué significa para usted Cataluña?

Es un motor cultural, ya no solo del Estado sino de toda Europa. Intelectualmente hablando, especialmente en el ámbito de la izquierda, los pensadores de raíz marxista y anticapitalista más importantes han estado en Cataluña, como Manuel Sacristán, Fernandez Buey o Antoni Domènech. Hoy, más allá de ser un motor cultural y político, es también el reflejo de hasta qué punto ha cambiado la realidad social y política del país. Reivindicaciones como la del derecho a decidir, puramente democráticas, nos obligan a buscar un nuevo encaje jurídico.

Pongamos por el caso que, como ustedes sugieren, fuera legal el derecho de autodeterminación. Y no solo eso, sino que en Cataluña gana el sí a la independencia.

La independencia no es la mejor solución, pero trabajamos para que sean los catalanes quienes lo decidan. Nosotros somos federalistas y creemos que sería un error votar a favor de la independencia. Pero esto no lo decidimos nosotros, lo han de decidir los catalanes y para eso es necesario poder votar. Tenemos un conflicto de identidad nacional que se debe resolver mediante la política, por lo tanto, la política no puede prohibir un referéndum.

¿Qué propuesta tiene IU para Cataluña?

Para mí el horizonte deseable, según mis coordenadas ideológicas, es una República Federal que asuma el respeto al derecho autodeterminación. Ahora bien, en las últimas décadas estamos asistiendo a un proceso constituyente dirigido por la oligarquía europea, española y también catalana. Un proceso de construcción de instituciones al servicio de las necesidades del capitalismo y que ha supuesto una serie de reversiones sociales. Es importante recalcarlo, porque no se trata de elegir entre proceso constituyente o nada, sino que ya hay uno de la derecha, y por tanto se trata de oponerle un proceso constituyente de la gente sencilla. Este proceso constituyente no solo nos interpela sobre el modelo de Estado, sino también sobre la política, la economía y las formas democráticas.

¿Entiende que haya catalanes de izquierdas que se hayan cansado de esperar este proceso constituyente, y que ahora prefieran construir su propio horizonte político?

La cerrazón del PP en cuestiones como el Estatut de Autonomía o la negación del referéndum, donde aquí también debemos incluir al PSOE, son ejemplos de cómo no se deben hacer las cosas. Aunque quieran esconder los problemas debajo de la mesa no dejan de existir. Por lo tanto, es comprensible que esta frustración derive en posiciones más radicales.

La gente que trabaja en la construcción de un nuevo Estado es más normal que radical.

Sí, seguro. Me refiero a que hay una frustración generalizada por el hecho de que al otro lado hay un gobierno que es incapaz de escuchar y entender lo que se está pidiendo. Pero esto no convierte a la independencia en la mejor herramienta, a mi juicio.

Pablo Iglesias ha sellado últimamente muchos acuerdos con sus socios tradicionales. ¿Teme que les acabe robando a sus interlocutores mientras que a usted le cierra las puertas?

No, la política no se caracteriza por ser un mercado de fichajes ni una serie de alianzas tácticas, es algo mucho más importante que este tipo de relaciones de naturaleza bastante artificial.

Pero lo cierto es que Podemos y ICV-EUiA irán juntos el 27-S y que ya hay acuerdo para compartir grupo propio en el Congreso, incluso con EUiA.

Estamos en un momento político en el que nos disputamos un nuevo orden social. No nos disputamos solo las próximas elecciones sino las próximas generaciones, por tanto se va delimitar y definir una forma de vivir en las próximas décadas. Por todo ello, entendemos que es necesaria una candidatura unitaria, de unión popular, donde no sobra absolutamente nadie, menos todavía la experiencia de IU.

Pero Iglesias no quiere. Lo ha dicho de todas las formas posibles, incluso a veces con sorna.

Pero una cosa es lo que diga él y otra lo que finalmente suceda. No podemos compartir la estrategia del compañero Pablo Iglesias, que persigue una unidad popular selectiva por puro tacticismo político. Seleccionando determinados territorios donde se generan, según sus palabras, “singularidades” y en el resto no. Para nosotros no existen sólo “singularidades”, sino territorios con identidades nacionales que se reivindican nación. Reconocemos que la marea gallega la ha de construir el pueblo gallego, de la misma manera que la catalana. No compartimos su estrategia porque vemos elementos tacticistas, y nos interesan más los elementos de sociedad. La unidad popular se ha de hacer desde abajo, de forma participativa, a imagen y semejanza de lo que han sido los mejores procesos del 24-M, entre ellos Barcelona en Comú.

