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Alejandro Solalinde: “Sé que en algún momento me van a matar pero no le tengo miedo a la muerte”

FOTO: Amnistía Internacional

Teresa Sánchez Garzón

“No le tengo miedo a la muerte porque para mi la muerte no existe”. El sacerdote Alejandro Solalinde, defensor de los derechos de los migrantes, no teme por su vida aunque es muy consciente que en cualquier momento le pueden asesinar. “Yo tengo claro que me van a matar no solo grupos criminales sino también lo pueden hacer los políticos”. Aún así continua su lucha y dando ejemplo a los jóvenes para que “defiendan los derechos humanos” sin miedo.

A sus 60 años decidió dejar su vida “tranquila” como sacerdote en México y comenzar una vida “itinerante” para ayudar a estas personas. No podía quedarse con los brazos cruzados al comprobar, en primera persona, alguna de las situaciones que atravesaban los migrantes a su paso por México en dirección a Estados Unidos. Amenazado de muerte en numerosas ocasiones por grupos criminales vinculados al tráfico de personas, armas y órganos, lleva casi veinte años dedicado a la defensa de sus derechos.

“En 2007 decidí crear un centro de acogida en Ciudad Ixtepec, Oaxaca, para apoyar a los migrantes tras descubrir el trato que recibían estas personas”. Sin embargo, la apertura de este albergue no fue fácil porque su obispo no quería “bajo ningún concepto” que un sacerdote “desperdiciara” su Pastoral con los migrantes cuando debería atender una parroquia. Sin embargo, y a pesar de que le costó años convencer a su superior decidió dejarlo todo y ayudar a estas personas.

Desde su apertura, el flujo de personas ha sido constante en el albergue de migrantes 'Hermanos en el Camino', llegando a atender a 20.000 migrantes al año. El albergue ofrece asistencia humanitaria brindando alimentos y refugio, apoyo médico, psicológico y asesoría jurídica y legal. Y es que a lo largo de su viaje hacía EEUU muchos son víctimas de asaltos, agresiones físicas y sexuales, abusos de autoridad, extorsiones y secuestros cometidos por parte de bandas y delincuencia organizada, así como por autoridades públicas, policías de los distintos niveles y agentes del Instituto Nacional de Migración.

Por ello, Alejandro Solalinde, es consciente de que los grupos criminales le tienen en su punto de mira porque les “estorba” los negocios que hacen con los migrantes, los secuestros, la trata de personas o las extorsiones, pero además la propia clase política, según el cura mexicano, tampoco está muy cómoda con su presencia. “Yo he denunciado mucho la corrupción del Estado mexicano y se lo he dicho directamente a ellos, y no están acostumbrados a que la gente se lo diga”.

El nominado al Premio Nobel de la Paz no solo ha sido crítico con los grupos criminales o con los políticos también con la propia Iglesia. “Les he echado en cara su falta de profetismo y su comodidad y su abandono en momentos difíciles a las víctimas de violencia que hay en México”. Según Solalinde, las estructuras de la Iglesia católica “son muy tiesas, se han oxidado, se han vuelto residenciales y tienen miedo de caminar porque están muy cómodas”.

El sacedorte mexicano tiene muy claro el papel que tiene que adoptar Europa con los refugiados. “Es un momento muy importante y Europa tiene que buscar un camino nuevo para comprometerse sin miedo y apoyar las causas de los refugiados y migrantes. Están llegando por muchas causas pero son nuestros hermanos y hermanas por lo que hay que recibirlos y no hay que tener miedo”.

En Toledo con Amnistía Internacional

Alejandro Solalinde ha participado durante dos días en Toledo en actos organizados por Amnistía Internacional. El viernes mantuvo un encuentro en la Biblioteca del Alcázar de Toledo con diferentes ONG que trabajan con migrantes y el sábado se ha reunido con activistas de Amnistía.

El objetivo era conocer en directo a uno de los protagonistas de la campaña de Amnistía Internacional Valiente, que pretende poner freno “a la ascendente ola de ataques a los y las defensores de los derechos humanos”. Con este encuentro, Amnistía Internacional ha querido sensibilizar sobre los derechos de las personas migrantes a través del cercano testimonio de uno de sus protagonistas.

Recientemente, Amnistía Internacional llevó a cabo una campaña de firmas en la que 17.000 personas solicitaron a las autoridades mexicanas que otorgasen las garantías necesarias al padre Solalinde y a su equipo, para poder seguir realizando su trabajo de apoyo a los migrantes sin temor a intimidación o ataques.

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