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Junqueras, del mitin a la celda: “Mi caso y el de Laura Borràs son incomparables a ojos de todos los ciudadanos”

Oriol Junqueras, frente a la cárcel de Lledoners

Neus Tomàs

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Esta conversación empieza en Sant Vicenç dels Horts, después de que Oriol Junqueras se haya despedido de su mujer y sus dos hijos, y acaba a las puertas de la cárcel de Lledoners, donde el líder de ERC tiene que dormir de lunes a jueves, en cumplimiento del régimen de semilibertad que la Generalitat le concedió hace dos semanas y que la Fiscalía tiene previsto recurrir. Los cuatro meses anteriores a poder salir de nuevo a la calle fueron duros porque las restricciones impuestas en las cárceles por la pandemia han dejado a los internos todavía más aislados. Junqueras recuerda que entre julio y diciembre en total solo pudo ver a sus dos hijos cuatro horas y media. 

“La cárcel es esto, intenta romper todas las relaciones de los presos con la realidad y con el mundo. Por eso es una mentira descomunal que se diga que el objetivo de la cárcel es la reinserción. El propósito es el castigo, un castigo que imponen a tus hijos o a tus padres. Es mucho más severo contra el hijo que contra el preso”.

Niega que la prisión le haya endurecido el carácter, pese que en algunas de sus intervenciones públicas ha demostrado una contundencia poco habitual en un político de pocos titulares. “La prisión no me ha cambiado, me ha confirmado cosas que ya sabía. La primera es que el mundo es injusto y que si la mayoría de los reclusos estuviesen en una escuela y no allí, sería mejor para ellos y para la sociedad. La segunda es algo que tenía claro desde que escribí un libro sobre la historia de La Modelo y es que lo que no te gastas en escuelas te lo acabas gastando en cárceles”.   

Cada mañana cuando sale de la de Lledoners lleva a sus hijos a la escuela. Como antes. Entre las primeras cosas que hizo cuando regresó a la sede de ERC fue coger el teléfono para llamar a representantes del sector económico, entre ellos a los líderes sindicales. Asegura que no se quejaron del funcionamiento del Govern, algo que sí que han hecho en público durante toda la legislatura y en reiteradas ocasiones, y que estuvieron hablando de cuestiones concretas como el futuro del sector del automóvil. Llamó también a Carles Puigdemont, aunque no entra en detalles sobre la conversación. Además contactó con la candidata de los 'comuns', Jéssica Albiach, y con la de la CUP, Dolors Sabater, que después se acercó a un acto en Badalona para saludarle. 

Hace unos meses todos los sondeos daban por descontada la victoria de ERC. Ahora, sin saber cómo puede afectar la abstención al resultado final, las encuestas vaticinan que los republicanos pelean en un triple empate con PSC y Junts. En Esquerra aseguran que la reaparición de Junqueras ha frenado la curva descendente con la que empezaron la campaña. Ha combinado los mítines con las reuniones para dar instrucciones a todos los cuadros del partido. Primero hizo una videoconferencia con cargos de los ayuntamientos más grandes. Le pidieron que repitiera el encuentro pero ampliándolo a más gente y acabó haciendo otra con 700 representantes repartidos por todo el territorio. La pugna con Junts en algunos municipios es encarnizada. En otros, situados en el área metropolitana, su adversario es un PSC que volverá a teñir de rojo lo que temporalmente ha sido naranja, y unos 'comuns' que, según los sondeos, aguantan mucho mejor de lo que parecía.

Uno de los clásicos en las respuestas de Junqueras es que insiste siempre en que él no habla de los adversarios. Pero en esta campaña y aunque sea dando unos cuantos rodeos hay dos excepciones: Laura Borràs y Salvador Illa.

¿ERC, el partido de les 'mans netes', se puede permitir investir de presidenta o gobernar con una imputada por un presunto caso de corrupción como es Laura Borràs?

Es que las elecciones las ganará ERC y el presidente será Pere Aragonès. Esquerra no tiene ningún candidato ni bajo sospecha de corrupción ni imputado por corrupción. Es más, nunca lo ha tenido. ERC es un partido de 90 años de historia impoluta. 

¿Pero Laura Borràs podría estar en ese Govern?

Estoy convencido de que cada partido actuará según su conciencia y mejor voluntad y lo que digo es que ERC es un partido limpio. 90 años de historia sin corrupción y esto no lo puede decir ningún otro partido del panorama político. Todos aquellos votantes que crean que la honradez y honestidad son valores importantes, que robar al bien común está mal hecho y que la corrupción daña a la sociedad tienen una opción indiscutible y es votar a ERC.

Dijo que si Borràs militase en ERC no hubiese podido ser candidata.

Lo que he dicho es que ERC es un partido con una historia impoluta.

Pero no contesta si Borràs podría estar o no en un Govern presidido por Pere Aragonès.

Entiendo que usted haga las preguntas que considere oportuno hacer y seguro que a usted le parece bien que yo responda lo que considere. 

¿Se enfadó mucho cuando escuchó a Borràs comparar su imputación por fragmentar contratos con su condena por organizar el 1-O ? 

A ojos de todos los ciudadanos son casos incomparables.

Muchos votantes independentistas se preguntan por qué están todo el día peleándose.

ERC es un partido completamente cohesionado y compacto, sin ninguna disputa interna y que no se ha escindido en varios partidos. Si los demás se dividen y presentan varias candidaturas, herederas de otras pasadas, ellos sabrán por qué lo hacen.

