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Empleada doméstica, mujer y latina: el nuevo perfil del trabajador inmigrante en Catalunya

El perfil de las empleadas domésticas ha cambiado en la última década

Tomeu Ferrer

Barcelona —

La tipología laboral vinculada a la inmigración ha pivotado desde la construcción al trabajo doméstico, del hombre como protagonista principal a la mujer y del Magreb como lugar de origen a los países latinoamericanos. Así se afirma en la memoria de las oficinas del Centre d'Informació de Treballadors Estrangers (CITE), vinculado a Comisiones Obreras, presentada este martes.

Según los datos ofrecidos por la memoria, si antes de la crisis el sector de la construcción era el destino laboral de la mayor parte de las personas extranjeras y los hombres los que trabajaban en él, con la depresión económica el servicio doméstico ha tomado el relevo. Las mujeres, especialmente procedentes de países latinoamericanos son las protagonistas.

En su mayor parte estas mujeres tienen proyecto migratorio propio en lugar de ser reagrupadas, como ocurría antes de la crisis. Todo ello ha supuesto un empeoramiento de las condiciones de trabajo y, por tanto, económicas de los extranjeros, ya que a nadie se le escapa que el trabajo en los hogares es uno de los ámbitos con menos derechos laborales y de una precariedad más acentuada.

Semi esclavitud

Carles Bertran, responsable del CITE, asegura que en el conjunto español podría haber unas 700.00 personas trabajando en el ámbito doméstico, de las que 170.000, un 90% de ellas mujeres, trabajan de manera sumergida y de éstas, un número importante que se ven “obligadas a operar en condiciones de semi esclavitud”.

Bertran puntualiza que los datos aportados por el CITE, un servicio con 32 oficinas abiertas en Catalunya para el asesoramiento de trabajadores extranjeros, “quizás no son extrapolables al conjunto del país”. Sin embargo asegura, por la experiencia de 30 años de funcionamiento del ente, “se acercan a la realidad, y, por lo menos marcan tendencias”.

Uno de los datos destacados de la memoria del centro correspondiente al primer semestre de este año es el aumento de personas que hacen consultas procedentes del área latinoamericana. A pesar de ello Marruecos sigue siendo, con un 14% del total, en el primer país, seguido por Bolivia con un 7,8% de las consultas, Colombia, con un 6,3%, Honduras con un 5,9% y, por primera vez, aparece Venezuela, con un 5,1% de las consultas. En total las personas latinoamericanas superan el 50%, la mayoría de ellas son mujeres.

En relación con caso de las consultas realizadas por personas venezolanas, el CITE ha constatado que en todos los casos afirman no trabajar ni legalmente ni en la economía sumergida. Por todo ello, Bertran aventura la hipótesis de que dichas personas hayan entrado a España con visado turístico y que una vez pasados los tres meses que marca la ley hayan decidido quedarse a la espera de regularizar su situación.

La mayor parte de las consultas atendidas por el centro tienen que ver con la crisis. De éstas, una parte creciente se relaciona con el arraigo social. Ello, según Bertran, muestra que hay un número importante de personas que llevan en el país más de tres años en situación irregular, lo que les permitiría acogerse a dicho procedimiento de regularización.

Globalmente, entre las personas atendidas en el CITE han disminuido las que trabajan. Si en el anterior estudio eran un 48,6%, ahora son un 47,1%. Se ha notado también una disminución del trabajo irregular, que pasa del 55,7% al 55,1%. Una explicación a este fenómeno es que hay un contingente importante de personas que retorna a sus países de origen.

Convenio de la OIT sobre trabajo doméstico

Para los extranjeros, el trabajo irregular afecta especialmente al servicio doméstico, que representa el 44,7% del total, seguido de hostelería, con un 11%, lo que hace pensar que este tipo de trabajo se vincula especialmente con las mujeres. Dada la importancia del sector del trabajo doméstico, CCOO se reafirma en su demanda de que España firme el convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), sobre trabajadores domésticos, que entró en vigor en 2013 y que han ratificado 5 estados de la Unión Europa, (Alemania, Bélgica, Irlanda, Italia y Finlandia), además de Suiza.

En dicho convenio se reconoce la precariedad de las trabajadoras del hogar y los trabajadores domésticos y la necesidad de promover en este sector un trabajo digno. Curiosamente, la reforma legal adoptada por España relativa al trabajo doméstico y vinculada a las cotizaciones sociales ha sido contraproducente porque ha eliminado la figura del fijo discontinuo y ha abocado a muchas personas, especialmente mujeres, al trabajo sumergido.

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