El Govern exhibe compromiso independentista ante un otoño centrado en la defensa judicial
Entre el 6 de septiembre y el 27 de octubre el independentismo tiene por delante casi dos meses de aniversarios, con la Diada y el 1 de octubre por medio. Conmemorará hechos importantes y que muy probablemente pasarán a los libros de historia, pero ninguno de ellos es la consecución efectiva de la independencia. De hecho, este otoño será el primero desde el inicio del 'procés' que los independentistas lleguen sin un horizonte temporal ni unos objetivos concretos, y muy centrados en la defensa judicial de sus presos.
Para compensar esta situación y ante la inquietud que esta situación puede generar en parte de sus bases, el Govern se ha lanzado a exhibir compromiso inequívoco con la independencia, comenzando por el president de la Generalitat. Sin ir más lejos, este ha sido su mensaje central en el discurso ofrecido este jueves en la clausura de la Universitat Catalana d'Estiu, celebrada en la Catalunya francesa.
“No nos desviaremos un milímetro de la tarea y la esperanza de hacer real la república”, ha asegurado Torra, que ha marcado “este otoño” como el momento en el que “la esperanza en la libertad tiene que mover al pueblo”. “Esta vez lo conseguiremos”, ha remachado. Con esta exhortación, Torra ha avanzado algunas de las ideas que prepara para la conferencia que tiene previsto pronunciar al inicio del curso político, con la que pretende reenfocar la vía hacia la independencia.
Los estrategas independentistas son conscientes de la necesidad de volver a insuflar en las bases una idea de estar avanzando hacia alguna parte, sobre todo en un momento en el que la movilización antirrepresiva aleja al movimiento de sus postulados maximalistas de ruptura inmediata con el Estado. Por esta razón, para un Govern que estará centrado en las cuestiones judiciales en cuanto la vista oral tenga fecha, no perder comba a la hora de mostrar pedigrí rupturista puede marcar la diferencia entre tener las bases activas y no tenerlas.
Pero, más allá del precalentamiento que pueda hacerse en los meses de septiembre y octubre, trenzar la lucha por los presos con la republicana es una tarea que los líderes del independentismo se toman muy en serio. Varios abogados de las defensas reclaman que el juicio contra los líderes independentistas sea retransmitido por televisión, anunciando una estrategia ofensiva en el proceso. La mayoría de los acusados están conjurados para denunciar el suyo como “juicio político” y, por ello, sin aceptar las posibles ventajas que les concedería un pacto con la Fiscalía.
Esta estrategia defensiva y la forma de enunciarla ha generado un importante revuelo debido a una frase del propio Torra. En una carta dirigida a los socios de la entidad a principios de este mes, el presidente de Òmnium Cultural citó al dirigente comunista Karl Liebknecht, que también se enfrentó a una causa por Alta Traición en el Berlín de 1916, en el que afirmó: “Yo estoy aquí para acusar, no para defenderme”.
Unos días después el president Quim Torra trató de recoger esa misma cita, en el homenaje a los servidores públicos que actuaron en los atentados del 17 de agosto, aunque introdujo una ligera variación. Él aseguró que en el juicio no iban “a defenderse sino a atacar al Estado”, lo que hizo saltar al PP y a Ciudadanos, que incluso reclamaron la suspensión de la autonomía catalana ante lo que consideraron “una amenaza”.
Amenaza o no, la voluntad de los encausados de convertir su juicio en una denuncia contra el Estado es firme. Cuál es el siguiente paso es una cuestión menos unánime entre las diferentes sensibilidades independentistas. Una parte del Govern, la más cercana al binomio Torra-Puigdemont, mantiene la idea de solapar el calendario judicial con el electoral, mientras en ERC se inclinan por la opinión de que hace falta más tiempo para reforzar su posición.
Este debate continúa dándose de forma soterrada entre los partidos pese a que el calendario del juicio, siempre inconcreto, se prevé ahora que se alargue hasta al menos 2019. Un año en el que se celebrarán municipales y europeas, que marcarán el calendario electoral de forma poco favorable al debate del independentismo.