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Ada Colau ignora la crisis de Podemos centrada en la construcción de En Comú

La alcaldesa Ada Colau junto a la diputada Lucía Martín en un acto en Sant Boi

Arturo Puente

La guerra interna que ha emergido entre los dos grandes sectores de Podemos, 'pablistas' y 'errejonistas', con epicentro en el Consejo Ciudadano Autonómico de Madrid, llega solo como un eco desde el exterior a Catalunya, dominio de Ada Colau y sus confluencias en el mapa morado. En Comú, la más potente de las confluencias, ha optado por ponerse de perfil en una batalla que consideran ajena y en la que no tienen nada que ganar. “Es un tema que a En Comú Podem ni le va ni le viene y que, además, parece que se circunscribe a la Comunidad de Madrid”, comentan desde el partido.

La cercanía de los comunes a Íñigo Errejón, mostrada en gestos como la invitación de figuras como Rita Maestre a actos de campaña en Catalunya antes de las generales, no es suficiente para que desde Barcelona se haga ningún tipo gesto de apoyo al número dos. La cúpula de En Comú, siempre celosa de su soberanía dentro de los límites del territorio catalán, considera que es momento de cuidar más que nunca las formas para que sus actos no puedan ser considerados injerencias, en plena construcción de su nuevo partido catalán.

La explosión de las desavenencias internas dentro de Podemos vienen de lejos, pero llegan cuando En Comú está centrado en el proceso de construcción del nuevo partido y con los deberes hechos respecto a la pacificación de las fuerzas que pretenden unir en su nueva marca, principalmente ICV, EUiA y Podem. ICV, considerada la formación con más resistencias a priori ante un proyecto que podría engullirlos, ha dado tregua en el constante marcaje de perfil propio que practicó hasta el principio del verano, para entrar ahora en negociaciones discretas con la cúpula de los comunes. Mientras, la nueva dirección de Podem Catalunya está totalmente en la línea de los planes de Colau.

Fuentes catalanas de Podemos señalan precisamente a la división de la dirección estatal como uno de los factores que más ayudó a que, en el proceso para elegir a la cúpula del partido morado catalán, se impusiera la candidatura de Albano-Dante Fachin. La del vencedor era la candidatura considerada más cercana a Colau y más favorable a la construcción del que llaman “nuevo sujeto político catalán”. Como pasa ahora en la Comunidad de Madrid, también en las primarias de Podem las diferencias entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón afloraron, lanzando cada uno una candidatura diferente, el primero la del senador Óscar Guardingo y el segundo decantándose por la diputada Jéssica Albiach.

Aquellas primarias de finales de julio demostraron que, al menos en Catalunya, estar al lado de Colau da una ventaja extraordinaria ante las bases de Podemos. Con la victoria de Fachin, la cúpula podemita perdió el principal ariete que podía utilizar para intentar modular la relación entre el nuevo espacio y el partido morado catalán: la dirección del segundo.

Pero la llegada del hombre más cercano a Colau a los mandos del aparato de Podem no cambia el esquema negociador tantas veces puesto en práctica. Las conversaciones para formar las diferentes confluencias, tanto Barcelona En Comú como las dos de En Comú Podem han venido llevándose entre Barcelona y Madrid, y esto no ha cambiado en las relativas al nuevo partido. Desde En Comú se muestran confiados en que, independientemente de la batalla madrileña, todos los sectores de Podemos respetan el proceso de confluencia que se está llevando a cabo en Catalunya.

Errejón forja poder en las confluencias

Las primarias de Podem Catalunya dan muchas de las claves para entender la trama de relaciones entre los sectores de Podemos, En Comú Podem y la propia marca catalana de Podem. Durante el proceso de votación de los inscritos, uno de los pactos tácitos entre las candidaturas es que las injerencias “externas” serían las menores posibles. El secretario de organización de Podemos, Pablo Echenique, quiso evitar a toda costa que el apoyo explícito de alguno de los líderes diese ventaja a alguna de las candidaturas, como pasó en Euskadi cuando Errejón se posicionó a favor de la actual secretaria general, Nagua Alba.

Este capítulo ilustra hasta qué punto Errejón cuenta con una de sus principales bazas en el hecho de haber sido el encargado de “hacer partido”, tanto en el aparato estatal como, principalmente, en su relación con las confluencias. El número dos de la formación morada ha sido siempre el interlocutor del aparato catalán, tiene una vieja relación personal con Domènech y es el dirigente madrileño que puede tener la llave para que Podemos acepte la fórmula propuesta por los colauistas para las nuevas siglas catalanas.

Es precisamente en ese último aspecto donde En Comú más necesitará de la alianza estatal. Por problemas logísticos, como la extensión territorial del partido en municipios catalanes donde hasta el momento no hay ni un solo activista que se identifique orgánicamente con En Comú, pero también políticos, como hacer pinza para que ICV se avenga a ceder parte del poder que aún conserva en favor del nuevo “sujeto político”.

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