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El batacazo de Convergència el 20D vuelve a poner en cuestión la investidura de Mas

Artur Mas, tras votar este domingo en la escuela Infant Jesús en Barcelona

Arturo Puente

Con el Paralment hibernando desde hace más de 40 días y en medio de la negociación entre Junts pel Sí y la CUP para la investidura, el resultado de las elecciones generales de este domingo ha funcionado como revulsivo, agitando el independentismo. El estrepitoso fracaso de la apuesta de Convergència, DiL, que ni siquiera podrá formar grupo propio en la Cámara, y el 'sorpaso' de ERC sobre ellos ha llevado a la CUP a emitir un comunicado en el que vuelve a apostar por el cambio de candidato a la presidencia.

La CUP considera que “ante los buenos resultados de las formaciones de izquierdas y progresistas independentistas y autodeterministas”, Junts pel Sí debería ofrecer “una presidencia alternativa que pueda generar un amplio consenso y también mejorar la propuesta en relación a plan de choque”. El comunicado de la formación anticapitalista es explícito al recordar que DiL se ha quedado en la mitad de su representación, lo que contrasta con En Comú Podem, “una fuerza que ha defendido claramente la necesidad de un referéndum”, recuerdan.

Esta ha sido la apuesta de la CUP desde el día siguiente a las elecciones del 27S y desde sectores de Convergència con frecuencia se les ha acusado de dilatar las conversaciones precisamente para llegar al 20D, demostrando así la debilidad electoral de la derecha independentista, que gracias a su pacto con ERC para formar Junts pel Sí ha blindado a Mas como único candidato posible a la presidencia.

Convergència no se da por aludida

La posibilidad de un 'sorpaso' de ERC que hiciera a Junts pel Sí cambiar de candidato ha salido en diversas ocasiones durante la campaña, aunque todos los actores han negado que esta opción se contemplara. La misma posición ha mantenido este lunes el cabeza de lista de DiL, Francesc Homs, quien ha reprochado a la CUP que quiera condicionar la negociación a los resultados. Según ha explicado, espera que lo que resuelva la investidura “no sea otra cosa que lo que hay en el Parlament”.

Con CDC en proceso de refundación, del que DiL se lanzaba como proyecto piloto de la nueva organización que Mas quiere construir a lo largo de 2016, el resultado del 20D solo confirmaría la tendencia a la baja que CDC viene sufriendo desde 2012, y que ha sido precisamente lo que les empujó a la alianza con ERC. Con este mal escenario, desde la dirección de Convergència la apuesta por Mas es clara. Le consideran la única persona con suficiente peso social como para aguantar los menguantes apoyos a lo largo del país y, a la vez, mantener cohesionado al partido hasta su refundación.

Otra cosa es la reacción de los diferentes sectores a un correctivo inédito como el recibido el domingo pasado. La corriente de la vieja guardia, a la que pertenece el núcleo duro de los actuales consellers en funciones, ya amagó con rebelarse después del 27S, al considerar que Mas estaba cediendo demasiado en la negociación con la CUP. Las opiniones expresadas por estas baronías han pesado en la campaña de Francesc Homs, que se ha centrado en cargar contra la izquierda independentista, de la que ha llegado a asegurar que quieren “sus votos pero no sus políticas”.

También estos movimientos en el seno de Convergència abrieron una vía que parecía cerrada tras el 27S, como es la de la negociación con el Estado. El candidato de DiL ha vuelto a acariciar esta posibilidad este lunes. “Quedaremos expectantes a si esto se plantea”, ha respondido a la pregunta de si entrarían a negociar un referéndum con el Estado.

La CUP, a la espera de nuevas propuestas

Por parte de la CUP, los resultados de este domingo eran esperados. La izquierda independentista se esforzaba por dar una imagen exterior de cohesión sobre el hecho de investir a Mas hasta el debate del pasado 29 de noviembre, en el que se impuso la opción de continuar buscando candidatos de consenso. Tras aquel debate, la formación viró sobre sus intenciones, no descartando ya acabar invistiendo al líder de CDC. Los diferentes sectores de la candidatura han mostrado diferencias respecto a la estrategia a seguir, y el propio exdiputado David Fernàndez, uno de los referentes más reconocibles del espacio, consideró que debían de facilitar la investidura de Mas.

La decisión final será tomada el próximo domingo en una asamblea en la que la lectura sobre los resultados de las generales estará muy presente. También lo estará la propuesta de pacto de investidura que Junts pel Sí les lanzará a lo largo de esta semana. La candidatura transversal del independentismo pretende convencer a los cupaires con compromisos en materia de inversión social, leyes que avancen hacia la independencia y la apertura de la primera etapa de un proceso de debates que desemboquen en uno constituyente.

El último de los actores, ERC, también se ha mantenido en su posición. “No hay ninguna novedad”, ha zanjado Junqueras sobre la investidura de Mas. Lejos de sacar pecho por los resultados obtenidos, que les han colocado en la segunda posición, los republicanos han perseverado en la actitud de guante de seda con Convergència que ya han mostrado durante la campaña, y se han mostrado abiertos a formar un grupo conjunto en el Congreso con DiL.

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