Me refería, por ejemplo, a las tensiones en el Govern entre Junts y ERC. 

ERC no se pelea con nadie porque tenemos otro trabajo y es sacar este país adelante. Si otras formaciones creen que es mejor dedicarse a sus peleas internas o a intentar pelearse con nosotros, ellos sabrán.

Esquerra no tiene, y nunca ha tenido, ningún candidato imputado por corrupción

Una conversación con un dirigente independentista no puede escaparse del porcentaje que aparece siempre en toda campaña, el debate recurrente de qué pasaría si el independentismo superase el 50% de los votos pese a que tanto el PSOE como el PP ya les han dicho en multitud de ocasiones que no aceptarán un referéndum, tenga el apoyo que tenga. Esta vez el balón lo ha situado Junts en el campo sin aclarar muy bien que supondría. El líder de ERC considera que superar ese porcentaje sería “relevante” para convencer a la sociedad catalana de la necesidad de buscar una solución a través “de la negociación y el referéndum”. “Serviría también para convencer a una parte de la sociedad española de que la represión es inútil para resolver el futuro de Catalunya a partir de los votos y para dirigirse a la comunidad internacional que nos insiste en la necesidad de disponer de los mejores argumentos y sin duda disponer de más del 50% lo sería”.

Los contactos internacionales, entre ellos el expresidente uruguayo Pepe Mujica o el exlíder del Sinn Fein, Gerry Adams, le han insistido en que no se levanten de la mesa de negociación con el Gobierno central. Una mesa que se ha convertido en motivo de disputa con Junts durante la legislatura y ahora en campaña. Nadie sabe qué futuro tiene porque dependerá de quien gobierne y cuándo. Tanto el PSOE como ERC se han comprometido a reactivarla. Es de las pocas cosas en que socialistas y republicanos parecen estar de acuerdo. 

Insisten en que no van a gobernar con el PSC. ¿Por qué?

Somos totalmente incompatibles. Los socialistas encarnan la defensa de una monarquía caduca, decadente y corrupta mientras que nosotros encarnamos la aspiración legítima a una república. El PSC, como muchos otros partidos, está ampliamente manchado por la corrupción y tenemos ahora ejemplos recientes y contundentes en ciudades tan importantes como L'Hospitalet o la Diputación de Barcelona. Porque el PSC ha dicho que aceptará los votos de Vox mientras ERC es el partido más antifascista de la historia de Catalunya. 

Pero ustedes en Madrid les están ayudando desde fuera. 

No, no, no. 

¿No están ayudándoles?

No. Lo que estamos haciendo es ayudar a los ciudadanos a tener unos presupuestos mejores que los que tenían con el PP. 

Pero no solo les han votado los Presupuestos.

Hemos votado todo aquello que sea bueno para la sociedad. 

¿Si se encontrase con la disyuntiva de configurar un tripartito o tener que ir a una repetición electoral, qué pasaría?

Es que esta posibilidad que menciona no existe en absoluto. Somos proyectos políticos totalmente incompatibles. La prueba de ello es que el PSC siempre que puede busca otros apoyos en Catalunya. Lo ha hecho en el Ayuntamiento de Barcelona pactando con la derecha extrema del señor Valls, igual que los ha buscado en la Diputación de Barcelona. En ERC preferimos estar en la oposición que gobernar con un partido que es absolutamente incompatible con los valores democráticos, antifascistas y de compromiso republicano que nosotros representamos.    

El líder de ERC, que hace un año afirmó que el Gobierno podía meterse el indulto por donde le cupiese (la frase es literal), recuerda que esta es una decisión que compete solo al Ejecutivo y que él sabrá por qué no ha decidido aún qué va a hacer. Añade que su vía sigue siendo la amnistía.

Las polémicas muestras de apoyo de Pablo Iglesias a los presos (más polémicas fuera de Catalunya que dentro) o sus dudas sobre la calidad de la democracia española entran en la carpeta de declaraciones de otros que Junqueras prefiere no comentar. A veces la insistencia sirve de poco y este es un ejemplo. “Solo me siento capacitado para hablar sobre ERC. Sobre lo que los demás digan, sea el señor Iglesias, Sánchez o Casado, no opino”. 

¿Pero, tras escuchar algunas de las cosas que dice Pablo Iglesias o el portavoz en el Congreso, Jaume Asens, considera que les ayuda que Unidas Podemos esté en el Gobierno? 

Lo que yo crea sobre los demás es irrelevante Lo que puedo constatar son hechos. Le voy a poner un ejemplo. Nosotros llevamos mucho más tiempo en la cárcel con un gobierno socialista que con uno del PP. Es un hecho. 

Cerca de la cárcel un pequeño grupo espera cada día la llegada de los presos. Esta vez no se para porque va justo de tiempo. Al llegar al aparcamiento, Jordi Turull ya está subiendo la rampa que conduce a la entrada de la cárcel. Junqueras apura con una última llamada a casa para comprobar que no hay ningún problema sobrevenido. El siguiente en llegar es Quim Forn. A los pocos minutos aparecen Josep Rull y Jordi Cuixart. Suben juntos y se diría que contentos aunque el destino sea una celda. Junqueras espera a Raül Romeva. Ambos entregan sus teléfonos móviles a un colaborador para que los guarde en una bolsa hasta el día siguiente a las 7 de la mañana cuando los recoja de nuevo. Son los últimos y apresuran el paso mientras Romeva tira de ironía para despedirse. “Vamos Oriol, a ver si por llegar tarde nos van a meter en la cárcel”.

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