Perdone que le insista. Pero Iglesias ha llegado hablar de IU como “el enano gruñón” y eso ha ofendido a muchos militantes de IU. ¿Hay marcha atrás?

Es una pregunta para él. Nosotros no compartimos ni las formas ni el contenido de muchas de las afirmaciones que ha hecho con respecto a lo que es la tradición de las izquierdas, pero nos ponemos por encima de todo esto. Entendemos que la unidad popular ha de construirse por encima de las siglas, nombres y apellidos, e incluso por encima de las actitudes de los dirigentes, por desafortunadas que sean.

Algunos de los argumentos expuestos desde Podemos son que ICV, a diferencia de IU, sí está dispuesta a dar pasos.

Es imposible aceptar esta afirmación. Nosotros estamos dispuestos a facilitar una candidatura unitaria y para eso no nos importan ni las siglas ni los puestos. Entre los partidos que han destacado por su generosidad en este sentido, sin lugar a duda, está IU. Cayo Lara debe de ser el primer presidente que ha sido sólo diputado durante 4 años y optado por no presentarse otra vez. Esto no lo ha hecho ningún otro partido. Lo que tampoco dejaremos de hacer es presentarnos a primarias. Yo me presenté a unas y si tuviera que presentarme a otras lo haría igualmente.

¿IU necesita esconder las siglas para sobrevivir políticamente?

No, no tenemos ninguna necesidad de esconder nada para lograr un grupo parlamentario propio. Así lo manifiestan las encuestas y así lo hemos demostrado a lo largo de la historia. Si no somos inteligentes políticamente hablando, habrá un grupo parlamentario de Podemos y otro de IU, pero ninguno de los dos impedirá la victoria del bipartidismo. En cambio, si apostamos por una candidatura de unidad popular, será posible que el bipartidismo deje de gobernar.

¿El camino es Ahora en Común?

Puede serlo. Es una iniciativa que surge de forma ciudadana. Los firmantes del manifiesto son gente de las candidaturas unitarias municipales, pero el principal partido representado es Podemos, algunos de IU. Es el resultado del clamor popular que existe tras el 24-M, cuando se constata que en el conjunto del Estado hay muchas ciudades gobernadas por fuerzas de transformación, impensable hace unos años.

¿Admite que han tardado un poco en renovarse?

Hemos iniciado un proceso de renovación con mucha autocrítica. En una estructura tan grande como IU es lógico que haya habido dificultades para adaptarse a sus tiempos. Pero me gustaría recalcar algo. Yo fui diputado en 2011, cuando provenía el 15M y cuando no tenía ningún cargo orgánico. No había ningún otro partido político tan generoso para permitir que de 11 diputados, 8 de IU, uno fuera un chico de 26 años. Sin ninguna vinculación previa con el aparato. Esta generosidad significa que IU es en el fondo un movimiento político y social y no un partido político al uso.

Da la impresión de que solo la emergencia de Podemos es lo que ha despertado su renovación.

Ha habido muchos errores y yo mismo he sido muy crítico y autocrítico. Creo que había poca ambición hasta las europeas, que es el momento en el que se hace un proceso de autocrítica, como resultado de unas elecciones que manifiestan que había un espacio muy amplio de indignación y cuando vemos que Podemos abarca un espacio que nosotros no hemos sido capaces de cubrir. Es entonces cuando iniciamos el proceso de renovación.

Podemos también sale en las fotos con Syriza, cuando ustedes hace años que les tienen como referentes.

Desde un enfoque jurídico, Syriza es una formación que nace de los estatutos de IU, porque es una coalición de izquierdas radical. Algo que aquí llamamos despectivamente sopa de siglas. Su proceso es nítidamente de izquierdas, no abandona la terminología clásica. Pese a que los contextos sean diferentes, se puede concluir que se parece más a IU, porque están en el partido de la Izquierda Europea y Podemos, no.

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