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7 claves sobre la hoja de ruta independentista firmada por CDC y ERC

Foto del acuerdo entre CDC y ERC para celebrar elecciones el 27 de septiembre

Arturo Puente

Barcelona —

El preacuerdo firmado este lunes por CDC y ERC, además de entidades independentistas como la ANC, Òmnium y la Federación de Municipios por la Independencia, llega después de meses de zozobra sobre el futuro del proceso soberanista. Tras el 9-N los dos principales partidos catalanes han sido incapaces de consensuar los siguientes pasos, con la salvedad de alejar las elecciones hasta el 27 de septiembre. Ahora presentan un documento que, aunque deja fuera al resto de partidos, certifica algunas novedades de la nueva etapa.

1- Es la primera vez que CDC se compromete por escrito con un proceso constituyente y con una declaración de independencia si hay mayoría para ello tras las elecciones del 27 de septiembre. Cierra así por el momento las dudas de que Mas llegase a convocar las elecciones en la fecha pactada con ERC, algo que había sido cuestionado en las últimas semanas incluso por Junqueras, y vuelve a perfilarse como una fuerza comprometida con el proceso independentista.

2- Mas hace movimientos que parecen erráticos, pero no se para en el camino independentista. En su último Consell Nacional CDC optó por no declararse independentista, algo que encendió las alarmas en el movimiento favorable al nuevo estado. Además, tuvo que rebajar sus expectativas respecto a las “estructuras de Estado” en los presupuestos de 2015 por el dictado desfavorable del Consejo de Garantias del Parlament, que aseguró que no eran acordes a la Constitución. Sin embargo la nueva hoja de ruta recoge literalmente el desarrollo de estas estructuras y el compromiso de que el proceso no quede “en ningún caso supeditado a la vigencia jurídica o eventuales impugnaciones”.

Todo ello es, por supuesto, poco más que literatura en un documento. Pero si ERC buscaba la imagen de un Artur Mas que retrocedía y daba marcha atrás después del 9-N, lo que encuentra es una CDC dispuesta a firmar pactos que la comprometen a avanzar en dirección hacia la independencia. Es difícil definir cuánto de lejos está dispuesto a llegar Mas y en qué plazos, pero pese a los rodeos y cambios en el programa siempre logra transmitir una imagen de decisión que amplía el apoyo a su figura entre los independentistas.

3- Certifica un importante encogimiento de los consensos del proceso. El 12 de diciembre de 2013 CiU, ERC, ICV-EUiA y la CUP firmaron el primer gran acuerdo para llevar a cabo el 9-N. La representación de estas fuerzas suponía el 65% de la Cámara. Hoy el pacto ha sido firmado solo por CDC y ERC, lo que estrecha el acuerdo a 58 diputados, es decir, el 43% del Parlament, aunque otras formaciones podrían sumarse al documento. Algo en lo que las entidades independentistas están de acuerdo tras el 9-N es que el independentismo necesita ampliar su base social para poder conseguir una victoria en un hipotético referéndum. En esa clave, que un nuevo acuerdo no sume fuerzas sino que pierda el 22% de apoyos parlamentarios es un muy mal presagio para las posibilidades del proceso soberanista en los próximos 6 meses.

4- Estampar o no la firma antes de las municipales ha sido motivo de debate en CDC. Por un lado, los alcaldes y las fuerzas locales así lo reclamaban. Consideraban que se verían reforzados en la campaña local si podían exhibir el acuerdo sobre una nueva hoja de ruta soberanista. Por otro, algunos sectores eran reacios a ensanchar la brecha con Unió. Los de Duran se desmarcaron de la mesa de partidos que se está negociando el acuerdo para someter a la decisión de las bases su posición respecto a la independencia tras las municipales. Que finalmente CDC haya optado por hacerlo ahora escenifica una apuesta decidida por el electorado independentista y podría alentar nuevos desencuentros con sus socios de Unió.

5- Con este documento es difícil señalar un claro vencedor en la pugna que mantienen CDC y ERC por la hegemonía dentro del soberanismo. Si nos remitimos a las conferencias que tanto Artur Mas como Oriol Junqueras ofrecieron en diciembre pasado, en las que ambos explicaron sus puntos de vista sobre el futuro del Procés, los dos líderes han hecho renuncias pero han conseguido imponer una parte de su programa.

CDC ha ganado 9 meses en el Govern y con estabilidad parlamentaria después de que ERC aprobara sus presupuestos, ha impuesto el calendario a desarrollar tras las elecciones, de otros 18 meses, y ha conseguido que el acuerdo deje la puerta abierta a una eventual oferta del Estado, un plan B que CDC nunca ha llegado a descartar. Por su parte, ERC ha conseguido que se deje de hablar de la lista conjunta y ha logrado el compromiso firmado de CDC con la declaración de independencia y la unilateralidad del proceso siempre que no haya oferta alternativa del Estado.

6- El texto mira a la CUP, que marcó la semana pasada un doble carril no necesariamente ligado entre la independencia y el proceso constituyente. Hay frases literales del ideario de las Candidaturas de Unidad Popular, como cuando asegura que “ejes nacional y social son inseparables”. Además apuesta por la “recuperación del estado social” y la “regeneración democrática”. El plan de la CUP era poder llegar a acuerdos con formaciones no independentistas pero que sí federalistas que apuestan por el proceso constituyente, como Podemos, para avanzar en esa línea. El preacuerdo de CDC y ERC parece admitir esa posibilidad al prever la proclamación del “nuevo Estado o República catalana”.

7- Las entidades, sobre todo la Assemblea, la de más peso, necesitaban un acuerdo de este tipo para conservar la imagen de capacidad de marcar agenda independentista. El desgaste que había supuesto el proceso soberanista por los desencuentros entre partidos habían relegado a las entidades a un segundo plano, mediante el que solo certificaban las posturas de cada uno. El actual preacuerdo no cambia el fondo de eso, pero da un balón de oxígeno a las entidades para poder presentarse como facilitadoras del acuerdo.

Esto es de especial importancia para la Assemblea, que encara el relevo de su cúpula esta primavera con dos corrientes contrapuestas. La primera apuesta por un giro a la izquierda para acercarse a ciudadanos seducidos por la idea de regeneración democrática del Estado español. La otra está más cercana a las posiciones de CDC, favorables a una lista transversal y claramente independentista. El documento presentado este lunes trata también de conciliar esas dos almas y justifica que las entidades den apoyo a candidaturas de los dos partidos en las municipales, una idea que ya sobrevolaba la ANC y Òmnium.

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