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Cinco actos de la Diada para cinco relatos nacionales en disputa

Acto en recuerdo de los 40 años de la Diada del 76 en Sant Boi

Arturo Puente

Reflexionaba Joan Fuster hace 54 años en la introducción de su célebre Nosaltres els valencians sobre la distancia que, a su juicio, separaba el “aquello que somos” –los valencianos– de “aquello que deberíamos de ser”. Algo similar parece ocurrir estos días con los catalanes, solo que en este caso hay divergencias abismales entre unos y otros sobre “aquello que deberíamos de ser”. Un estado independiente, un ente federado, una comunidad que no se preocupe tanto por estas cuestiones, otras o, incluso, todas ellas… En Catalunya parece haberse instalado el consenso sobre el deber de ser algo diferente, mientras el consenso sobre qué se debe ser parece alejarse. 

En esta desavenencia es donde aparece el relato nacional. Y, ¿qué mejor momento para disputarlo que la Diada de Catalunya? Este año, por primera vez, la conmemoración de la caída de Barcelona en manos borbónicas del 11 de septiembre contará con hasta cinco actos políticos fuera del institucional, fruto de las cinco aspiraciones del “aquello que deberíamos de ser” que están en batalla, pero que también se superponen en muchos casos.

Una Diada con más matices que nunca

La ciudad de Sant Boi ha emergido, por partida doble, como escenario de dos de estos actos, mientras que Barcelona albergará otros dos, el tradicional de la izquierda independentista y la gran manifestación convocada por las entidades independentistas, que también tendrán lugar en otras cuatro localidad catalanas. Por último, la localización de Premià del Mar será la ciudad elegida por Ciutadans para celebrar un acto que pretender “despolitizar” la jornada.

La batalla por el relato se abrió este viernes en la localidad de Sant Boi, en un acto en recuerdo de la Diada de 1976, la primera tras la muerte de Franco, a la que acudieron tres de las caras reconocibles de los principales espacios soberanistas de izquierdas. El vicepresidente del Govern y líder de ERC, Oriol Junqueras, la diputada de la CUP, Anna Gabriel, y el recién elegido secretario general de Podem, Albano-Dante Fachin, ensayaron en la localidad del Baix Llobregat posibles fórmulas de unidad de la izquierda favorable a la autodeterminación catalana.

El acto, pese haber puesto nervioso al entorno de la antigua Convergència por verlo como un posible avance del temido tripartito de izquierdas, dejo claro que las diferencias entre las tres formaciones son todavía difíciles de salvar, puesto que en sus intervenciones no faltaron reproches mutuos, discrepancias y, en definitiva, divergencias de fondo sobre el “aquello que deberíamos de ser”.

Tras el del viernes, será este domingo cuando se celebren el resto de actos. Cuatro serán los principales. Por la mañana, En Comú Podem y el entorno de los comunes (Podem, ICV-EUiA, etc) se dará cita de nuevo en Sant Boi, en un acto en el que se esperan a los principales líderes del espacio, entre otros la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, o al diputado de En Comú en el Congreso, Xavier Domènech, y que volverá a revivir la memoria de la Diada del 76, que en este aniversario parece haber resurgido como piedra angular común de las diferentes tradiciones de la izquierda. 

Del catalanismo popular al moderado de la Transición

El de los comunes será un acto que pretende recoger el testigo del catalanismo popular sobre el que pretenden forjar su nuevo partido político. Mas allá de las candidaturas de Colau y Domènech, que han ganado todas las elecciones a las que se han presentado hasta ahora, el espacio intenta construir una identidad política en torno a los valores asentados por la tradición de las luchas obreras de los 70 y 80, que pueda disputar al independentismo el relato nacional en el que éste se ha hecho fuerte durante los últimos años. Partiendo del derecho a decidir, el objetivo último es rescatar un imaginario de estrechamiento de lazos con el resto de España que pueda cambiar el Estado.

Cambiar el Estado –modernizar o regenerar, utilizando su lenguaje– es también el objetivo de Ciutadans, que celebrará en Premià de Mar un acto “festivo y no reivindicativo, como hacen otros”. En el acto participará la jefa de la oposición y líder de los naranjas catalanes, Inés Arrimadas, que en las últimas semanas se ha centrado en demostrar que hacer pactos en el Congreso puede servir para mejorar la vida de los catalanes mucho más que el proceso independentista. Esa fue la razón por la que Arrimadas acudió a la cita con el president Carles Puigdemont con un documento de 15 propuestas que su partido ha impulsado en los fracasados pactos de investidura con PSOE y PP, y sobre los que la Generalitat no tiene competencias.

Ciutadans es el tercer actor en liza en la batalla por el relato nacional catalán. De partido de claro tono españolista y centrado en cuestiones minoritarias como la crítica a la inmersión lingüística, en el último tiempo los naranjas han emprendido un viaje hacia el centro en el que intentan resignificar la tradición del catalanismo. A estas alturas, ya no sorprende ver a políticos de Ciutadans reivindicar figuras como el president Josep Tarradellas o, incluso, la actitud pactista del nacionalismo catalán en la Transición. La celebración de la Diada en Premià va en esta misma línea que, hasta ahora, les ha dado importantes éxitos electorales.

Diversidad también en el independentismo

Si no hay sorpresas, será la manifestación independentista convocada por la Assemblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural la que vuelva a ser protagonista de la jornada, por cuarto año consecutivo desde la sorpresiva manifestación de 2012 que empujó a la apertura del proceso soberanista por parte de los agentes políticos. Pero también esta manifestación tendrá este año una diferencia importante respecto a los pasados: por primera vez el llamamiento de las entidades ha sido descentralizado. Así, la manifestación tendrá lugar en cinco ciudades a la vez: Barcelona, Tarragona, Lleida, Salt y Berga.

Las manifestaciones de la Diada, aunque siempre de carácter independentista, tienen matices cada año. Este año los convocantes se han centrado en abrir todo lo posible el imaginario de la marcha apelando a la República catalana como sustrato común en el que se puedan sentir interpelados no solo los independentistas sino también federalistas o confederalistas y, en general, buena parte del conjunto soberanista. Los principales responsables políticos catalanes acudirán a alguno de los cinco puntos de la movilización, entre ellos el president Carles Puigdemont, que será el primer presidente en manifestarse el 11-S por la independencia. Como él, la alcadesa de Barcelona, Ada Colau, la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, además de las caras reconocibles de formaciones como ERC, el PCD –antes CDC–, En Comú, CUP o Podem. 

Y, sin salir del independentismo, también la esquerra independentista celebrará su propia marcha, como viene haciendo tradicionalmente hace décadas. La CUP y organizaciones políticas, sociales y sindicales vinculadas a ella saldrán a las 18.30h desde la plaza Urquinaona de Barcelona hasta la plaza del Born. Esta marcha sigue la estela de las manifestaciones netamente independentistas de los 70 y 80, impulsadas por organizaciones como el PSAN, el MDT y otras.   

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