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Mujer, menor y reclusa: “Empoderarme me ayudará a no repetir errores”

La Tok Tok mira por la ventana del centro de Els Til·lers (Barcelona)

Oriol Solé Altimira

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“Yo he cambiado. Te das cuenta cuando estás fuera y tienes que enfrentarte a tu pasado. Dentro de estos muros no lo ves”. Quien habla es La Tok-Tok (nombre ficticio), una de las menores privadas de libertad que permanece en el centro de Els Til·lers de Mollet del Vallès (Barcelona). Como es viernes y encara la recta final de su condena, está a punto de disfrutar de un permiso de fin de semana. Mañana tiene el cumpleaños de una amiga, y el domingo volverá al centro. “Será todo de 'tranquis'”, dice esta joven que se autodefine como feminista: “Empoderarme como mujer me ayudará a no repetir errores”.

La convicción de La Tok-Tok es compartida por otras jóvenes privadas de libertad del centro. El de Els Til·lers es el primer centro de internamiento de menores que han cometido un delito que cuenta con una unidad pionera para incorporar la visión feminista y el empoderamiento de estas mujeres. El feminismo está hasta en las paredes: las jóvenes han colgado carteles con mensajes de cuentas de Instagram como 'feminismm_' o 'feminista ilustrada'. “De camino a casa quiero ser libre”, reza uno de los mensajes.

La perspectiva de género no se queda en las fotos que cuelgan de la pared. Los talleres y las actividades –tanto individuales como en grupo– en que participan las jóvenes se plantean con perspectiva de género. En uno de los talleres, Txell, la educadora, hace imaginar a las menores que son unas 'influencers' y que reciben un mensaje de una de sus seguidoras en el que les confiesa que su novio no deja que quede con sus amigas ni salir de casa sin él.

“¿Qué le responderíais?”, plantea a las chicas la educadora. La Tok-Tok responde fulminante: “Pues la chavala lo que tiene que hacer es darle puerta”. Pero no todas las menores lo tienen tan claro. Otra de las jóvenes aboga por “esperar a ver si el novio cambia”.

El planteamiento del taller para evitar que las menores caigan en una relación de pareja de dependencia o de control obedece a una razón: las relaciones tóxicas están detrás de hasta un 25% de los delitos cometidos por chicas menores de edad, según datos del departamento de Justicia de la Generalitat. “Decían que las querían pero en realidad sus parejas las han utilizado como instrumento para delinquir”, explica la consellera de Justicia, Ester Capella.

Al margen de tener que soportar a un novio tóxico, otras de las menores han pasado por situaciones de violencia machista, maltrato o traumas que no son capaces de identificar. De los 292 menores internos que hay en Catalunya, solo 16 son chicas. El 75% son de nacionalidad española y están privadas de libertad una media de 230 días por, en su mayoría, delitos de robos o lesiones. Para la mayor parte de mujeres jóvenes el internamiento viene precedido de una vida traumática: un 65% de ellas ha sufrido violencia en su hogar y un 70% ha sido víctima de maltrato infantil. El 82% ha sido consumidora de tóxicos.

Una de estas chicas es Laila, que acaba de cumplir 18 años. “Yo he sido una víctima de mi pareja, he tenido una relación tóxica y en Els Til·lers me han ayudado para poder dejarlo”, relata esta joven, a la que le faltan pocas semanas para dejar de estar internada. Su primer objetivo fuera del centro, agrega, será encontrar trabajo. “Me gustaría que fuera en la hostelería para ser como mi madre”.

Laila no es la única interna que menciona a su madre como referente. Chiwy, que acaba de terminar de escribir en su diario, pone como a ejemplo a su madre entre las personas que ha aprendido a valorar durante su internamiento. “Para mi el trabajo que hacía mi madre antes no era nada. No le valoraba el levantarse cada día, ir a trabajar y encima después venir a hacer la cena. Antes no lo veía y ahora lo reconozco muchísimo”.

Además del trabajo dentro del centro, las jóvenes completan con talleres fuera de Els Til·lers su periodo de internamiento. Chiwy también está haciendo prácticas en hostelería y quiere seguir este camino. Pero La Tok Tok duda entre estudiar enfermería o educación social. Mientras termina de decidirse, sí tiene clara una cosa: “Hemos tenido una vida difícil y salir del lío en que te has metido no es fácil. Además los hombres siempre han tenido sus derechos sin hacer nada y nosotras fuera de aquí tendremos que luchar por tenerlos”.

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