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Rajoy corteja al lobby del Puente Aéreo en busca de aliados contra el independentismo

Rajoy en el Palacio de Congresos de Catalunya anunciando inversiones

Arturo Puente

La disolución de Unió Democràtica anunciada el pasado viernes no fue solo un acto mercantil. Supuso el punto final del partido que desde la Transición ha sido la voz en los parlamentos del gran empresariado catalán. Duran i Lleida fue durante décadas el mejor embajador del lobby del Puente Aéreo en el Congreso de los Diputados y este legado es hoy un botín preciado para los partidos contrarios a la independencia catalana. Empezando por el PP.

Este martes el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha buscado afianzar su alianza con el gran empresariado presentado las prioridades de su Gobierno en materia de inversión en infraestructuras catalanas. Rajoy es consciente de que el mundo de la gran empresa catalana, en cuya cúspide se encuentra el lobby del Puente Aéreo, no es independentista. Pero también de que ha estado muy molesto con el cerrojazo en la inversión llevado a cabo por el Ejecutivo del PP, especialmente en el Corredor Mediterráneo, elemento clave para la competitividad empresarial.

El lobby del Puente Aéreo es un grupo de grandes empresarios con sede barcelonesa que controlan diversas compañías, algunas de ellas en el Ibex 35. Entre las presencias destacadas del grupo en el acto de Rajoy este martes se han encontrado el presidente de Abertis, Salvador Alemany, el del Grup Godó, Javier Godó, o el de Freixenet, José Luis Bonet. También el madrileño presidente de ACS, Florentino Pérez. Del mismo modo, nombres destacados de las patronales catalanas, como Joaquim Gay de Montellà, de Foment del Treball, el presidente de Cecot, Antoni Abad, o el presidente de la Cambra de Comerç de Barcelona, Miquel Valls.

Ante todos ellos, Rajoy ha destacado dos líneas de su plan ferroviario: las Rodalies –cercanías de Renfe– y el corredor del Mediterráneo. Pese al anuncio en clave económica, el acto ha estado cargado de mensajes políticos con los que Rajoy no ha dudado en reclamar a los empresarios catalanes ayuda contra la inestabilidad política que suponen los planes de independencia de la Generalitat.

Muestra del descontento del gran empresariado son las reivindicaciones que durante los últimos meses han alzado diversas entidades empresariales. La Cambra de Comerç urgió en febrero al Estado a saldar la deuda histórica en infraestructuras con 4.000 millones, exactamente la cantidad anunciada por Rajoy este martes.

También en febrero pasado, empresarios catalanes y valencianos exigieron poner en marcha el corredor del Mediterráneo, por boca de dos personas que no son en absoluto desconocidas en el PP: Josep Piqué, como presidente del Cercle d’Economia, y Vicente Boluda, empresario relacionado con el PP valenciano, como presidente de la Asociación Valenciana de Empresarios.

Son solo dos muestras del tipo de peticiones que hace el gran empresariado con intereses mediterráneos, y es a esas a las que Rajoy ha querido responder de forma contundente este martes con el anuncio de inversiones. Rajoy, que ha basado toda su etapa presidencial en la llamada “estabilidad económica”, considera ahora que el cortejo del Gobierno español al lobby del Puente Aéreo es el trabajo más eficaz que se puede hacer en busca de aliados contra el independentismo.

En enero de 2013 el entonces rey Juan Carlos de Borbón mantuvo una tensa charla con Javier de Godó, conde y propietario de La Vanguardia y su grupo de comunicación, en la que, como reveló este diario, el monarca le exigió que sus medios rebajaran su apoyo al independentismo. En aquel momento las élites españolas estaban convencidas de que la ola soberanista catalana estaba inflada por diarios como La Vanguardia, por CiU y, en general, por la burguesía catalana.

Cuatro años después, CiU no existe y el grupo Godó ha demostrado reiteradamente su rechazo a la vía independentista, igual que lo ha hecho el lobby del Puente Aéreo. En septiembre de 2015, a menos de 10 días de las elecciones en clave plebiscitaria, fueron precisamente La Caixa y el Banco Santander quienes con más entusiasmo impulsaron el comunicado de la patronal bancaria alertando contra la secesión. Pero, pese a que todo eso ha cambiado, la estrategia del Gobierno contra el independentismo continúa siendo la misma: mantener sin queja, en la medida de lo posible, a las élites empresariales catalanes, aislando económicamente al independentismo.

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